lunes, 23 de octubre de 2006

Esta historia no cuadra, señores

Imagínese la siguiente historia: Detectan que en El Salvador reside el “tercero en el mando” de uno de los poderosos carteles colombianos de droga; un hombre que “era prácticamente el tesorero” nada menos del capo de los capos de la droga, Pablo Escobar Gaviria.

Imagínese además que esto lo dicen no solamente La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy –medios que en este caso no se destacaron por investigación rigurosa, sino por la reproducción irresponsable de fuentes oficiales irresponsables-, sino lo dice (¡literalmente!) el presidente de la República, Elías Antonio Saca. Asistido por su ministro de gobernación, René Figueroa, quien habla de “el señor de las tinieblas”. Y por el Fiscal General de la República, Félix Garrid Safie, quien habla de “uno de los más buscados acusado de tráfico de drogas”.

Imagínese que además detectan que este señor planeaba asesinar al presidente Elías Antonio Saca.
¿Y qué pasa? Lo arrestan y lo deportan. A Honduras, pero en un vuelo a Washington, donde es arrestado por las autoridades de Estados Unidos.

¿Algo de esta historia le parece coherente? – Ni a mi. Es la historia de George Nayor. Si sólo la mitad de esta historia fuera verdad, habría que exigir la renuncia de todos los funcionarios encargados de investigar este tipo de situaciones - y de mantener informado al presidente.
Obviamente no es cierto. No puede ser. Porque –contrario a lo que los funcionarios y sus cajas de resonancia, los periódicos salvadoreños, informaron durante semanas- el mencionado “señor de las tinieblas” vivió, trabajó, mantuvo negocios muy visibles durante muchos años en El Salvador; inauguró plazas públicas y fue fuente importante de El Diario de Hoy.

Hoy sabemos que contra Nayor –así lo vamos a llamar mientras no sepamos quien es realmente- existe una orden de captura de una corte de Miami desde el año 1994. Sin embargo, durante todos este tiempo se pasó de lo más publico en El Salvador. ¿Y ni la embajada norteamericana ni la DEA, ni la Fiscalía, y ni la INTERPOL se dieron cuenta? Muy poco creíble. Pero el pequeño resto de probabilidad que Nayor, según Figueroa “unos de los más buscados por tráfico de drogas”, haya pasado desapercibido en El Salvador durante todos estos años, se esfuma cuando nos enteramos que el mismo Nayor (y bajo este mismo nombre, no bajo uno de sus múltiples identidades falsas que ahora reportan nuestras autoridades) figuró como representante de Triple Canopy en El Salvador, compañía de seguridad norteamericana que reclutaba y mandaba guardias de seguridad a Irak para custodiar instalaciones norteamericanas.
¿Realmente nos quieren hacer creer este cuento? Un cuento que los norteamericanos no investigaron muy de fondo a un señor que les recluta y ofrece mercenarios para que cuiden sus instalaciones en Irak. Con el cual contratan personal de seguridad que antes de ir a Irak tiene que ser entrenado (e investigado) por los mismos norteamericanos, en instalaciones militares en Estados Unidos y Kuwait.

A esta altura, con tantas cortinas de humo difundidas por las autoridades y reproducidas –sin investigación propia, sin ni siquiera cuestionamientos- por El Diario de Hoy y La Prensa Gráfica, es imposible saber qué realmente pasó. Es imposible saber quién es Nayor y para quien trabajaba.

Lo único que podemos hacer –y lo mínimo que debemos hacer si somos periodistas- en este momento es hacer un inventario de todas las incongruencias y contradicciones que rodean este caso.

Empezando con el señor presidente que en entrevista con La Prensa Gráfica habla del autor del plan contra su propia vida “prácticamente tesorero del fallecido Pablo Escobar Gaviria”, pero al mismo tiempo lo nombra como “tercero al mando del cartel de Cali”. Eso es como acusar a alguien de ser el lugarteniente del Viejo Lin y dirigente de la 18.

Siguiendo con el pequeño detalle de la deportación de Nayor. Dice el presidente, literalmente, según El Diario de Hoy del 13 de octubre: “Como gobierno combatimos al narcotráfico, deportamos a gente que comete delito grave”. De veras, ¿es política de El Salvador deportar a los acusados de narcotráfico, en vez de enjuiciarlos? ¿Será política del gobierno Saca deportar a alguien acusado de ser capo de la droga, incluso antes de poder investigarlo bien? ¿Y será política oficial deportar a un sujeto acusado por el señor presidente de haber conspirado a matarlo antes de poder completar la investigación?

La única respuesta lógica es: No. Ningún gobierno hace esto. La única explicación lógica: No hubo tal plan de atentado. Fuentes muy cercanas a Casa Presidencial –que por razones obvias no pueden ser identificadas- indican que, contrario a las declaraciones del mismo presidente, la Oficina de Inteligencia del Estado no tenía ningún reporte sobre el tal atentado con cohetes y el rol de Nayor en esta historia. Parece que fue Gobernación que informó mal al presidente, induciéndole a dar declaraciones no sustentadas sobre el plan de atentado.

Regresemos a la deportación de Nayor. El Diario de Hoy escribe el 13 de octubre: “Garrid Safie (el Fiscal General de la República) explicó que la salida de Nayor se debió estrictamente a motivos migratorios y no a su vinculación a carteles de droga". Pero el mismo Safie, en la misma edición del mismo diario, dos páginas más adelante, explica la deportación de Nayor de otra manera: “El Fiscal sostuvo que actuaron en pleno derecho constitucional ya que se trataba de una persona reclamada por las autoridades de Estados Unidos.”

Claro, esto lo explica de otra manera inexplicable: que para deportar a Nayor a Honduras, lo metieron en un vuelo a Washington DC, donde fue apresado.

Dicho sea de paso: el Diario de Hoy no repara en el hecho que el mismo funcionario, el mismo día, le da dos explicaciones diferentes sobre el mismo hecho.

Como tampoco a los medios les extrañó que el mismo presidente de la República declarara sobre Nayor: “El capturado fue deportado a Estados Unidos por tráfico de drogas y terrorismo”, – cuando la versión oficial es que fue deportado a Honduras, sólo que en el camino –que casualmente pasaba por Washington; pues si, casi todos los caminos llevan a Tegucigalpa-- fue arrestado por los norteamericanos.

Tampoco nuestra prensa reparó en el hecho que la afirmación del presidente Saca –que Nayor está siendo acusado en Miami de terrorismo- ya no aparece en ningún reporte desde Estados Unidos. ¿Otro pequeño lapso de un jefe de Estado, como lo del plan de un atentado contra él, como lo de los informes de la inteligencia del Estado, o como la afirmación de dudable sostenibilidad jurídica de que “deportamos a gente que comete delitos graves”?

Regresemos por un momento a la compañía Triple Canopy. El Diario de Hoy publicó varios reportajes sobre el reclutamiento que esta compañía hace de personal de seguridad para Irak. Entrevistaron a Nayor en noviembre de 2004, como representante de Triple Canopy. En esta nota y otra publicada en Octubre de 2004 informan de la salida a Irak de los guardias privados contratados por Triple Canopy, hablan del entrenamiento: “Cada una de las personas que viaja a Iraq debe de recibir un entrenamiento en los Estados Unidos. La capacitación se realiza en las ciudades de Miami y Houston. (...) Luego viajan a Jordania y Kuwait, desde donde se trasladan a Iraq” (EDH, 29 de nov. 2004). Meses después, el Diario de Hoy reporta sobre el regreso de los mercenarios salvadoreños. Les cuentan de sus aventuras y penas sobre los conflictos laborales con Triple Canopy. (EDH 19 de abril 2005).

Pero ahora que Nayor sale a la luz como capo de la droga y terrorista con planes de matar al presidente, El Diario de Hoy tiene amnesia. El 6 de octubre escribe: “Estuvo entrevistando a militares, policías, enfermeras y médicos, supuestamente para contratarlos y enviarlos a trabajar en Irak. Sin embargo nunca fue comprobado que enviara a algún grupo.” Entonces, los sendos reportajes del Diario de Hoy sobre los mercenarios en Irak, ¿puro invento? O más bien, ahora que Nayor es terrorista y “más buscado” desde 1984 ya no conviene acordar que tuvo tanta visibilidad en El Salvador.

El 5 de octubre de 2006, El Diario de Hoy reporta que “fuentes policiales confirmaron que el sujeto (Nayor) era de tendencia comunista.” Vaya, aun más misteriosos se vuelve el caso. Un comunista reconocido como tal por la policía salvadoreña facilita seguridad privada a las instalaciones de Estados Unios en Irak – y nadie lo investiga. Porque, al investigarlo, se hubieran dado cuenta que era narcotraficante con orden de arresto de una corte en Miami.

Y ni cuando El Diario de Hoy hizo la serie de reportajes sobre las actividades extrañas en El Salvador de Triple Canopy –reportajes que siempre tenían como una de las fuentes principales al comunista, capo del cartel de Cali... perdón Medellín, dueño de un famoso gimnasio frecuentado por la farándula salvadoreña, Nayor- nadie realmente investigó a esta extraña empresa Triple Canopy que se dedica, a nivel mundial, al reclutamiento y alquiler de mercenarios. ¿Quiénes son los socios de Triple Canopy en El Salvador? ¿Qué rol juegan altos militares salvadoreños en esta empresa?

Tampoco lo investigan ahora que Nayor, el representante de esta compañía en el 2004-2005, adquiere tanta fama.

¿O estoy equivocado? ¿Será que ya en 2004 investigaron a Triple Canopy y a Nayor? Sabiendo perfectamente quien era, ¿cuáles eran sus vínculos con el narcotráfico y –quien sabe- con qué agencias norteamericanas? Sólo que de esto nadie quiere hablar. No sería tan extraño. O digamos, no más extraño que todo lo demás en el caso Nayor, su deportación, su conspiración de matar al presidente. Tampoco más extraño que la forma en que las autoridades y los medios (des)informan sobre todo esto.

Cuando en la entrevista de La Prensa Gráfica preguntan al presidente de cuál fue su reacción al conocer del atentado en su contra, Saca contesta: “El pensamiento más grande que tuve es decir: “Este trabajo como presidente está dando resultados”. Si el crimen organizado y el narcotráfico quieren asesinarme, es porque los estamos golpeando.” O, como decía el Don de los Dones en El Padrino: Por más enemigos, más honor...

¿Realmente? Adonde están las cabezas del narcotráfico en El Salvador. En la cárcel no están. ¿Adonde están los criminales de cuello blanco? En las cárceles sólo vemos los hijos de familias pobres. ¿Hay tanta presión sobre el crimen organizado y blanco que se vuelva lógico atentar contra el presidente? ¿Qué es ficción y que es verdad detrás de tantas cortinas de humo?
(Publicado en El Faro)