lunes, 2 de junio de 2008

Cortar el nudo de un solo tajo

Hay una leyenda griega que se ha convertido en sabiduría universal – la leyenda del “nudo gordiano”. En el reino Frigio (en Asia), había un rey llamado Gordio que –antes de morirse- planteó el siguiente oráculo: Dejó atado el yugo a su carro con un nudo muy complicado cuyas puntas quedaron bien escondidas. Quien lograra desatar este nudo, se convertiría en el gobernante de todo el imperio asiático de los persas.

Muchos siglos pasaron sin que nadie lo lograra. El nudo era demasiado complejo. Miles de hombres estudiados y poderosos trataron a entender la hechura del nudo para poder resolverlo y conquistar el imperio. Nadie logró jamás analizar la técnica del nudo.

Cuando Alejandro Magno, rey de Macedonia, en su camino a conquistar Persia llegó a Frigia, lo llevaron al templo donde estaba el nudo del rey Gordio. Alejandro, en vez de estudiar cómo estaba hecho el famoso nudo, sólo tomó su medida, desenvainó su espada y lo partió de un golpe. “Igual da cortar el nudo que desatarlo”, dijo y –así como había predicho el oráculo- conquistó al imperio pérsico.

Desde entonces se utiliza la expresión “complicado como un nudo gordiano” para referirse a una situación de difícil solución o desenlace – una situación que sólo admite soluciones decisivas, rápidas y creativas.

En el pensamiento convencional, cualquier solución creativa –cortar el nudo en vez de tratar de resolverlo- es invalidada por objeciones como estas: Eso no funciona, porque nunca ha funcionado; eso no puede cambiar, porque siempre ha sido así; eso es más complejo...

Me atrevo a reeditar el oráculo del nudo gordiano. ARENA, para definir candidato, estrategia y poder, ha hecho un nudo gordiano. En guanaco esto se llama enchibolarse, enredarse, hacerse bolas. Pero es lo mismo: Hay un nudo complicado que nadie sabe cómo desatarlo. Y ahí mi oráculo: Sólo quien logra resolver el nudo conquistará el poder en el reino de los guanacos.

Siempre existe el método convencional: estudiar el nudo y tratar de desatarlo cuidadosamente para no enredar la cosa aun más. O sea, sin herir a nadie. La otra posibilidad es decir como Alejandro Magno: “Igual da cortar el nudo que desatarlo.”

De hecho, el enredo de ARENA parece complicado, pero no es nada que no se resuelve con un corte certero limpio de alguien que realmente quiere conquistar el poder.

El presidente Saca hubiera podido cortar de un solo tajo el nudo gordiano de ARENA. Muchos esperaban que iba a aprovechar su discurso del cierre de su cuarto año de gestión para hacerlo: “He decidido que en este último año de mi gobierno –año de enfrentamiento a los problemas del costo de la vida- necesito el 100% de la energía, del tiempo, de la concentración de mis colaboradores. En este año decisivo ya ningún miembro del gabinete –incluyendo este servidor- puede trabajar al mismo tiempo en la dirección del partido o en el equipo de campaña.”

El presidente decidió guardar su espada y no usar su poder de manera decisiva y creativa para cortar el nudo. A lo mejor entendió que no le toca a él cortar el nudo sino en el hombre que quiere gobernar. Y según la leyenda griega tiene razón.

(Publicado en El Diario de Hoy, Observatorio Electoral)