sábado, 9 de abril de 2011

Carta al alcalde Norman Quijano

Estimado Norman:

Antes de que te enfermaste, te iba a mandar una carta reclamándote porqué no supiste aprovechar mejor la movida del gobierno de sacar los buses del centro histórico. Bueno, de una parte del centro. Te iba a decir que en vez de quejarte de la improvisación y de la falta de coordinación por parte del gobierno central, les hubieras tomado la palabra y te hubieras puesto a la cabeza de una ofensiva contra el caos urbano.

No te mandé la carta, porque me enteré que te enfermaste. Pero me doy cuenta que vos sos duro de matar, así que aparte de desearte pronta recuperación, te sigo chingando con este tema.

Asumir el rol de víctima, siempre es mala política. Además, ustedes cuando tuvieron el poder presidencial, igual trataron mal a los alcaldes.

Así que yo pienso que perdiste una oportunidad dorada de tomar la ofensiva. Para esto, en vez de denunciar las debilidades del gobierno, las tenías que aprovechar.

Todos sabemos que el gobierno no comenzó el operativo de ordenar las rutas de buses para ayudar a la alcaldía en su esfuerzo de reordenar el centro. Lo hicieron para tapar el vergonzoso hecho que los buseros ya les habían torcido el brazo en el millonario negocio de los subsidios.

La opinión pública decía a gritos: ¿Cómo el presidente les da a estos gángsteres más subsidio, y no les saca nada a cambio?

Además tenían encima la visita de Obama a Catedral, y no podían mostrarle al presidente de Estados Unidos en qué abandono tienen al centro...

La alcaldía tendía que aprovechar la situación presentando un plan más audaz y más integral de limpieza y ordenamiento del centro, y exigiendo al ejecutivo que ponga su parte y deje de poner trabas a la alcaldía. En vez de quejarse, vos hubieras tomado la ofensiva: “Enhorabuena, presidente, bienvenido al plan de rescate de la ciudad. Dieron un paso, y ahora les propongo los pasos necesarios para realmente resolver el problema...”

Desaprovechaste la oportunidad. Te deseo pronta recuperación, porque necesitamos un alcalde fuerte.

Paolo Lüers

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