martes, 24 de mayo de 2011

Carta a mi amigo Dagoberto Reyes

Querido Dago:

así que te mandan al desierto. Eso decimos en Alemania cuando te mandan a la m... Te ‘trasladan’ a la embajada de Qatar, en el desierto de la península arábica...

Pensaba que era broma, hasta que leí el comunicado oficial: “El Ministerio de Relaciones Exteriores informa que el señor Dagoberto Reyes, actualmente contratado en el Consulado de Los Ángeles, California, será transferido a la representación diplomática del país en Qatar, a partir del mes de junio.”

Tal vez la gente no sepa que vos tenés como 20 años de dirigir la Casa de Cultura en Los Angeles, con una plaza adscrita al consulado. Esto tampoco lo sabe el dirigente del FMLN convertido por Funes en cónsul en Los Angeles, Walter Durán. Según él, la que tú tienes en Los Angeles es una “plaza fantasma”, lo que le da todo el derecho de mandarte a la m... – perdón, al desierto.

¡Que interesante que Cancillería traslada plazas fantasmas a otras embajadas! ¿O es invento de Durán? Entonces, ¿cómo es posible que el cónsul diga que vos tenés una plaza fantasma y cancillería diga que te trasladan?

Me parece más la explicación que me dan mis amigos en Los Angeles: Durán se quiere deshacer de vos para poner a algún fiel soldado del partido al cargo de la Casa de Cultura. Porque vos un viejo librepensador, un artista indomable, y no un militante del partido...

Claro que Durán no va a permitir que un ‘súbdito’ de él esté vinculado con una radio que critique el FMLN. Si él está ahí para cuidar los intereses del partido, no de la comunidad guanaca...

¿Y qué vas a hacer, Dago? Vas a ir al desierto para “fortalecer la presencia salvadoreña en Medio Oriente”, como reza el comunicado de Cancillería? ¿Vas a abrir una Casa de Cultura en el desierto arábico promoviendo pupusas, la poesía de Roque Dalton y los cuentos de barro entre los musulmanes?

¿O vas a mandar a la m... (perdón, al desierto) al cónsul y al canciller y seguir haciendo lo que siempre hiciste: encuentro cultural entre California y El Salvador.

Un abrazo de Paolo Lüers

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