miércoles, 29 de enero de 2014

“Amarrémonos todos los pantalones y saquemos este país adelante”: Pablo Durán


Conversaciones con empresarios de Paolo Lüers
II. Pablo Durán, dueño de la panadería Santa Eduvigis
Pablo Durán es el hombre que convirtió Santa Eduvigis en una floreciente empresa panificadora, cuyos productos todos conocemos. La empresa fue creada por su madre, y ella le puso del nombre de Eduvigis de Andechs, porque, según esta señora humilde de Metapán, dicha santa muy venerada en Alemania y Polonia es la patrona del pan de los pobres. Pablo Durán ya entregó la dirección ejecutiva de su empresa familiar a su hijo.
Yo conocí la casa matriz de esta panadería en 1984, cuando mis amigos salvadoreños en Los Ángeles me encargaron semita: "Pero tiene que ser de la Eduvigis en la Modelo". En este mismo lugar donde crecieron los hijos de la fundadora sigue funcionando una de las tiendas y también las oficinas centrales de la empresa, donde realizamos esta entrevista. Hoy Santa Eduvigis exporta semita y otros productos a Estados Unidos e Italia. El 25 % de su producción va para la exportación. Pablo Durán se convirtió en el presidente de la gremial de los exportadores, Coexport.


¿Cómo clasificas tu empresa, Pablo?
Nosotros hemos tenido una transformación de la microempresa a pequeña y de pequeña a mediana empresa. Mi madre empezó hace 58 años una tienda de barrio, luego empezó a hacer pan, una empresita informal. Se formalizó en 1978, se formó una sociedad anónima, en la cual fuimos socios ella y los cuatro hijos; en 2000 nos convertimos en una fábrica y ahora exportamos pan a Estados Unidos e Italia.

¿Sigue siendo una empresa familiar?
Sí, pero ya de tercera generación: Hoy mis hijos y los hijos de mis hermanas son socios y mi hijo es gerente general y yo me quedo de presidente de la sociedad y me dedico a abrir nuevos mercados.
¿Con este tipo de empresas que tú representas, medianas, familiares, tratando de crecer exportando, ¿cuáles han sido sus problemas en los últimos años?
Bueno, originalmente para este tipo de empresas no existió ningún apoyo para su desarrollo. Más bien obstáculos de tramitología, de burocracia... Se creó Coexport, que es una gremial privada, que empezó a apoyar a sus socios a entrar en la exportación. Luego en 2005, en el gobierno de Saca, se creó Foex, el Fondo de Fomento de Exportación. Nos ayudaron con registro de marcas en Estados Unidos, con ferias, etc.

¿El gobierno de Funes mantuvo este apoyo?
Sí, pero ya sólo con fondos propios, antes eran fondos de cooperación. Estamos hablando de solamente 3 millones de dólares anuales para todo el sector productivo. Con esto no se hace nada. De manera que las 2,159 pequeñas y medianas empresas exportadoras, solo logran abarcar el 4 % de las exportaciones. El resto son empresas grandes.
¿La exportación genera empleo, o sólo hace más seguros los empleos existentes?
Mire, la gran empresa exportadora, compite por su tecnología. Pero nosotros, los pequeños, nos basamos en mano de obra. Viste que nuestra fábrica sigue siendo muy artesanal y emplea mucha gente. El gobierno debería tener políticas para ambos sectores, el sector grande para fomentar productividad, y el nuestro para fomentar empleo.
¿Cuáles son las políticas de fomento, no sólo de la exportación, sino del desarrollo productivo de la mediana empresa, que genera la mayoría de empleos en el país, que el gobierno Funes no ha desarrollado, o que ha mal desarrollado?
Al país le ha faltado una visión de desarrollo. Si vos tenés 2,159 pymes exportando, vas a encontrar una diversidad de actividades que está tratando de realizarse muy individualmente. Deberíamos concentrar los esfuerzos, con una sola visión del país, hacía mercados específicos y productos específicos. Necesitamos una política pública que genere una visión conjunta de exportaciones y de desarrollo nacional. No hay una estrategia de desarrollo.
Una vez que se tenga una estrategia de este tipo, habría que asignarle fondos para que tenga impacto...
...y no fondos pequeños. 3 millones de dólares que asigna el gobierno anualmente al desarrollo de 157 mil pymes, eso no es nada. Debe haber una decisión clara de poner recursos financieros y organizacionales, para entre todos tener un enfoque de desarrollo, como lo han tenido los asiáticos. Así como estamos, hay un desgaste, muchas empresas haciendo lo mismo, compitiendo en el mismo mercado con el mismo producto; entonces, los esfuerzos se diluyen.
¿Y la nueva instancia que ha creado el gobierno Funes, el Fondo de Desarrollo Productivo (Fundepro)?
Está bien como mecanismo. Todos recurrimos a Fundepro, toda la empresa pequeña y mediana, no sólo para buscar apoyo para la exportación, sino para el desarrollo de tecnología productiva. El defecto del Fondo es que no permite el acceso para todo el mundo. Para darte un apoyo financiero, te exigen que pongas inversión con capital propio, que muchos no tienen. Entonces, lo que más necesitan el apoyo, no tienen acceso. Esto tiene un impacto negativo en la generación de empleo, porque todo lo que hacemos el sector pyme es artesanal e intensivo de mano de obra. Cualquier política que fomente aumentar la producción, genera proporcionalmente el empleo. Pero esta política no existe.
Y el resultado podría ser a corto plazo, porque no son empleos que requieren una gran capacitación en tecnología...
Depende de cada sector. Por ejemplo, nosotros tenemos problemas para conseguir mano de obra calificada en la industria panificadora. Y no hay una política del estado de invertir en la formación vocacional según un plan estratégico de desarrollo. Urge formar trabajadores y técnicos calificados en los rubros estratégicos que se definan. Pero lamentablemente no están definidos...
¿Qué otros obstáculos hay que el gobierno pone o que no remueve?
Hablemos de la burocracia, la tramitología. Se ha avanzado en los tiempos que requiere montar una empresa. Ya no cuesta más que un mes. El problema viene con los permisos de operación: OPAMSS, Medio Ambiente, Agricultura, Salud, Bomberos... Ahí te puede tomar cuatro meses y aún no pudiste operar. ¿Qué hacen las empresas? Se hacen informales, para no pasar por toda esta burocracia. Debería haber una sólo instancia para todos los permisos, la famosa ventanilla única.
¿Cómo se puede fomentar la formalización de estas empresas?
Flexibilizar los requisitos. Muchas empresas nacen en las casas, es imposible que cumplan desde el principio todos los requisitos de salud, por ejemplo. Las exigencias deberían ser graduales. Otros obstáculos para el desarrollo de las empresas son los servicios. Viste que en mi fabrica no tenemos agua, pagamos diariamente por pipas. Igual el costo de gas propano y energía eléctrica es casi prohibitivo para muchas empresas. No hay una política de Estado de proveer servicios confiables y a precios competitivos.
¿Y el costo que causa la inseguridad?
Este es el factor que realmente te mete en crisis, porque no lo puedes controlar como empresa. Si no tenés agua, pedís una pipa. Te sale caro, pero no te hace crisis de operación. Para la seguridad no hay pipa que puedes pedir. Y esto incluye la seguridad para tus empleados, que viven en zonas inseguras y se transportan de manera insegura. Todo esto causa inestabilidad e incertidumbre, que afectan la empresa. En vez de estar pensando en cómo producir y vender mejor, estás siempre ocupado pensando en otras cosas.
¿Cómo ves el factor psicológico, anímico de la economía? Hay gente que han dejado de creer en el país y su economía, en su capacidad de crecer – y este pesimismo afecta la economía. ¿Tú compartes este pesimismo, o eres de los optimistas que dicen: Con tal que nos cambien las condiciones políticas, vamos a crecer?
En este momento estamos en un punto medio. Queremos ser optimistas e invertir, pero la realidad política nos hace pesimistas y nos causa incertidumbre. La causan los políticos. Viene un partido y te dice: Vamos a cambiar el modelo económico, pero no te dicen cómo. Entonces, se crea incertidumbre y pesimismo. A veces pienso que mejor no veo televisión, ni leo periódicos, porque esto sólo me va a deprimir... Si además el presidente dice una cosa, su partido otra, la Asamblea otra diferente, más crece la incertidumbre. Y si además los canales de comunicación entre gobierno y empresa privada se cierran, estás en la total incertidumbre. Si esto no cambia y si esta incertidumbre se alarga otros cinco años más, llegas a la decepción y la falta de inversión. Si cambia y creamos confianza en vez de incertidumbre, podemos crecer.
¿Qué importancia tiene, para crear confianza, la institucionalidad democrática del país?
Bueno, si llegamos a una situación como en Nicaragua o Venezuela, donde ya no existen instituciones que controlen y limiten el poder del gobierno, solo podrán avanzar y crecer los empresarios que pactan con el gobierno. Ojalá que en El Salvador nunca tengamos que vivir esto. Y esto es lo que está en juego en estas elecciones. Existe el peligro que la única manera de hacer negocio sea cuando el empresario se haga cómplice del gobierno o socio del partido del gobierno. Esto funciona a corto plazo, como en Nicaragua, pero a largo plazo mata la libre empresa.
¿Y esto está en juego en esta elección?
Creo que sí. Para mí, el gobierno tiene que ser el facilitador del quehacer empresarial, no el que controle. Lo que más necesitamos es seguridad jurídica. Saber con claridad cuáles van a hacer las reglas y los planes.
Te lo pregunto de manera directa: ¿Puede o no volver a arrancar nuestra maquinaria productiva y de crecimiento?
En este momento no teneos esta capacidad. El nuevo gobierno tiene que crear las condiciones para que la recuperemos. Primero, dar seguridad jurídica. Segundo, garantizar el respeto a las instituciones democráticas. Tercero, cambiar la relación entre gobierno y empresariado, para poder unir esfuerzos. Mientras no tengamos todo esto, va a crecer más el sector informal, y aumentan la pobreza y la inseguridad.
¿Qué es lo que el próximo gobierno no debe hacer?
No debe seguir confrontando con el sector privado. Este gobierno ha tratado de negociar con unos cuantos empresarios grandes, pero dejando fuera todo el sector pequeño y mediano representado en ANEP y otros gremiales. Esto tiene que terminar. Hay que volver a abrir los canales de comunicación y entendimiento. Y para esto necesitamos a un presidente que es integrador - del gobierno y del país. Se necesita liderazgo.
Hablemos de la parte fiscal.
Necesitamos políticas de inclusión del sector informal en el sistema tributario. Solo 15 mil empresas pagan impuestos, el 90% no paga. Además, si el próximo gobierno no tiene una política de austeridad, vamos a incurrir en más impuestos. Y esto ahogará el crecimiento. Hay que controlar el gasto público.
Si el próximo gobierno hace lo suyo en cuanto a austeridad y control del gasto público, ¿ustedes como empresarios estarían dispuestos a asumir sacrificios también?
El sacrificio que hay que hacer para recuperar la economía tiene que ser de todos: gobierno, trabajadores, empresas. Y la empresa tiene la capacidad y la voluntad. Necesitamos un verdadero pacto fiscal.
Primero definir lo que se necesita hacer y cuánto cuesta. Luego que el gobierno ponga su parte, reduciendo gastos, y las empresas la otra. Las dos partes tienen que cumplir. La reforma fiscal del 2012 los empresarios la cumplieron pagando los impuestos que se pusieron.
El que nunca ha cumplido el compromiso de austeridad es el gobierno. El nuevo gobierno tiene que dar el ejemplo de austeridad y de confiabilidad, cumpliendo su parte. Y así nos amarramos todos los pantalones y sacamos este país adelante. En este sentido, los empresarios sí somos optimistas.

En caso que el próximo gobierno no haga estos cambios sino siga igual o peor que el actual, ¿qué pasaría con la economía?
Si el próximo gobierno sigue con una concepción de regalar a la gente subvenciones, pero sin levantar la economía, va a ser un desastre. No podemos seguir regalando si no producimos más.




(El Diario de Hoy