jueves, 23 de enero de 2014

Carta a los ciudadanos de Ilopango

Estimados amigos:
Felicidades a todos ustedes que viven y trabajan en Ilopango. Ayer tuvieron un aniversario que nadie celebró, pero que tal vez es más importante que otros que se festejan con pompa y música todos los años. Un lunes 22 de enero yo estuve presente cuando frente a su alcaldía se firmó el “pacto por la vida y la paz”. Es más, yo lo firmé como testigo, a la par del alcalde Salvador Ruano, del ministro de Seguridad de entonces, el general David Munguía Payez, de monseñor Fabio Colindres, del pastor Carlos Rivas, de mi amigo Raul Mijango, y de dos representantes de las pandillas locales de Ilopango, uno por la MS13, el otro por el Barrio 18. Todos firmamos aquel día hace un año el compromiso a trabajar para un Ilopango con menos violencia y con más oportunidades.


Es increíble lo que con liderazgo adecuado se puede lograr en un año. Obviamente no se pudo erradicar la violencia, pero sí reducirla. De 117 homicidios en el año 2011, Ilopango ha llegado a 62 en el 2012 y 47 en el 2013. ¿Es retroceso o progreso?
Obviamente no pudimos erradicar de Ilopango el flagelo de las extorsiones. Pero Apulo se quedó libre de extorsiones, con todos sus negocios relacionados al turismo del lago, que da de comer a centenares de familias. Me cosnta que también en Changallo las pandillas han levantado la mayoría de las extorsiones.
Pero en otras partes las extorsiones siguen. También ha habido asesinatos. Cada uno de los 47 homicidios del año pasado es uno demás. Pero es absurdo que algunos quieren responsabilizar de las extorsiones y los homicidios que aun se están cometiendo al proceso de paz que ha logrado reducir estos flagelos. De repente parece que la tregua y los acuerdos locales de paz, como el de Ilopango, son los causantes de los 47 homicidios que todavía no se ha podido prevenir, cuando realmente son los responsables de los 70 homicidios no cometidos en comparación con el año 2011.
Ustedes en Ilopango tienen la suerte de tener a un alcalde con visión, con humanismo – ¡y con huevos! Se ha sentado en una mesa con pandilleros, pastores, empresarios y policías para ver cómo prevenir la violencia, cuando nadie lo quería hacer. Ustedes también tienen la suerte de que en Ilopango hay líderes pandilleros como Marvin y William, quienes tuvieron el coraje de dar la cara por la idea de terminar la guerra entre sus pandillas. Irónicamente, a William, luego de dar en público la cara por la pacificación de Ilopango, lo detuvieron por “asociación ilícita” – pero desde su celda sigue aportando al proceso.
Yo sé que muchos de ustedes aun no logran acostumbrarse a la idea de esta paz que conlleva la reconciliación y convivencia con los pandilleros que tanto daño han hecho a la comunidad. Pero en Ilopango, en comparación a otros lugares, ya hay más gente que entienden que esto es el único camino para terminar con la escalada de violencia.
Felicito a los habitantes de Ilopango, a su alcalde y sus concejales, a los pandilleros que han dado pasos firmes hacia la reconciliación. Felicito a todos ellos por su esfuerzo de rehabilitar sus comunidades, reparando su tejido social, que es la única receta para resolver de raíz el problema de la violencia y delincuencia.
Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)