sábado, 29 de marzo de 2014

Carta a Miguel Huezo Mixco

Choco:
Cuando el otro día presentaste tu libro al público, o sea a esta rara mezcla de personeros que frecuentamos eventos culturales (poetas, aprendices de artistas, pretendientes de directores de arte, plumas de todo tipo, y algunos que simplemente van porque dan bocas y vino), yo fui porque tuve que ir: por nuestra amistad, probada en las más distintas batallas, por lealtad, por solidaridad. No vaya a ser que todos se pongan de acuerdo no ir... aunque este peligro, en el caso tuyo que sabes de mercadeo, no existía realmente...

Fui, pero con miedo. Asumiendo valientemente el peligro de tener que presenciar, otra vez, el lanzamiento de otra novela sobre la guerra que nos cuente lo heroico de unos, la maldad de los otros, la inocencia de los pobres. Por otra parte la gran curiosidad: El Choco no habrá escrito ningún panfleto como ya hay demasiados, donde la denuncia se disfraza de literatura. El Choco es demasiado sofisticado para caer en “la cultura del indio pijiado”, como lo tipificó nuestro amigo común y colega de letras Horacio Castellanos Moya , dándole un nombre común a las canciones lloronas de Silvio Rodríguez y Mercedes Sosa, los cientos de libros y documentales de denuncia, los escritos de Eduardo Galeano, los discursos de Evo Morales, etc. Toda esta cultura que parte del ser humano como víctima...
Cuando vi a Sergio Ramírez y me dijo que iba a presentar el libro, y cuando me di cuenta que el otro ponente, vía Skype, iba a ser Horacio, ya agarré ánimo. esto no iba a ser el típico evento de “memoria histórica”, sino un evento de literatos irreverentes entrenados para la crítica, la ironía, el humor – y que no excluyen de estas prácticas sus propios egos, ni tampoco  cosas tan serias como “la guerra” o “la revolución...”
Y cabal: Una noche amena, llena de humor, sin la seriedad ceremonial de los mediocres. Comentarios inteligentes y autocríticos por parte tuya y de Sergio y Horacio.
¿Y el libro, tu novela? No la terminé todavía, pero no porque sea aburrada, sino simplemente porque no he tenido tiempo. Lo que hasta ahora he leído me encanta. Nada del usual sermón, nada de denuncia, ningún personaje se parece al “Indio pijiado...”
Un poeta choco se mete a la guerrilla. Se pueden imaginar todo lo que le puede pasar. Pero el peligro principal no es la muerte, sino más bien las pequeñas trampas y enredos éticos.
No voy a contar más. Quiero que la gente vaya a una librería y compre el libro: “Camino de hormigas”, de Miguel Huezo Mixco; poeta convertido en propagandista en la Radio Farabundo Martí, luego en fundador (junto con Horacio, Pablito Cerna y este servidor) del semanaria Primera Plana, y ahora funcionario de Naciones Unidas.
Y a vos, Choco, gracias por la grata sorpresa. Qué bueno saber que a las FPL no sólo la han sobrevivido políticos como estos que ahora se aprestan a hacer campamento en Casa Presidencial, sino también poetas (y novelistas) locos como vos. Leyendo tu libro hasta me da ganas (y valor) de escribir uno. Una novela humorística...
Nos vemos en el próximo evento cultural donde regalan bocas y vino, tu camarada Paolo Lüers
(Más!/EDH)