martes, 14 de junio de 2016

Carta a los empresarios: No defiendan salarios de hambre

Estimados amigos:
Francamente, la propuesta de salario mínimo que proponen ustedes es ridícula y torpe. Ridícula, porque mantendrá el salario mínimo debajo del mínimo vital que necesita un trabajador para su subsistencia física. Torpe, porque regala al FMLN una bandera de lucha que tan desesperadamente necesita ante los fracasos de su gobierno.

La gran mayoría de ustedes de todos modos pagan a sus trabajadores mucho más que el salario mínimo. Los que pagan salario mínimo aunque su productividad les permite pagar salarios dignos son explotadores tacaños que no entienden que su empresa, para prosperar, tiene que invertir en su capital humano. Son malos empresarios, no solamente en el sentido ético, sino en el sentido profesional y gerencial. Estas empresas hay que obligarlas a pagar un salario mínimo decente.

Hay otros que pagan salario mínimo porque de hecho sus empresas solo pueden subsistir en base de la explotación de su mano de obra, porque no tienen productividad, no tienen productos buenos o no tienen capacidad empresarial. Estos negocios, o hay que transformarlos en empresas más productivas o competitivas, o hay que cerrarlas. No pueden seguir subsistiendo a costa de una explotación medieval. Suena duro, pero es la realidad de la competencia.

La política de las gremiales empresariales no puede ser mantener un salario mínimo debajo del mínimum vital, sino trabajar-luchar-negociar para que las empresas, cuya existencia depende de salarios de hambre, tengan las oportunidades y los incentivos para convertirse en empresas suficientemente productivas para poder pagar salarios dignos. Dignos significa que garantizan más que la sobrevivencia física de la mano de obra sino su desarrollo humano y su superación educativa.
Todas las empresas, si quieren competir en la economía cada vez más tecnifica y globalizada, necesitarán mano de obra más calificada, más motivada por oportunidades de superación, y que no esté atrapada en la diaria lucho por la supervivencia de sus familias. Si no apostamos a esto, no estamos en nada. No es un imperativo humanista, es un imperativo gerencial para el futuro de sus empresas.

Ninguna familia puede vivir con ingresos como los que prevea la tabla que ahora propone el Consejo del Salario Mínimo, ni siquiera con dos proveedores por núcleo familiar.

Si el sector privado no se convierte en el factor de cambio de esta situación insostenible, el FMLN con populismo asumirá este papel – y el cambio que provocará será contrario a lo que necesita el país y dañino al desarrollo de nuestra economía. Esto no es un peligro hipotético y abstracto, es una amenaza actual y real. Será fatal si la falta de visión y la mezquindad del sector empresarial provea al Frente del combustible para levantar banderas de lucha de clase.

No me pregunten a mi cuál será el salario mínimo racional. Les pido que establezcan una mesa técnica de las gremiales para estudiar el problema y generar propuestas y políticas, que van más allá de definir el salario mínimo, sino que garanticen que las empresas salvadoreñas pueden ser competitivas sin depender de salarios de hambre y de la perpetuación de la pobreza.

Saludos,
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(MAS!/El Diario de Hoy)