sábado, 8 de octubre de 2016

Carta a Gerson Martínez: Clase gratis de refuerzo en historia

Estimado compañero:
Hace unos días apareció un tuit que no lo podía creer. Lo publicó la KL, y decía: “Gerson Martínez llama nietos de Joseph Goebbels a detractores de ARENA que cuestionan obras del FOVIAL.”
Mi reacción: Esto no lo puede haber dicho Gerson. Medardo tal vez puede decir semejante barbaridad, por ignorante. O Sigfrido, por sinvergüenza. ¿Pero el intelectual del Frente, el más culto de sus dirigentes, el poeta, el lector de libros? Imposible.

Pero de repente me fijé que, en vez de desmentir este tuit y corregir su contenido, lo retuiteaste. Quiere decir: confirmaste lo dicho.

Siempre pensaba que vos, igual que yo, te habías convertido en hombre de izquierda desde una comprensión de la profunda inmoralidad y el contenido anti humano del fascismo, esta peste totalitaria que había llevado al mundo al borde de la destrucción en la Segunda Guerra Mundial. Pero para ser antifascista, primero hay que entender el fenómeno.

Quien toma el nombre de Göbbels simplemente como sinónimo de propaganda política, no ha entendido nada. Göbbels no fue simplemente un propagandista, como el brasileño Joao Santana, a quien ustedes trajeron para la campaña del FMLN que convirtió en presidente a Mauricio Funes; o como JJ Rendón, a quien trajo ARENA de Miami para la campaña de Norman Quijano. Estos sí son propagandistas, en el sentido bueno y malo de este oficio. Saben convertir resentimientos en capital político. Saben convertir mentiras en verdades que movilizan masas. Tú sabes de qué estoy hablando, porque has estado al frente de campañas propagandísticas de tu partido…

Pero Göbbels fue otra cosa, otra dimensión del mal. A la par de Hitler y Mussolini, ha sido hombre símbolo del fascismo. Ha sido arquitecto del estado totalitario.


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Es cierto que Göbbels fue ministro de Propaganda de Hitler. Pero a lo contrario de lo que pensás, él fue un mal propagandista. Exitoso propagandista es quien sabe convencer a las masas con el poder de la palabra, del discurso, la imagen – y por supuesto usando la mentira, la manipulación, y activando los peores instintos en los frustrados, resentidos e ignorantes. Joseph Göbbels nunca dominó este arte. Nunca logró convertir al partido de Hitler en mayoría electoral – no, mientras sólo era propagandista del nazismo. El poder de Göbbels sobre a mente de los alemanes surgió, cuando Hitler llegó al poder (sin ganar elecciones, por cierto), y dio a su lugarteniente Göbbels todos los instrumentos del terror.

Göbbels se convirtió en el master absoluto de la opinión pública alemana sólo cuando pudo mandar a asesinar a periodistas, encarcelar a disidentes, quemar periódicos. Su control absoluto no residía en el poder de su propaganda, sino en los bates y fusiles de las hordas de la SA y SS.

Cuando Alemania comenzó a perder la guerra, con los aliados desembarcando en la Bretaña y avanzando desde el Sur de Italia, Hitler nombró a Göbbels el ‘Plenipotenciario del Reich para la Guerra Total’, movilizando a todos los instrumentos de la dictadura, mucho más allá de la propaganda, para convertir a niños en milicianos, a mujeres y en esclavas en las industrias de armamento. Cuando esto no fue suficiente, trajo a los prisioneros de guerra y comenzó a importar millones de esclavos adicionales de los países ocupados.

Es un eufemismo decir que el pecado de Göbbels fue haber mentido y manipulado a las masas, mediante la propaganda. Este hombre fue responsable directo de la muerte de cientos de miles de personas, y de la erradicación, a sangre y fuego, de cualquier forma de libre expresión o crítica.

Con esto, Gerson, estás comparando a los que se toman la libertad de criticar la manera cómo ustedes manejan el FOVIAL. Esto sí es propaganda, pero de la más torpe.

Si requieres de otra clase de refuerzo en historia política, sólo me avisás. Con gusto. Saludos,

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(MAS!/El Diario de Hoy)