jueves, 27 de octubre de 2016

Carta a Rafael Segura y Armando Durán: ¿Quieren provocar una avalancha de juicios?

Estimados señores:
Ustedes dos tienen dos cosas en común: Ambos fueron secuestrados durante la guerra: uno por la guerrilla, y el otro por las fuerzas de seguridad del Estado. Y ambos decidieron exigir un juicio penal contra los respectivos responsables de su secuestro. Ambos fueron de los primeros en aprovechar la suspensión de la amnistía del 1993 y presentaron demandas ante la Fiscalía General.

Según la demanda presentada por el Instituto de Derechos Humanos de la UCA, usted (Rafael Segura) fue capturado y torturado en 1983 por cuerpos seguridad. Junto con el caso suyo, el IDHUCA presentó cuatro casos más, todos de crímenes abominables contra individuos.

Según la entrevista que El Faro le hizo a usted (Armando Durán), fue secuestrado por una unidad del ERP en 1986, y luego de 37 días de cautiverio fue liberado contra el pago de una fuerte suma de rescate.

Ambos casos son representativos para lo que miles de salvadoreños sufrieron durante el conflicto, unos a manos del Estado, otros a manos de la insurgencia. Ambos son víctimas civiles de la guerra que de ambos bandos incluía abusos de poder y violaciones a los derechos humanos, sobre todo de civiles. Ambos tienen pleno derecho de exigir que estos crímenes no se olviden, que no sean negados. Pero tengo seria duda, con todo respeto por su historia, si tienen derecho que su caso particular sea sujeto a juicio y castigo penal. Por que si asumimos que ustedes tienen derecho que la FGR y los tribunales competentes abran su caso particular y lo lleven a juicio, igual derecho tendrían más de cien mil salvadoreños que personalmente o en su familia han sido afectados por secuestros, torturas, asesinatos, expropiaciones, desplazamiento forzoso de su hogares, o por parte de los órganos del Estado, o por paramilitares de derecha, o por unidades de la guerrilla.

Si con las demandas de ustedes se establece como nueva norma jurídica, luego de la suspensión de la amnistía que cada individuo afectado puede provocar una investigación, un juicio y una sentencia en su caso particular, entonces serán miles o decenas de miles de casos que se pueden presentar. Y viendo que esta es la voluntad expresa de varios organismos que se definen como defensoras de derechos humanos (p.ej. IDHUCA), esto es lo que va pasar. Observando una avalancha de demandas a nombre de víctimas del Estado, los afectados por la guerrilla, que hasta ahora han mostrado poca tendencia de judicializar sus casos, van a comenzar a hacerlo, solo para crear equilibrio.

En la situación caótica, que esto crearía en nuestro sistema judicial, lo que se generaría es más confusión y no la verdad. Y un sistema judicial saturado con casos que no puede realmente investigar y juzgar debidamente, produce cualquier cosa, menos justicia.

Así que a ustedes dos (que ya presentaron demandas), pero sobre todo a los decenas de miles de ciudadanos que durante la guerra sufrieron vejámenes parecidos o peores, les pido reflexionar. Con todo respeto por sus historias y su dolor, les pido reflexionar si buscar juicios y castigos penales para los crímenes de los años del conflicto realmente puede aportar a la lucha contra la violencia y la impunidad, que en la actualidad todavía carcomen el tejido social, con 6 mil homicidios al año y un sistema judicial que logra generar justicia en menos del 10 % de estos casos durante décadas, su principal base social.

Estoy convencido que este no es el camino. Saludos,



(MAS!/El Diario de Hoy)

martes, 25 de octubre de 2016

Carta a los trabajadores de Salud: Son tigres de papel, no les tengan miedo

Amigos sindicalistas:
Pensaba que en este país lo había visto todo. Pero la semana pasada llegó el día que vi en televisión una columna de policías antimotines, marcialmente equipados con chalecos, bastones y cascos, tomándose el Hospital Zacamil para disolver una asamblea de enfermeras y médicos, uniformados de batas blancas y armados de estetoscopios. Me habló un amigo, indignado: “Hoy me da pena ser oficial de la PNC. Los antimotines convertidos en antisindicatos, ¿hasta dónde vamos a llegar?”. La única vez anterior que este amigo me había dicho que le daba pena ser policía fue cuando Howard Cotto había dicho en televisión que los policías investigados por la masacre de San Blas solo habían cumplido su deber.

El día siguiente, escuché a Violeta Menjívar, ministra de Salud, decir que al seguir las protestas en los hospitales “pueden haber despidos de acuerdo a la legislación y puede haber disolución de sindicatos”. Tuvo que llegar al despacho ministerial una integrante de la Comisión Política del FMLN para que amenazara a disolver los sindicatos. No recuerdo haber escuchado esta amenaza de boca del ministro de Salud en la época de las ‘huelgas blancas’ en tiempos de Paco Flores. Tampoco me recuerdo haber visto operativos de antimotines contra sindicalistas dentro de los hospitales…

El 6 de marzo 2000, la UMO chocó con sindicalistas del Seguro Social que se habían tomado una avenida capitalina, pero ahora la PNC recibió ordenes de operar contra sindicalistas adentro de un hospital.

Como todos sabemos, el conflicto es sobre el escalafón. Aunque legalmente está obligado, el gobierno del FMLN se niega a pagarlo a los trabajadores de Salud, alegando que no hay fondos. Los trabajadores protestan, reclaman sus derechos, y el gobierno les manda la UMO y hace una amenaza contra algo que en toda su historia ha sido sacrosanto para el FMLN: la libertad sindical. El uso represivo de los cuerpos de Seguridad contra huelgas y la falta de libertad de organización sindical han sido motivo para miles de trabajadores a incorporarse en las filas de la insurgencia en los años 70 y 80. Cuesta creer que sean dirigentes del FMLN quienes como la ministra de Salud y el director general de la PNC, respectivamente, manden antimotines a disolver asambleas sindicales.

Pero hasta ahora, todo ha quedado en gestos machistas y amenazas. Los antimotines no han pasado de algunos empujones a realmente golpear o arrestar a sindicalistas. Y ningún sindicato ha sido disuelto. No es por decencia que este gobierno del FMLN no pasa la raya entre la amenaza y la represión contra los sindicatos. Es por cobardía.

Son tigres de papel, no les tengan miedo. Ustedes tienen la razón, tienen el apoyo de los demás trabajadores del servicio público. Hasta a los policías les da asco recibir órdenes de reprimirlos. Ustedes tienen al FMLN en el peor de los mundos: confrontados con lo que fue, durante décadas, su principal base social.

Si ustedes aprietan con suficiente paciencia y sabiduría, este gobierno va a ceder. Saludos,


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(MAS!/El Diario de Hoy)

sábado, 22 de octubre de 2016

Carta al ministro de Hacienda: ¿Adónde está el dinero

Estimado señor Carlos Cáceres:
Uno de sus predecesores en el cargo de ministro de Hacienda, Manuel Hinds, le hizo una pregunta que debería contestar: “¿Adónde está el dinero?”

Esta pregunta debería convertirse en el centro del debate sobre la crisis fiscal que ahora tiene (pre)ocupado a todo el mundo: los ciudadanos, las mesas de negociaciones entre gobierno y oposición en Casa Presidencial, el Fondo Monetario, la embajadora de Estados Unidos, los talk shows de todas las mañanas y noches.

Manuel Hinds se tomó la molestia de revisar, en el portal del Banco Central de Reserva, los ingresos que entran a su ministerio, y el resultado es sorprendente: Esta ‘emergencia’, que ha llevado al gobierno al punto de no pagar sus obligaciones (FODES, escalafones, proveedores, pensiones a militares, etc.), “no es una crisis que haya surgido porque hubiera habido una caída catastrófica de los ingresos fiscales. Al contrario. Los ingresos de enero a agosto fueron de 3,775.1 millones de dólares, 8 por ciento más altos que los de enero a agosto de 2015, que fueron de 3,484 millones.”

Entonces, si este año le han entrado 291 millones de dólares más que el año pasado; si en 2015 han pagado todas sus obligaciones; y si ahora el dinero no alcanza para pagar las obligaciones del Estado, ¿adónde está este dinero adicional?

Estoy seguro que usted, como guardián de las finanzas públicas, tiene una respuesta satisfactoria, pero la debería dar, antes de que esta situación cause sospechas.

En la mesa fiscal en CAPRES, esta pregunta “¿Adónde está el dinero?” debería ser la primera que se haga (y que se conteste), antes de pensar en préstamos o impuestos adicionales.

Se puede formular esta pregunta central de otra forma: ¿Si la crisis fiscal y la ‘emergencia’ decretada por el mismo presidente no se deben a una merma de ingresos, a qué se deben? ¿Cómo explicar que de repente el gobierno no puede cumplir con su propio presupuesto? Para citar un ejemplo: Los 29 millones del FODES tienen que salir mes a mes del 8% de los ingresos que la ley ordena reservar para este fin. Entonces, si el presidente dice que no hay dinero para cumplir con el rubro FODES en su propio presupuesto, ¿en qué otra cosa han gastado estos 29 millones mensuales supuestamente reservados para honrar esta obligación legal? ¿En algo fuera del presupuesto?

Debe haber una explicación racional y sustentada en cifras. ¿Por qué ustedes no la dan? Parece que el presidente no lo sabe, viéndolo en su última conferencia de prensa o en la reciente cadena nacional – pero usted, como ministro de Hacienda tiene que saber qué hicieron con el dinero. Los 291 millones adicionales que en lo que va del año 2016 han recaudado, en comparación con el 2015 cuando no tuvimos ‘emergencia fiscal’, se traducen en 29 millones mensuales. Otra vez: Adónde está este dinero?

Como ciudadanos no lo podemos saber. Podemos ir al sitio del Banco Central y ver detalladamente cuánto le ha entrado de dinero, pero no podemos chequear en qué lo han gastado. Pero usted tiene los número – y la obligación de sacarnos de esta duda.

En la mesa fiscal, la oposición no debería firmar ningún acuerdo, ni apoyar ningún préstamo, sin antes tener una respuesta satisfactoria sobre esta pregunta: ¿Adónde está el dinero?

Si en una empresa en un año el dinero alcanzó para pagar todas sus obligaciones, y si en el siguiente los ingresos han subido 8%, pero el gerente dice que lastimosamente no puede pagar a los proveedores ni cumplir otras obligaciones, ¿cuál es la primera pregunta que usted, como dueño del negocio, haría a su gerente? Le preguntaría: ¿En qué otra cosa ha gastado el dinero para que ahora estemos en crisis y emergencia con nuestras obligaciones presupuestadas, a pesar de que tuvimos mayores ingresos? ¿O iría usted al banco a pedir un préstamo de emergencia, antes de tener una respuesta satisfactoria de su gerente?

Bueno, usted es nuestro gerente financiero. No me conteste a mi, conteste a la nación. Saludos,


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PD: Gracias, Manuel Hinds, por resumir el problema en una pregunta simple.
 La columna de Manuel Hinds: ¿Adónde?

(MAS!/El Diario de Hoy)
 

viernes, 21 de octubre de 2016

La sequía que causa inundaciones. Un ejercicio en lógica

Demasiadas vidas de policías le ha costado al país la guerra contra las pandillas. Dentro de los miles de muertes que esta guerra cobra al país cada año, las de los policías son las que duelen más a la sociedad.

El Diario de Hoy hizo, en su edición del 18 de octubre, un recuento de cada uno de los 29 policías entre los más de 4 mil homicidios acontecidos entre el 1 de enero y el 2 de septiembre del 2016. Tal vez de esta forma contribuyamos a crear conciencia del precio inaceptable que la sociedad está pagando en esta guerra.

Sin embargo, me toca explicar por qué no estoy de acuerdo con el enfoque que se dio a este homenaje a los policías víctimas de la violencia. En la portada, la nota se anuncia de una manera ambigua: “Tregua precedió matanza de policías”, reza la madera. Es como decir: “Sequía precedió inundaciones”.

Pero al interior del periódico, el titular cambia: “La tregua que aumentó los asesinatos a policías”. Ya no se trata una secuencia en el tiempo, sino de una causalidad: Es por culpa de la tregua que aumentaron los asesinatos a policías.

Es como decir: durante meses de fumigación, se logra bajar la incidencia del dengue. Cuando se deja de fumigar, el dengue se vuelve epidemia. ¿Qué tiene la culpa: la temporada de fumigación, o la suspensión? Imagínense un titular como este: “Campaña de fumigación precede epidemia de dengue…”.

En la nota se reitera la tesis del titular: “Los datos llevan a inferir que las treguas tuvieron como efecto el aumento de policías asesinados”.  Sólo que los datos citados en la nota son falsos: “En 2011 hubo 38 policías asesinados. El 2012 cerró con 40 policías asesinados”.

Según las estadísticas de la misma PNC, los datos son muy diferentes: en el 2009 murieron 18 policías; en el 2010: 18; en el 2011: 17, pero también 12 militares. (En el 2011, la Fuerza Armada había asumido el control periférico de los centros penales, incluyendo la revisión corporal de las esposas, hijas o madres que visitaban a los internos, lo que causó muchos conflictos).

La tregua comenzó a mitad de marzo del 2012. Este año, la cifra de policías asesinados o caídos en combate bajó a 15 (8 de ellos en los tres primeros meses, antes de iniciar la tregua). En el año 2013 son los 14 policías caídos.

A partir de junio del 2013 arrancó la campaña electoral, y el gobierno comenzó a desmarcarse de la tregua y a desmontar el esquema de mediación, que le dio sostenimiento. Y en 2014, con la tregua dada por muerta, el número de policías muertos casi se triplicó, llegando a 39. En el 2015, marcado por la plena implementación de la nueva política de Seguridad del gobierno Sánchez Cerén y su confrontación directa a las pandillas, la cifra de bajas de la policía llegó a 62.

Viendo estos números comparativos del 2009 al 2015, es obvio que durante la tregua no sólo se redujeron los homicidios en general, sino también las cifras de policías víctimas de la delincuencia. La conclusión lógica es: La tregua bajó los homicidios contra policías, y al desmontar el gobierno la tregua en el 2013/14, la cifra de policías aumentó drásticamente.

Esta conclusión -la única lógica que las cifras permiten- es diametralmente contraria a la tesis sostenida en la nota de El Diario de Hoy. Resulta que no es la tregua que aumentó los asesinatos, sino su desmontaje por parte del gobierno del FMLN.

Al gobierno de Sánchez Cerén le conviene que la sociedad acepte su tesis de que fue la tregua que causó el posterior aumento de la violencia, incluyendo las altas cifras de bajas entre los policías. Porque de otra manera el gobierno del FMLN tendría que tomar responsabilidad por la manera irresponsable en que desmontó la tregua y puso a los policías a implementar una guerra de confrontación militar, para la cual no están preparados. Usar la fuerza del orden para acciones de aniquilamiento y de “limpieza social” expone a los policías a riesgos incalculables, sin que el gobierno tenga capacidad de protegerlos. Sin quererlo, notas periodísticas como la mencionada resultan ayudando al gobierno a encubrir sus fracasos.
(El Diario de Hoy)

jueves, 20 de octubre de 2016

Carta a Oscar Martínez: Contra corriente se llega lejos

Estimado Óscar:
En nuestro país, las buenas noticias son demasiado escasas para no resaltarlas. El hecho que la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia de New York otorgó por tercera vez su “Premio Maria Moors Cabot” a un periodista salvadoreño, es una de estas buenas noticias que hay que celebrar. La primera vez el jurado se equivocó:dieron el premio del 1994 a Mauricio Funes.

Equivocarse es humano, y el jurado no estaba solo: 1.354.000 salvadoreños se equivocaron, haciendo a Funes presidente de la República. Resultó mal presidente, lo que nos hubiéramos podido evitar si hubiéramos evaluado con más seriedad su rol de periodista.

El segundo salvadoreño que recibió el “Premio Cabot” fue Carlos Dada, fundador de El Faro, en el año 2011. Lo que premiaron fue la idea (hecha realidad) de fundar contra viento y marea El Faro, un medio digital, independiente, incómodo e investigativo, cuando nadie creía que era factible.

Pero es este tercer premio, el tuyo, que realmente me llena de orgullo. ¿Por qué? Ya lo expuse en la carta que te dediqué cuando la Universidad de Columbia hizo pública la decisión del jurado (Carta a Oscar Martínez: Cuidado, los premios a veces engañan, del 21 de julio 2016).


Lee Bollinger, presidente de la Columbia University (NY) presenta a Oscar Martínez
Lee Bollinger, presidente de la Columbia University (NY) presenta a Oscar Martínez
Pero ahora que vi en Facebook la foto de vos, sentado con tu smoking alquilado en la ceremonia en New York, me hice la pregunta: ¿Por qué esta foto no sale en la portada de nuestros periódicos? Es cierto que hay diferencias en la concepción del periodismo; que existe competencia entre los medios; que nos criticamos mutuamente, pero un premio tan importante para un colega salvadoreño sigue siendo noticia, y también fuente de orgullo para todo el gremio.

Yo que dejé de escribir para El Faro por serias diferencias, luego de que Carlos Dada decidió censurar una de mis columnas, me siento orgulloso del premio que esta semana fuiste a traer a New York. Porque es muestra de que el periodismo salvadoreño está avanzando, y que este avance está siendo reconocido en el mundo. Ninguno de nuestros periódicos, con la indecorosa excepción del CoLatino, ha quedado en el deplorable estado de antes y durante el conflicto armado, cuando censura y autocensura, represión y miedo tenían amarrado y postrado al periodismo nacional.

Aunque a muchos les cuesta reconocerlo: La manera irreverente y a veces controversial en que El Faro ha irrumpido en la escena mediática, que muchos todavía ven como amenaza, es lo contrario: Es un motor más de renovación de toda la prensa salvadoreña.

Y el hecho que el “Premio Cabot” haya caído a vos, Oscar, tiene una gran relevancia: Destaca que El Faro ha logrado convertirse en una escuela de periodismo que ya a esta altura está catapultando a reporteros jóvenes al estrellato internacional. Es una muestra que la irreverencia, la audacia, la independencia, y la rebeldía, combinados con perseverancia, al fin pagan, generan éxito, se vuelven sostenibles.

Sería penoso repetir todo el elogio que te hice en la primera carta,  pero te tengo que decir que admiro la tenacidad con la cual agarras los temas que adoptás y los riesgos que estés dispuesto a correr. No solo riesgos para la vida, sino sobre todo el riesgo de ir contra corriente. Solo los que saben escribir muy bien logran superar este peligro de quedarse encerrado en un nicho alternativo y sin relevancia. Vos lo lograste y el “Premio Cabot” lo certifica.

De los tres salvadoreños que han recibido este premio,
vos sos el que más lo merece. 
Saludos,

44298-firma-paolo 

Posdata: Como generosamente me señala Roberto Valnecia de El Faro, no spn tres sino cinco salvadoreños que ganaron el premio Cabot: en 1944 Jorge Pinto; y en 1960 José Dutriz.

Vea la Carta a Oscar Martínez del 21 julio 2016

(MAS!/El Diario de Hoy)

martes, 18 de octubre de 2016

Carta a Sherman Calvo: Resuelva su conflicto de intereses

Estimado Sherman:
Usted interviene en la vida política del país llevando tres sombreros: la de su agencia de publicidad; la de vocero de los movimientos católicos conservadores que pugnan por la aplicación de doctrinas religiosas en el sistema político y jurídico; y la director de Comunicaciones de ARENA.

Estas funciones no son compatibles. Tal vez sea compatible la de publicista y vocero anti-aborto. Pero ninguna de estas dos funciones es compatible con el cargo de vocero del principal partido de oposición. Es su opción personal y su riesgo empresarial contaminar su agencia de publicidad con su destacado rol en el movimiento contra el aborto. Pero otra cosa es contaminar un partido político, y justo cuando este está en camino de modernizarse, de liberarse de sus vicios históricos, y de prepararse para construir una nueva mayoría capaz de corregir el rumbo del país.

Déjeme ser lo más claro posible: Usted tiene todo el derecho de propagar su posición radical contra cualquier liberalización de la prohibición del aborto. Si para esto quiere poner en línea su nombre como publicista, es su libre decisión. Pero usted ha sido elegido director de comunicación de ARENA. La única forma de asumir este papel sin comprometer a su partido es que usted sepa separar limpiamente este cargo político de sus intereses empresariales como publicista – y de sus intereses como vocero del movimiento católico conservador.

Dentro de ARENA debe haber espacio para un debate sobre la problemática del aborto, sobre todo ahora que Lorena Peña presentó su iniciativa de despenalizar el aborto en casos de violaciones y cuando corre peligro la vida de la madre.

Claro que en este debate cada miembro de ARENA debe tener el derecho de sostener su punto de vista, en pro y en contra de esta reforma. Pero para garantizar que este debate sea libre, los máximos dirigentes deben de abstenerse a imponer sus convicciones personales. Por esto es tan problemático su doble rol de vocero del partido y vocero del movimiento anti-aborto. Constituye un serio conflicto de intereses.

No debe ser vocero de un partido político serio quien se expresa así sobre la tarea de los legisladores : “Como cristianos, debemos adoptar una posición al respecto, no porque sea necesario oponernos al establecimiento de una ley de este tipo, pues sabemos que las leyes no están confeccionadas por hombres espirituales, y rara vez atienden a lo que dice la Palabra de Dios sobre ellas.”

La presencia de un ideólogo fanático como usted en su dirección obliga a ARENA a reflexionar seriamente sobre el carácter laico de su partido (y de nuestro Estado y su orden jurídico). ARENA tiene que decidir si la mayoría social necesaria para cambiar el rumbo del país la quiere construir sobre consensos sobre las libertades que hay que defender y las oportunidades que hay que crear – o sobre divisiones de carácter religioso y sectario. Tiene que decidir si quiere ser el partido de la tolerancia, diversidad e inclusión – o de la división e imposición.

Yo también tengo serias dudas sobre el momento que Lorena Peña escogió para presentar su iniciativa para liberalizar la legislación del aborto. Sospecho que el FMLN está usando este tema para salir de la defensiva en que está metida por el fracaso total de su política fiscal. Pero ojo: La única manera de no caer en la trampa de un gran debate ideológico y divisivo es no aceptarlo. La única forma de evitar que una sociedad, justo cuando se está uniendo en rechazo a las políticas fiscales del FMLN, se divida sobre un tema religioso es no aceptar esta división y apostar 100% a la diversidad y la tolerancia.

Para hacer esto, y así dejar caer en el vacío la maniobra del Frente, lo único que ARENA tiene que hacer es decir: “No tenemos miedo a la disidencia, a la diversidad de opiniones y posiciones religiosas. En ARENA cada militante y diputado es libre de actuar y votar según su conciencia…”

Espero que usted resuelva su conflicto de intereses y no sea obstáculo
para esta solución, que es la única viable para evitar divisiones
en una sociedad que necesita unirse a favor de un cambio de rumbo.
Saludos,
44298-firma-paolo
(MAS/El Diario de Hoy)
 

sábado, 15 de octubre de 2016

Carta a los jurados de los premios Nobel: Guerra y paz, Bob Dylan y Juan Manuel Santos

Distinguidos letrados:
Ustedes tienen el poder de marcar rumbo con los premios que otorgan. Detrás de los premios Nobel, sobre todo de Paz y de Literatura, hay una enorme autoridad ética e intelectual. El peso mundial de los Nobel les da un gran poder a ustedes, quienes año por año escogen entre cientos de personalidades a los mejores. Para nosotros, los mortales, resulta difícil criticar los criterios que aplican. Pero nadie es infalible…

A mi humilde criterio, esta vez acertaron con el Nobel de Literatura, y fallaron con el Nobel de Paz.
El jurado noruego al cargo del Nobel de Paz quería premiar los esfuerzos de los colombianos por superar una estúpida guerra de 52 años y alcanzar la paz. Implacable decisión. Pero no es al presidente Santos a quien tenían que premiar. Pocas veces son los poderosos, los presidentes, que merecen ser premiados. Si ustedes hubieran dado el Nobel de Paz 2016 a las víctimas de las FARC, de los paramilitares y de los excesos represivos de la Fuerza Armada que se unieron para apoyar una paz con justicia y reconciliación, mejor servicio hubieran dado al proceso de paz en Colombia.

Valorar el papel de los políticos como Santos o Uribe es tarea del pueblo colombiano – y este jurado todavía todavía no tiene veredicto. Intervenir con el Nobel de Paz para Santos en la disputa interna de los colombianos sobre el cómo de la paz, no es tarea de ustedes, y compromete el prestigio moral del Nobel, igual como lo hizo su decisión de premiar a Barak Obama.

En cambio, me encanta la decisión sabia que tomó el jurado sueco al dar el Nobel de Literatura a Bob Dylan.

Franz Josef Wagner, el columnista alemán a quien robé la idea de las cartas, escribió en su “Correo de Wagner”:

Querido Bob Dylan: Te escribo escuchando “Blowin’ in the wind”. Lo escuché por primera vez en los años sesenta. Fue una locura: Todos escucharon esta canción. Fue nuestro himno. “Blowin’ in the wind” fue un medio de transporte, nos movilizó, nos transformó. La canción resultó más poderosa que las armas. En los años sesenta reinaba la guerra de Vietnam. Ya era tiempo que Bob Dylan recibiera el Nobel de Literatura. “Blowin’ in the wind” es gran literatura. Literatura no es escribir bonito. ¿Cuántos idiotas no figuran en los ranking de los bestsellers?
Tuve la suerte de estudiar literatura con un gran escritor y maestro, Walter Höllerer, quien fundó en la Universidad Técnica de Berlin el “Instituto del Lenguaje en el Siglo Tecnológico”. Nos puso a analizar, con los métodos de la lingüística y de la ciencia de la literatura, formatos como películas, reportajes, música Rock, comics, telenovelas, películas, spots de televisión – a la par de novelas, poemas, y obras de teatro. En este instituto se prepararon futuros escritores, catedráticos, dramaturgos, editores, periodistas, directores de cine – y Höllerer nos obligó a todos explorar el potencial de todos los formatos de la literatura.

Me tocó escribir, como tesis, un análisis sobre como el nuevo lenguaje combinado de fotografía, música pop, y reportaje de guerra marcó la manera como mi generación, en todo el planeta, procesó la guerra en Vietnam. En esta investigación, Bob Dylan y el fotógrafo Eddie Adams de AP (quien hizo la foto del jefe de la policía de Sur Vietnam ejecutando a un prisionero) jugaron un papel mucho más importante que Jean Paul Sartre, Bertrand Russel y Julio Cortázar con su “Vietnam Tribunal.

Cité estas líneas de Bob Dylan: “There’s the battle outside raging/It’ll soon shake your windows and rattle your walls/For the times they are a-changing/Come mothers and fathers/throughout the land/and don’t criticize/what you can’t understand/your sons and daughters are beyond your command” (“ahí fuera está rabiando la batalla/pronto sacudirá sus ventanas/y hará temblar sus muros/porque los tiempos están cambiando/vengan padres y madres/de todo el país/no critiquen lo que no saben entender/sus hijos e hijas están fuera de su control”) – y otros versos de John Lennon, Edwin Starr y Jimmy Hendrix…

Felicidades por la valiente decisión del jurado sueco ampliar el concepto de literatura; y un llamado al jurado noruego que no sigan usando criterios de conveniencia política para otorgar el Nobel de Paz.

Disculpen el atrevimiento, pero los premios Nobel son patrimonio de la humanidad.
Saludos,

44298-firma-paolo

(MAS/El Diario de Hoy)

jueves, 13 de octubre de 2016

Carta a ARENA: Piensen bien con qué fin arrancan con el dialogo

Estimados amigos:
Nuevamente los medios se llenan de llamados al diálogo, a la concertación, a llegar a ‘acuerdos de país’, y a ‘superar la polarización’. Algunos, incluso, hablan de la oportunidad para ‘un acuerdo de paz de segunda generación’. Mucho humo…

Hay una verdad que muchos olvidan: Para que pueda haber acuerdos sostenibles, tiene que estar clara la correlación de fuerzas – porque si no, se negocia sobre ilusiones, pretensiones falsas o apariencias, y no sobre realidades.

Veamos nuestro propia historia: Para que la salida política negociada a la guerra dejara de ser una idea y se convirtiera en un proyecto político viable, primero había que pasar por una medición de fuerzas en noviembre del 1989. La negociación seria comenzó luego de que en noviembre de 1989 se comprobó que ninguno de los dos bandos podía ganar la guerra. El realismo se impuso y abrió el camino a la negociación seria.

Bueno, hoy no estamos en guerra. Pero sí estamos en una polarización tan fuerte que paraliza la política y no permite solucionar los graves problemas del país. Pero esta situación no va a desaparecer con sermones que predican el diálogo.

El FMLN, aunque controla el gobierno, ya no puede gobernar, porque no ha podido (más bien no ha querido) presentar políticas fiscales y rendiciones de cuenta que le permitan obtener el apoyo obligatorio de la mayoría legislativa, mucho menos de la mayoría calificada necesaria para aprobar el endeudamiento que necesitan para cubrir el déficit fiscal. ARENA, con toda razón, no está de acuerdo aprobar el presupuesto y más préstamos, si el FMLN no está dispuesto a cambiar las políticas que generaron la crisis.

Esto no es una polarización irracional. Irracional sería más bien si la oposición se dejara extorsionar y aceptara aprobar préstamos sin que el FMLN esté dispuesto a negociar el cambio de sus políticas.
Lo que el país necesita no es un nuevo acuerdo de paz. El del 1992 era necesario, porque el país no tenía reglas democráticas confiables para dirimir las diferencias. Por esto estalló la guerra, y por esto los Acuerdos de Paz tuvieron que establecer las reglas del juego democrático. Pero hoy tenemos reglas claras, la Constitución reformada en 1992 está aceptada por todos, las elecciones funcionan. Lo que hoy el país necesita es que se defina con claridad la correlación de fuerzas. Sobre esta base se podrá seriamente negociar para llegar a soluciones a las diferentes crisis que padece el país. Antes no tiene sentido, y prometerlo es mentira. Venezuela es otro ejemplo: La única salida que tiene es realizar el referéndum que va a decidir si seguir con el régimen chavista o cambiar radicalmente de rumbo. Mientras el gobierno no acepte este reto, ningún diálogo tiene sentido.

Luego de 7 años de gobiernos del FMLN; luego del colapso del entusiasmo de ‘el cambio’; luego de que el fenómeno Funes haya llegado a su triste final con su fuga a Nicaragua; luego de que ARENA comenzara a salir de la prolongada crisis que le provocaron el populismo y la corrupción de Saca y la pérdida del poder; luego de todo esto no se pueden tomar decisiones políticas de gran trascendencia ni pactar soluciones serias sin antes medir la verdadera correlación de fuerzas entre el FMLN y ARENA – y el respaldo que cualquiera de los dos tiene en la sociedad civil, no sólo en cuanto a votos, sino en cuanto a sinergia que en la sociedad pueda movilizar para recomponer al país, su economía y su convivencia cívica.

Bueno, pero no tenemos elecciones hasta en el 2018 para medir fuerzas. Mientras tanto, FMLN y ARENA van a tener una sola prioridad: ganar en el 2018 y 2019. Y tienen toda la razón: En estas elecciones tiene que definirse el rumbo del país. De estas elecciones tiene que surgir un gobierno fuerte, con un mandato claro.

Pero ojo: Un mandato suficientemente claro sólo va a surgir de un proceso electoral de gran altura, donde la gente realmente podrá optar por propuestas políticas claramente definidos. Generar estas tiene que ser parte de la prioridad de los partidos de aquí al 2019. Por que si no hay claridad sobre las diferentes opciones, tampoco habrá manera que una negociación política tenga éxito.

¿Esto significa que mientras tanto estamos condenados a la paralización y al desastre? No. Nada impide que gobierno y oposición lleguen a acuerdos con el Fondo Monetario para mantener a flote al Estado.

Los diálogos que hoy arrancan entre los dos partidos mayoritarios, para ser realistas y tener sentido, tienen que comenzar a convertirse en la negociación de transición entre el gobierno que ya no puede gobernar y el nuevo gobierno que surja de esta crisis política.

Sólo entendiéndolo así, el di
álogo tendrá sentido. Saludos


44298-firma-paolo

(MAS!/EL DIARIO DE HOY)
 

martes, 11 de octubre de 2016

Carta a los que celebran el cumple del FMLN: La historia no se deja engañar

Estimados compañeros:
Escribo estas líneas el 10 de octubre, a exactamente 36 años de fundarse el FMLN. No como partido, sino como frente común de diferentes organizaciones políticas que mantuvieron su propia personalidad ideológica. Como dice Dagoberto: No comunistas, comunistas y anti comunistas. Es ilustrativa esta definición, pero no me gusta mucho, porque sitúa en el centro del análisis la relación que cada uno tuvo con el comunismo. Contrario a lo que muchos quieren decirnos: el comunismo nunca fue tan importante en el FMLN histórico…

Quienes hoy celebran la fecha, se olvidan a decir que el cumpleañero hace rato se murió. Todavía le desean larga vida y grandes victorias, cuando desde el 1994, teniendo 14 años de vida, estuvo grave, y finalmente dejó de existir en el 2000, cuando Schafik Handal y Salvador Sánchez Cerén unen fuerzas para que una Convención Nacional declare el fin del pluralismo interno en el FMLN. Este día muere el Frente y renace el Partido Comunista, pero con bandera, nombre, leyendas del FMLN guerrillero.

Así que dejó de existir aquel frente plural, al cual yo me incorporé en diciembre del 1980, esta izquierda con diversidad ideológica, con debate permanente entre diferentes tendencias, con espacios para anti-autoritarios, libertarios e incluso para socialdemócratas, socialcristianos y liberales. También se cerraron los espacios a los intelectuales que habían hecho al Frente tan atractivo para los estudiantes y los movimientos de solidaridad, y que le habían dado sustancia y creatividad a sus planteamientos. Fueron sustituidos por cuadros que el Partido Comunista había mandado a estudiar en Mosco, Praga o Cuba para prepararse para la postguerra.

Los que se quedaron con el control del nuevo partido son cuadros del Partido Comunista y de las FPL – y un montón de oportunistas, que se dieron cuenta que la única manera de hacer carrera en el FMLN es adaptarse, alinearse… Y en las basas se quedaron muchos que toda la vida han luchado por esta bandera roja, sobre todo cuando era símbolo de la defensa de la libertad y los derechos humanos. Otros se fueron a rehacer sus vidas familiares y laborales – y al rato ya no encontraron cómo relacionarse, desde su rol de ciudadanos, con este partido de cuadros arrogantes y mandones.

Los principios, sobre los cuales se basó el 10 de octubre la formación del Frente, fueron simples: No hay una izquierda, hay muchas; constituyamos la pluralidad de izquierdas, mantenemos respeto a la diversidad, y acordamos la acción conjunta contra un régimen que irrespetaba los derechos humanos y las libertades de expresión y organización. Esta pluralidad, incluso la competencia creativa entre las diferentes tendencias, dieron al Frente la fuerza para sostener la guerra hasta el punto de que estuviera madura la solución política.

El rompimiento de esta pluralidad, la conversión del Frente en una partido vertical, es su principal debilidad en la postguerra. Por esto, la alternancia que el Frente logró en el 2009, por el desgaste de la derecha, nunca se tradujo en una transformación del país.

Trataron de sustituir el pluralismo orgánico basado en respeto y tolerancia, que ya ellos mismos habían destruido, por una alianza perversa con Mauricio Funes, Carlos Cáceres y Mecafé, Herbert Saca y Guillermo Gallegos, basada en corrupción y engaños. Tuvo que fracasar este tipo de alianza corrupta, pero todavía hay quienes quieren repetirla con Nayib Bukele…

Se puede engañar a la gente, aunque no toda y no todo el tiempo, pero no se puede engañar la historia con cambios postizos. Saludos,


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(MAS!/El Dieario de Hoy)

sábado, 8 de octubre de 2016

Carta a Gerson Martínez: Clase gratis de refuerzo en historia

Estimado compañero:
Hace unos días apareció un tuit que no lo podía creer. Lo publicó la KL, y decía: “Gerson Martínez llama nietos de Joseph Goebbels a detractores de ARENA que cuestionan obras del FOVIAL.”
Mi reacción: Esto no lo puede haber dicho Gerson. Medardo tal vez puede decir semejante barbaridad, por ignorante. O Sigfrido, por sinvergüenza. ¿Pero el intelectual del Frente, el más culto de sus dirigentes, el poeta, el lector de libros? Imposible.

Pero de repente me fijé que, en vez de desmentir este tuit y corregir su contenido, lo retuiteaste. Quiere decir: confirmaste lo dicho.

Siempre pensaba que vos, igual que yo, te habías convertido en hombre de izquierda desde una comprensión de la profunda inmoralidad y el contenido anti humano del fascismo, esta peste totalitaria que había llevado al mundo al borde de la destrucción en la Segunda Guerra Mundial. Pero para ser antifascista, primero hay que entender el fenómeno.

Quien toma el nombre de Göbbels simplemente como sinónimo de propaganda política, no ha entendido nada. Göbbels no fue simplemente un propagandista, como el brasileño Joao Santana, a quien ustedes trajeron para la campaña del FMLN que convirtió en presidente a Mauricio Funes; o como JJ Rendón, a quien trajo ARENA de Miami para la campaña de Norman Quijano. Estos sí son propagandistas, en el sentido bueno y malo de este oficio. Saben convertir resentimientos en capital político. Saben convertir mentiras en verdades que movilizan masas. Tú sabes de qué estoy hablando, porque has estado al frente de campañas propagandísticas de tu partido…

Pero Göbbels fue otra cosa, otra dimensión del mal. A la par de Hitler y Mussolini, ha sido hombre símbolo del fascismo. Ha sido arquitecto del estado totalitario.


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Es cierto que Göbbels fue ministro de Propaganda de Hitler. Pero a lo contrario de lo que pensás, él fue un mal propagandista. Exitoso propagandista es quien sabe convencer a las masas con el poder de la palabra, del discurso, la imagen – y por supuesto usando la mentira, la manipulación, y activando los peores instintos en los frustrados, resentidos e ignorantes. Joseph Göbbels nunca dominó este arte. Nunca logró convertir al partido de Hitler en mayoría electoral – no, mientras sólo era propagandista del nazismo. El poder de Göbbels sobre a mente de los alemanes surgió, cuando Hitler llegó al poder (sin ganar elecciones, por cierto), y dio a su lugarteniente Göbbels todos los instrumentos del terror.

Göbbels se convirtió en el master absoluto de la opinión pública alemana sólo cuando pudo mandar a asesinar a periodistas, encarcelar a disidentes, quemar periódicos. Su control absoluto no residía en el poder de su propaganda, sino en los bates y fusiles de las hordas de la SA y SS.

Cuando Alemania comenzó a perder la guerra, con los aliados desembarcando en la Bretaña y avanzando desde el Sur de Italia, Hitler nombró a Göbbels el ‘Plenipotenciario del Reich para la Guerra Total’, movilizando a todos los instrumentos de la dictadura, mucho más allá de la propaganda, para convertir a niños en milicianos, a mujeres y en esclavas en las industrias de armamento. Cuando esto no fue suficiente, trajo a los prisioneros de guerra y comenzó a importar millones de esclavos adicionales de los países ocupados.

Es un eufemismo decir que el pecado de Göbbels fue haber mentido y manipulado a las masas, mediante la propaganda. Este hombre fue responsable directo de la muerte de cientos de miles de personas, y de la erradicación, a sangre y fuego, de cualquier forma de libre expresión o crítica.

Con esto, Gerson, estás comparando a los que se toman la libertad de criticar la manera cómo ustedes manejan el FOVIAL. Esto sí es propaganda, pero de la más torpe.

Si requieres de otra clase de refuerzo en historia política, sólo me avisás. Con gusto. Saludos,

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(MAS!/El Diario de Hoy)
 



viernes, 7 de octubre de 2016

Columna transversal: Víctimas y víctimas, en El Salvador y Colombia

En el debate sobre la amnistía y su derogación por la Sala de lo Constitucional, muchos hablan de ‘las víctimas’, como si fueran un solo sector determinado de la sociedad, cohesionado, fácil de contraponer a los victimarios. Este es el discurso permanente de las organizaciones de derechos humanos, muchas de ellas ahora trabajando a todo vapor para presentar o reabrir, a nombre de ‘las víctimas’, demandas penales.

No es así. Así como durante la guerra hubo múltiples generadores de violaciones a los derechos humanos, en todo el espectro social y político, existe un universo muy diverso de víctimas.

Víctimas de crímenes de guerra son los mil campesinos masacrados por la Fuerza Armada en El Mozote, pero también los mil campesinos ejecutados como ‘traidores’ por las FPL en San Vicente.

Víctimas son los maestros, estudiantes, sindicalistas y religiosos asesinados o torturados por Escuadrones de la Muerte, igual que los políticos, fiscales, intelectuales, empresarios asesinados por comandos urbanos.

Víctimas son los desaparecidos por los Cuerpos de Seguridad, pero también los secuestrados por la guerrilla – y sus respectivas familias destrozadas.

Víctimas son los que murieron en el atentado a FENASTRAS, pero también los que murieron en el atentado en la Zona Rosa.

Víctima es el padre Ellacuría, pero también el doctor Rodríguez Porth. Caso de una fatal simetría: ambos eliminados por el sector más intransigente del campo opuesto, por el pecado de favorecer una solución negociada al conflicto.

No existen ‘las víctimas’ por otra razón: Tanto entre los víctimas de la Fuerza Armada, como entre los de la guerrilla, y también entre las internas de la izquierda hay quienes piden juicios, quienes piden venganza, y quienes no buscan ninguna de las dos.
No existen ‘las víctimas’. Y nadie que puede arrogarse hablar por todas.
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Cuando en los años 90 se discutió el proyecto de erigir un monumento a las víctimas, algunos propusimos que fuera dedicado a la memoria de todas, no solo las de un lado. Esta idea fue rechazada por las organizaciones de derechos humanos que se arrogaban (y siguen arrogándose) la representación de ‘las víctimas’. Por esto, en el bello muro negro en el Parque Cuscatlán están todos los nombres de los que murieron a manos de la Fuerza Armada, los cuerpos de seguridad y los escuadrones, pero de ninguna de las víctimas a manos de la guerrilla. Y ni un solo nombre de los muertos por pleitos y ‘limpiezas’ internas de la izquierda. Que son las que pocos mencionan.
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Suelo visitar este muro, porque lleva los nombres de muchos amigos. Pero siempre siento algo de vergüenza por los nombres que faltan, por la mezquindad que se expresa en su ausencia. Como si hubiera víctimas buenas y víctimas malas – y por tanto victimarios malos y buenos.

Si en este muro estarían escritos, junto a los nombres de monseñor Romero y los masacrados por el ejército, también los de Roque Dalton, de José Antonio Rodríguez Porth, de Peccorini, de Roberto Poma y de los colaboradores y combatientes de las FPL fusilados por su propios compañeros – me atrevo pensar que tuviéramos un mejor país.

Tal vez nos diéramos cuenta que víctimas y victimarios son mucho más entrelazados que muchos quisieran reconocer – partes de un rompecabezas de miedos, odios, resentimientos, que abarcó a toda la sociedad, transversal a sus divisiones ideológicas.

Ahora, cuando todos nos preguntamos: ¿y hoy qué hacemos con la amnistía derogada y los cientos de casos pendientes?, abandonemos primero el uso arbitrario e ideológico del termino ‘víctimas’. Abandonemos la idea errónea que este es una sociedad dividida entre víctimas y victimarios, entre buenos y malos.

Es interesante observar que en Colombia pasa lo mismo, pero al revés. Toda la discusión sobre justicia y paz, que hizo tan complicada la aceptación de los Acuerdos de Paz con las FARC, se concentró en los crímenes de las FARC. En Colombia todo el debate se concentra en las victimas de las FARC. Pero igual que en El Salvador, los actores de violencia y violaciones a los derechos humanos son múltiples y transversal al espectro político. Nadie en su sano juicio puede decir que las FARC son responsables de los 200 mil muertos y los millones de desplazados. El ejército y los paramilitares tienen que asumir su parte en la cuota de sangre. Muchos colombianos aceptan la impunidad de los militares y de los financistas de los paramilitares, pero se niegan a aceptar una amnistía para los guerrilleros.

Y aquí en El Salvador, muchos aceptan que los dirigentes de la ex guerrilla gozan de amnistía, pero no la quieren conceder a los jefes militares. En mi pueblo, esto se llama hipocresía. Deberíamos cerrar este capítulo y preocuparnos de las víctimas actuales.

(El Diario de Hoy)

martes, 4 de octubre de 2016

Carta a la nueva procuradora de defensa de los Derechos Humanos: Arrancó mal

Estimada licenciada Raquel Caballero:
Dicen que a los nuevos funcionarios públicos hay que observarlos en los primeros días en su cargo, y que sus primeros pasos determinan cómo va a ser su gestión. Bueno, la he observado durante su primera semana, y tengo que decirle: Arrancó mal.

Llaman la atención dos decisiones que tomó al sólo llegar: Primero, despidió a varios de los procuradores adjuntos, sin el debido proceso, y sin ni siquiera pedirles informes y rendición de cuentas y planes de trabajo. Esto es lo que en El Salvador es mala tradición de los alcaldes y ministros que asumen sus cargos; y cada vez que pasó, fue la PDDH que tuvo que intervenir para mediar y para proteger los derechos de los empleados públicos despedidos. Con mucha razón, porque la misión central de la PDDH es proteger a los ciudadanos contra abusos del Estado. ¿Y adónde van a acudir los despedidos en la procudaruría? ¿A usted?


Raquel Caballero de Guevara, nueva titular de la PDDH
Segunda acción suya: Su propuesta de una reforma constitucional para cambiarle el nombre de su institución: Quiere que se convierta en la ‘Defensoría del Pueblo’. Bueno, los nombres de las instituciones quizás no parecen tan importantes, pero cuando una titular, al asumir su cargo, pone en el centro de su primera semana el cambio del nombre de su institución, lo que quiere es cambiar su rumbo. Esto se hizo evidente cuando usted dio un par de entrevistas para explicar esta ocurrencia. Dijo que la PDDH nació en contexto de la transición de guerra a paz, resultado de los Acuerdos de Paz y de la triste historia de sistemáticas violaciones a los derechos humanos por parte del Estado y sus aparatos de seguridad nacional y seguridad pública. La PDDH nació como garante que esto ya no iba a pasar en la postguerra. Hasta ahí, muy bien, procuradora. Pero después usted argumenta: Esta misión ya está cumplida, ya no es el Estado que atenta contra los derechos humanos de sus ciudadanos, por tanto la defensa de los derechos humanos, que siempre es frente al Estado, ya no puede ser el enfoque de la institución.

Es una afirmación atrevida y peligrosa. Y falsa, además. Que esto digan los funcionarios del Ejecutivo, en especial de la rama de seguridad pública, no extraña. ¿Pero la Procuradora de Defensa de los Derechos Humanos? ¿Acaso usted no se ha dado cuenta que la PNC, la dirección de Centro Penales y, en menor escala, la Fuerza Armada todos los días están cometiendo abusos, algunos tan serios como ejecuciones extrajudiciales? ¿Acaso usted no se ha dado cuenta que la Sala de lo Constitucional ha declarado inconstitucional las condiciones de detención en las bartolinas de la PNC y en los penales, ordenando a todas las instituciones del Estado a vigilar y resolver esta situación violatoria a los Derechos Humanos? ¿Acaso usted no se enteró que a partir de las medidas extraordinarias esta situación se ha empeorado aún más? ¿Acaso no sabe que las autoridades de Seguridad, en contra de la orden explícita de la Sala, no han permito al ministerio de Salud ni a la Cruz Roja Internacional que entren a los penales para verificar la situación y proponer soluciones?

Y en esta situación, que muchos no quieren tematizar por la presión de una opinión pública distorsionada, sale usted para decir que está a favor de las medidas extraordinarias; que usted va a trabajar por las víctimas y no por los victimarios; y que aquí superamos la situación histórica donde se necesitan instituciones que velen por los derechos de los ciudadanos frente al Estado.

Usted no ha sido electa funcionaria de seguridad pública, sino de derechos humanos. Para la PDDH, víctimas son todos los que están sujetos a abusos del Estado. Usted quiere presidir una ‘Defensoría del Pueblo’, con un mandato difuso, cuando la Constitución le demanda específicamente intervenir siempre cuando el derecho de un individuo o un grupo está siendo violado por el Estado.

Usted dirige la institución que tiene que velar por todos, y esto incluye a los victimarios, una vez que están en manos de la Policía, de la Fiscalía, de los juzgados o del sistema penitenciario. ¿Acaso no sabe usted que de los 35 mil privados de libertad en bartolinas y penales una tercera parte no ha sido condenada sino que está esperando sus juicios? Sin embargo, igual son sujetos a las condiciones que dictan las medidas extraordinarias…

Mejor no pierda tiempo queriendo cambiar el nombre, y de contrabando la misión constitucional de la PDDH, y comience a trabajar, con independencia, no solo del gobierno y de la FGR, sino también de la opinión pública. La PDDH no es para hacerse popular, sino para hacer su trabajo de correctivo, aunque sea impopular.

Hoy es cuando más necesitamos una defensora de Derechos Humanos. Saludos,


                                                                                        44298-firma-paolo

(MAS/El Diario de Hoy)

lunes, 3 de octubre de 2016

Luego del ‘no’ en Colombia: Primero negociar con la oposición y luego con las FARC

Los colombianos dijeron ‘no’ al acuerdo que Santos firmó con las FARC. Un resultado reñido, pero no es no. Que nadie diga que los colombianos votaron en contra de la paz y en pro de la guerra. Ya expliqué en mi carta a los colombianos del sábado pasado que fue una locura convocar un referéndum y poner a la gente escoger entre guerra y paz: “Ambos campos reducen la discusión a una caricatura. Unos quieren convencer a ustedes que el sí es un voto por la paz, y otros que el no es un voto por la guerra. No es así la realidad: El Acuerdo de Paz no garantiza por si mismo la paz – y el rechazo de los Acuerdos, así como los negociaron en Cuba, no significa por si la continuación de la guerra.”

Ahora Santos tiene que hacer lo que hubiera tenido que hacer desde un principio: negociar primero con la oposición democrática y luego con la oposición armada fuera de la ley. Un acuerdo para poner fin a una guerra de 52 años con cientos de miles de muertos y millones de desplazados no puede ser sólido si no surge del consenso de todo el espectro político democrático. ¿Cómo va un presidente negociar con un grupo armado y vinculado al narcotráfico si no es capaz de negociar un acuerdo con la oposición democráticamente legitimada?

En El Salvador, el presidente Freddy Cristiani no dio ningún paso decisivo en las negociaciones de paz con el FMLN sin involucrar a los demás partidos y el sector privado. Santos lo quiso hacer sólo, y aunque es injusto, es entendible que surgiera la sospecha que se trababa de un pacto entre su sector político y las FARC, no de un acuerdo de nación. Santos avanzó al mismo tiempo en el entendimiento con las FARC y en la polarización con la oposición dirigida por el ex presidente Uribe. No es sólo su culpa, Uribe gustosamente contribuyó a esta polarización, pero Santos es el presidente y es él que tiene la responsabilidad de construir acuerdos apoyados por todos.

Ahora no le queda otra que hacer lo que no fue capaz (o no quiso) hacer antes: negociar con la oposición para conformar una nueva comisión negociadora que, en base de un concepto concertado, abra la renegociación con las FARC. No hablo de una negociación tripartita entre Santos, Uribe y las FARC. Hablo de la necesidad de crear una posición conjunta entre las fuerzas democráticas del país para negociar con las FARC. Sólo así puede salir un acuerdo sólido asumido por toda la nación. Sólo así, viéndose enfrentado a toda la Colombia democrática, las FARC se van a ver obligadas a dejar de insistir en las concesiones que Santos les hizo – y que llevaron al fracaso de su referéndum.

Ni Uribe ni las FARC se pueden negar a una renegociación en estos términos. Es un error asumir que el gane del ‘no’ sea una victoria de Uribe y que ahora puede sabotear la búsqueda de la paz. Es una victoria de la mayoría de los colombianos que quieren la paz, pero una paz sólida y que no genere nuevas divisiones.

La comunidad internacional también tiene que hacer un análisis autocrítico de su papel en la construcción de la paz en Colombia. Hubieran tenido que mediar entre Santos y Uribe, entre gobierno y oposición, en vez de crearle a Santos la ilusión que podría construir la paz negociando con una minoría dejando afuera las inquietudes del 50 % de la población y del espectro político democrático. Otro fracaso de la política internacional de Estados Unidos, otra muestra de confusión de Naciones Unidas…

El ‘no’ del referéndum no es ninguna razón de regresar a la guerra, es un llamado para regresar a la política racional. A lo mejor es lo mejor que podía pasar a Colombia. Cuesta imaginarse que la paz hubieran sido sostenible, si hoy el sí hubiera ganado con 50.23% de los votos, con el 49.77% de los colombianos objetando los términos de los acuerdos. El referéndum fue mala idea desde un principio.

(El Diario de Hoy)