martes, 17 de octubre de 2017

Otra carta a los trabajadores de Salud: Hablemos de prioridades

Estimados amigos:
La carta que publiqué el sábado pasado sobre mi experiencia en el hospital Rosales ha tenido un inesperado impacto. Docenas de personas – profesionales de salud como pacientes-, me mandaron mensajes, me hablaron por teléfono, publicaron comentarios en las redes sociales, y me abordaron en el Rosales o incluso en centros comerciales –agradeciendo mis palabras agradecimiento a los ángeles que en medio del caos compensan las deficiencias y carencias.

Esto me lleva a retomar el tema. Sólo escribí lo que vi, lo que experimenté y sentí en las salas de emergencia y en todo el Rosales. Aunque no conozco todos los hospitales del sistema público, a raíz de todo lo que me comentaron en los últimos días, me atrevo a hacer mis palabras de reconocimiento y admiración extensivas a todo el gremio. Tengo amigos que sirven de doctores, internos o enfermeras en el Bloom, en Zacamil, en el MQ del Seguro Social – y todos su reacción a mi carta fue contarme de sus lugares de trabajo.

Sólo mencioné de paso que “no entiendo porqué el Estado no tiene dinero para dar al Rosales todos los recursos que necesita y porqué el Estado regatea a los médicos y enfermeras su escalafón.” La verdad es que sí lo entiendo. Nuestros gobierno, no sólo el actual, nunca han definido con coherencia las prioridades de su gasto. Me parece bien que se estén ampliando las redes de puestos de salud en las zonas rurales. Pero no al costo de dejar en la miseria a los hospitales. Aparte de las carencias materiales, lo más grave es que el trabajo de los profesionales de Salud está siendo subvalorado. Igual que el trabajo de profesores y policías. Tienen salarios mediocres y condiciones de trabajo lamentables los que nos administran los tres servicios más importantes del Estado. Toda la discusión cínica sobre los escalafones, en la cual toda la clase política parece estar de acuerdo que cumplirlos sería una carga demasiado alta para el Estado, demuestra que tenemos mal las prioridades.

Tener personal bien formado y dignamente pagado en las escuelas, los hospitales y la policía es mucho más prioritario que pasos de desnivel, subsidios, y todo este inflado aparato gubernamental, el cual no produce servicios a la población y tampoco diseña políticas públicas adecuadas.

Les recomiendo que como gremio articulen con toda claridad lo que exigen de los futuros diputados y de los que quieren ser presidentes: una radical redefinición de prioridades en el gasto público.

Saludos y gracias,


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(MAS! / EL DIARIO DE HOY)