lunes, 18 de julio de 2005

Periodismo de campaña

Siempre es un problema cuando los medios, en vez de limitarse a informar, documentar, analizar y opinar, se lanzan a campañas. Aunque los fines sean nobles. Campañas y periodismo no se llevan bien, tienden a entrar en conflicto, crear confusiones. Sobre todo en la parte informativa. Si las columnas de opinión se deslizan a campaña, se vuelven un poco engorrosas. Pero, por lo menos todo el mundo sabe: aquí se está opinando. Pero, cuando las campañas invaden las páginas noticiosas, ¡cuidado!

Veamos un ejemplo reciente. Día lunes 11 de julio, La Prensa Gráfica, página 8.
Titulación: CIUDADANOS SE TOMAN JUSTICIA POR SU CUENTA
Subtítulo: TRES MIEMBROS DE PANDILLAS FUERON ASESINADOS EL SÁBADO POR LA NOCHE EN EL CANTÓN QUEZALAPA, EN PANCHIMALCO. DOS HOMBRES FUERON ARRESTADOS Y CONFESARON EL TRIPLE CRIMEN. ARGUMENTAN QUE LOS PLANES DE SEGURIDAD DEL GOBIERNO NO FUNCIONAN (mayúsculas en el orignal).
Inicia la nota: "La 'Supermano dura' no funciona, por eso tuvimos que tomar la justicia en nuestras manos."

Y encima del título, a dos colores y con logotipo, el lema de la campaña: "TODOS CONTRA LA VIOLENCIA".

Bueno, parece que la campaña, recién lanzada por La Prensa Gráfica, es exitosa: en Panchimalco se incorporaron dos ciudadanos más a la campaña. Muy activamente se enfrentaron a la violencia matando a tres supuestos pandilleros. Aunque en La Prensa Gráfica no son supuestos pandilleros: "Tres miembros de pandillas fueron asesinados" dice en el subtítulo, y tampoco en la nota los autores se complican la vida con la fina pero debida distinción entre pandillero y supuesto pandillero. A lo mejor tienen razón, al fin y al cabo estas distinciones fueron hechas para los juicios formales y legales (y cuando informan de ellos, los periodistas de La Prensa Gráfica normalmente las respetan). Pero, como aquí se trata de la justicia popular (o de la "Ley de Talión", como lo clasifica La Prensa Gráfica en la siguiente página), ahí obviamente no existe la presunción de la inocencia. Por lo tanto, ¿para qué complicarse la vida con esos exagerados respetos a los derechos de los acusados? De todos modos ya están muertos.

Puedo entender a los dos hombres acusados de haber matado a los supuestos asesinos de su hermano. Pero como periodista, no puedo escribir la historia desde el punto de vista de ellos. Para los dos ciudadanos que tomaron la justicia en sus manos, obviamente no existe la presunción de la inocencia, no existen acusados ni mucho menos supuestos asesinos. Pero para el periodista, para el periódico, sí existen. Deberían, por lo menos. Mucho menos es admisible que los editores del periódico coloquen encima de la noticia un lema de campaña. Bueno, la verdad es que no se quien lo pone. ¿El departamento de campañas? ¡El encargado de orientación al lector? ¿o le toca al pobre editor complicarse la vida, encima de todos los problemas diarios de un editor? Y si es así, ¿con qué criterios formulados por quién?

Sea como sea cómo funciona esto en La Prensa Gráfica, cuando alguien coloca encima de la noticia un banderín con un eslogan, la noticia es puesta en el contexto de una campaña.
Coincido con las declaraciones que hace meses diera La Prensa Gráfica en su memorable edición en blanco y negro sobre la violencia y sobre la cobertura periodística de la violencia. Hay que buscar una forma de cubrir, documentar, analizar la violencia que aporte a su reducirla. Este es el reto.

Pero esto no hay que confundirlo con campañas, con mezclar titulares con lemas y eslóganes y banderines publicitarios. Investigar, describir, analizar, ilustrar y contextualizar la violencia de una forma que no se convierta en factor de reproducción de violencia, es una cosa, por cierto difícil. Otra cosa es anunciar la intención, por noble que sea, en una forma directa y propagandística y ponerla encima de la nota, como eslogan de campaña. Esto no resuelve el problema, mucho menos cuando las notas se escriben con las mismas falacias y ligerezas de siempre.

El reto que se puso La Prensa Gráfica respecto a periodismo y violencia era grande. Demasiado grande. Reprobaron.
(Publicado en El Faro)