lunes, 4 de junio de 2007

Otras opiniones

QUE RARO LO DE PAOLO LUERS

Rafael Menjivar en su blog Tribulaciones y asteriscos, 26 de mayo 07


Hace unos días escribí un post titulado La KGB, Cayetano y el silver-roll, que tomaba como pretexto un artículo de Paolo Luers titulado "El PC y su madre la KGB". Como casi todo lo que escribe Paolo me pareció fuerte, divertido y, desde luego, irritante, que es la característica principal de sus notas, sin que ello vaya en su contra. El martes o miércoles por la noche me llamó una buena amiga para decirme que El faro lo había retirado y, a cambio, había puesto una nota de disculpas, que --si no la quitan también-- debe estar aquí; que lo único que quedaba del artículo era lo que está en mi post.


La nota dice:


El Faro ha decidido retirar de esta edición la columna de Paolo Luers titulada “Del PC y su madre KGB”, que originalmente apareció publicada el lunes 21 de mayo en este espacio. La dirección del periódico tiene reservas sobre la veracidad de algunas de las aseveraciones vertidas en la columna de Luers, referidas a las fuentes y la manera en que se llevó a cabo un reportaje del periodista Ricardo Valencia publicado recientemente en la revista Enfoques de La Prensa Gráfica.El Faro asume la responsabilidad por no haber aplicado en el momento oportuno los filtros de calidad necesarios y lamenta los posibles efectos de este hecho para el periodista, su publicación o nuestros lectores.


No me voy a poner a hablar cosas acerca de la libertad de expresión y todo eso, porque uno siempre termina poniéndose llorón, sacerdotal o confundiendo gimnasias con magnesias. Creo que todo medio de comunicación tiene una línea editorial (una apuesta política), que debe moverse dentro de ella, con márgenes tan amplios como pueda o quiera, y que ya sabrán los editores qué publican, qué no y --en el caso de un medio electrónico-- qué retiran cuando ya esté publicado. Es su apuesta y su responsabilidad ante sus lectores y ante ellos mismos; colaboradores siempre habrá. Paolo, como periodista curtido, sabe que sus escritos siempre se mueven in the edge, y en esos casos uno asume su responsabilidad de antemano. Y ya sabrá uno si quiere seguir escribiendo o no en el lugar de antes.


Lo que me extraña es que he leído notas mucho más duras que la que escribió acerca de la KGB y el PC salvadoreño, con más nombres y apellidos, especulaciones mucho más fuertes y tonos bastante más elevados. Y me extraña, también, la ambigüedad de los argumentos de El faro: que es dudoso lo que escribe acerca del modo en que Ricardo Valencia llevó a cabo el reportaje y sus fuentes, y que tiene "reservas".Según recuerdo (por desgracia no guardé el artículo de Paolo, como a veces hago; si alguien lo hizo, agradecería que me lo enviara), lo más que decía al respecto era que de seguro Valencia había viajado a La Habana por contactos del PCS, ya que no veía otro modo en que un reportero pudiera conectarse --precisamente en La Habana-- con un agente retirado de la KGB. No sé si sea cierto, pero suena lógico. Si me preguntan, y si fuera mi decisión --obviamente no lo es--, lo que correspondía era que Valencia respondiera a las "acusaciones", si es que se le daba la gana, y me parece que, en caso de respuesta, bien podía usar un tecnicismo ("no voy a revelar mis fuentes") o decir tanta verdad como quisiera.


Otra cosa que decía Paolo era que Valencia se había creído lo que le habían dicho sus fuentes primarias y no se había puesto a cotejar con otras, en busca de contrapartes. No sé a los demás, pero a mí me resulta obvio que así fue. (Lo que me pueda constar personalmente me lo reservo por ahora.) Los datos están tan bien manejados que un lector poco avezado no se da cuenta de que no tienen mucho sustento, y están llenos de vacíos y ambigüedades. Por ejemplo, hablé con algunos ex militantes del ERP y me dijeron que en efecto existió un lote de armas de la URSS, y que muy pocas entraron de Managua a El Salvador por un motivo sencillo: eran inservibles. Eso es consistente con la política de la URSS hacia el FMLN (que se negociara y se acabara la guerra de una buena vez): mandar un montón de armas es un gesto político, y que no sirvan también. Eso si las personas con las que hablé tienen razón. Si no, queda la teoría de la triangulación: eran para Nicaragua, llegan a través de Cuba, y los sandinistas las remiten al FMLN. Total, especular es gratis. Como editor de Enfoques (que no lo soy ni de cerca), no hubiera dejado pasar el reportaje, por el simple hecho de que estaba incompleto y sin contrapartes.


La otra es que Paolo decía que Valencia le parece un periodista talentoso --también lo comparto--, pero que aún le falta, y le da, basado en el reportaje, algunos consejos, entre ellos que no crea tan fácilmente en una revelación como la que le hicieron, que puede venir envenenada (no usó esa palabra, pero vale). Seguro que eso debió ser irritante para el reportero, y allí hubiera sido interesante su respuesta. No por el morbo de ver a dos personas peleando, sino porque de seguro se hubiese desatado un interesante debate acerca de periodismo que buena falta nos hace. Se publica casa cosa, y con tan poca consistencia en nuestros medios de comunicación...


Lo otro es que la "aclaración" de El faro me parece ofensiva para Paolo, innecesariamente: eso de asumir "la responsabilidad por no haber aplicado en el momento oportuno los filtros de calidad necesarios" suena a golpe bajo. La calidad de un reportaje se puede medir técnicamente; la de una opinión, salvo insultos, difamación o crímenes contra la gramática, no. Va en gustos, e igual se publica cada cosa... Paolo, hasta donde sé, no estaba haciendo un reportaje, sino dando su opinión acerca de uno, dentro de márgenes admisibles (insisto: ha escrito cosas más fuertes y no se ha dudado de su "calidad").¿Qué veo en el retiro del artículo y en una aclaración que resulta extrañísima en un medio que se ha caracterizado por su apertura politica, ideológica y de la que sea? (Por eso de vez en cuando me he atrevido a escribir allí.) Sensibilidades heridas, apresuramiento y un modo no muy periodístico de resolver un problema que no existía. Ahora quizá exista un problema, de la magnitud que uno quiera imaginarse, pero ya dije que de eso no voy a opinar.


Lástima. Diez años de trayectoria pueden sufrir más de lo que uno quisiera por un detalle de ese tipo. Ojalá no ocurra; leo El faro desde que se fundó (aún vivía en México) y siempre me pareció de lo más interesante que podía encontrarse, junto con Vértice y --ni más ni menos-- Enfoques.


...

Rafael Menjívar en su blog, 28 de mayo



Paolo Luers publica hoy su última "Columna transversal" en El faro y, curiosamente, su contenido es tanto o más fuerte que la que se retiró de la edición de la semana pasada. Los señalamientos, me parece, son más profundos y, en suma, sigo sin entender por qué quitaron la anterior. En algún momento dice Paolo algo que me parece bastante maduro y acertado:

No había necesidad ninguna que El Faro suspenda la columna, sólo porque tenemos un dilema, aunque sea en un punto de gran importancia de su definición como medio. Si El Faro llega a este extremo de suspender mi columna, tengo que aceptar que sus dueños y directores perdieron la confianza en mi criterio, en mi integridad, en mis intenciones en el uso de la crítica. Para ser columnista, no necesito que los editores estén de acuerdo con mis puntos de vista, ni siquiera con mis métodos. Pero sí necesito saber que me tienen confianza.

Hay otro par de columnas el El faro en las cuales se discute el acierto o no de retirar la columna y de Paolo al escribirla. Creo que esa apertura es un tanto tardía (o más bien: retirar la columna fue una falta de apertura un tanto tardía, a nueve años de fundada la revista), y espero de corazón que el hecho no afecte seriamente la credibilidad de El faro, ganada a pulso. En serio que un "incidente" así puede hacer mucho daño, sobre todo si no se ven claros los motivos, más allá de lo que Paolo o los editores pudieran decir, que no aclara mucho. A menos que la idea fuera deshacerse de Paolo --lo dudo--: si había un modo, era ése.Ahora bien, veo un ejercicio interesante e importante de honestidad en la columna de Ricardo Ribera, a quien no conozco, por cierto. Al terminar de elaborar su columna, se enteró del retiro de la nota de Paolo y, aunque su texto contiene un fuerte ataque a éste, hay un paréntesis al final en el que plantea puntos básicos de solidaridad, reconoce los puntos acertados o "no negativos" de su adversario y habla de la necesidad de que los lectores de El faro conozcan la columna que se retiró.Para ser sincero, no sé qué pensar ni qué hacer. Creo, por lo poco que puede verse, que hubo sensibilidades heridas --y más bien hipersensibilidades-- y apresuramiento de parte de los editores. He creído en El faro desde que comenzó a aparecer, y leo regularmente buena parte de su contenido. ¿Quiero seguir leyéndolo? Supongo que sí. Pero hoy que lo vi recién puesto en internet sentí una cierta molestia, incluso al encontrar que se incluía la última columna de Paolo y las críticas a la anterior. No es que esté de acuerdo con él siempre, y a veces no lo estoy durante semanas, pero es de las que no me pierdo --o perdía--, y lo primero que busco --o buscaba-- en El faro. Me molestó también que se trate "tan abiertamente" el tema en este número. Esperaría que un gesto de autoridad fuera seguido por otro, aunque fuera por coherencia; no se puede jugar --creo-- a las dos cosas al mismo tiempo. Cuando uno mete la pata, hay que meterla completa, o el juego no tiene chiste.


(...)

Pues sí, sensibilidades heridas. En la sección de cartas de El faro se publican las respuestas del reportero Ricardo Valencia y de su editor, Saúl Vaquerano, no acerca de la columna de Paolo Luers, sino en contra del propio Paolo. Me parecen viscerales y, perdonen la franqueza, más dignas de una hija de dominio ofendida que de periodistas que andan en lo que se supone que andan. Por ejemplo lo que dice Vaquerano:

No es primera vez que leo con tal atención a Lüers. Porque con frecuencia escribe con lucidez, con ecuanimidad, con amenidad, con agudeza y a salvo de garbos absurdos. Porque, antes que juzgar, argumenta. Porque, antes que inventar, averigua. Porque, antes que usar los dedos de las manos en su computador, los conecta a su cerebro. En fin, porque me da la impresión de que es un periodista que tiene algún respeto por el periodismo. ¿O lo tenía? ¿Qué cortocircuito desafortunado le hizo mezclar opinión con falso testimonio? ¿Acaso una falla de sinapsis le jugó una mala pasada? ¿Tal vez una disfunción sicomotora no coordinó sus pensamientos con lo que los dedos escribían? Quién sabe. Pero el producto habla de la fábrica de la que sale, y la columna de Lüers ensucia, injustificadamente, el nombre de algunas personas.


El periodismo es un oficio que requiere de dos cosas: pasión y sangre fría (además de técnica, ejem). En este asunto se han movido más por lo primero que por lo segundo y, si se lee las cartas, hay más necesidad de destruir que de aprender algo. Y hay muchas cosas que aprender. Siempre.


Sigo sin entender qué diablos pasó allí. Creo que sería interesante que se contara La Verdadera Historia, porque lo que veo no pasa de berrinches (y no incluyo en ello a Paolo, y no necesito defenderlo, que para eso tiene dientes).


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Rafael Menjívar en su blog, el 29 de mayo

Carlos Dada, director de El faro, publicó hoy una nueva aclaración acerca del retiro de la columna de Paolo, que --si no cambia de opinión por criterios de calidad-- puede encontrarse aquí. En lo que me parece la parte medular, dice:


La columna de Paolo la recibí yo el domingo 20 de mayo por la noche, justo enmedio del cierre y puesta en página de la edición del lunes 21, y cometí el error de no revisarla con el cuidado que amerita cada material que publicamos. En ese momento fui incapaz de ver que, cuando la pasé para publicación, estaba avalando un error (el que Paolo cometió con su columna) y cometiendo otro (publicarla). Ambos parten del mismo lugar: Paolo, en su columna, hacía afirmaciones que calumniaban y difamaban a un periodista, Ricardo Valencia, autor de un reportaje publicado en La Prensa Gráfica sobre la transferencia de armas de la KGB al Partido Comunista en los años ochenta.

Pues sí. Y, en el fondo, el del "error" fue el columnista, por escribir lo que escribió; el editor apenas habrá cometido un descuido.


Quizá hubiera sido bueno que Valencia dijera, en una nota, simplemente: "Eso no fue así, sino de este modo." Y listo. No veo difamación, o no veo que por eso se vaya a sentar precedentes jurídicos, ni por la afirmación de Paolo ni por la respuesta de Valencia. A lo sumo, una interesante discusión acerca del periodismo y sus alcances, en la que los protagonistas son precisamente los protagonistas, no las... uh... autoridades. Ah: porque la aclaración de Dada ocurre sin que uno pueda leer, en El faro, la nota acusada y recusada. Bien cómodo.


Y si mi tía tuviera ruedas.


Lo que me parece es que El faro se enfrenta a un replanteamiento ético (la "institucionalzación" de la que habla Dada). Durante nueve años mantuvo una línea, de pronto se modifica durante un número y al siguiente... bueno, se arma el relajo, como era de esperarse. No me parece que lo del retiro sea una excepción a la regla (o una confirmación de una regla "de calidad"), sino un nuevo punto de partida: cómo van a funcionar las cosas y bajo qué reglas a partir de ese momento. Por ejemplo, quizá empiece un rechazadero de columnas --he leído varias malísimas-- y así se pierdan colaboradores, en aras de justificar lo que pasó sólo una vez; o que se publique de todo, para mostrar apertura, y decaiga la sección de opinión. O qué sé yo. A lo mejor encuentran un buen equilibrio y hasta ahora he estado diciendo tonterías, que también puede ser. (Aunque me esté autodifamando, no voy a borrar este post.)


No tengo nada contra El faro. Al contrario. No tengo nada espacial con Paolo, excepto que a veces platicamos y nos reímos y que en La ventana venden unas ricas salchichas con col agria. Estoy desconcertado. Creo que el editor se aceleró, hizo algo que quizá no debió y ahora trata de salir lo más limpio posible. Y de algo así uno no sale limpio, y menos si sigue buscando responsabilidadesen otros lados que no sean el espejo.


Espero que todo sea para bien. Lástima por la columna.



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Paolo Y El Faro
de Jacinta Escudos, el 29 de mayo 2007, Blog jacintario


Estoy segura que no fui la única sorprendida el día de ayer cuando al leer el periódico digital El Faro supimos que Paolo Luers publicaba la última entrega de su Columna Transversal. En lo personal lamento muchísimo la futura ausencia de las opiniones de Paolo. Su columna se caracterizó siempre por sus críticas agudas y provocativas, por poner el dedo en muchas llagas. De hecho, la carrera periodística de Luers se caracteriza en su totalidad por ello. Su columna era sin duda una de las más leídas del Faro.Para los que vivimos fuera de El Salvador, El Faro es un medio electrónico importante, fuente de noticias enfocadas desde un punto de vista diferente, proporcionando un contexto que, para los que no estamos en el territorio nacional, ofrecen un complemento de apreciaciones que nos permite comprender algo mejor lo que ocurre en el país. Precisamente ese carácter diferente, de querer abarcar la noticia de manera completa, sin favorecer intereses económicos o políticos, es lo que ha hecho que El Faro haya ganado prestigio como medio alternativo y serio de información. Desde El Faro se promovieron también algunas instancias de diálogo como los encuentros entre diversos actores de la vida política, social y económica del país que implicaron un intercambio de ideas y un debate tan saludable y sobre todo necesario en El Salvador, un país donde sus habitantes están más dispuestos a arreglar las cosas con insultos, desprestigio público o balazos que con la discusión respetuosa.


Que un medio publique algo que después probó ser un error o algo con lo que sus editores no estén plenamente de acuerdo, ha pasado más de una vez en la historia de los medios de comunicación. Pero la “solución” a ello no es retirar la nota que causó la discordia. Si El Faro hubiera sido un periódico impreso ¿qué hubieran hecho?


No sé qué pasó entre bastidores para que los editores de El Faro hubieran retirado una columna, pero como lectora de años de este periódico, hubiera esperado otro tipo de reacción. Lo hecho me parece desproporcionado y sinceramente no puede comprenderse. Y eso me hace preguntarme qué cosas ocurren tras bastidores de las que no nos hemos ni dado cuenta.


Una nota del editor criticando a su columnista y reiterando que las opiniones de éstos son responsabilidad de quien escribe, nunca hace daño. Pero suponer que la columna de Paolo no pasó por “los filtros de calidad necesarios” como argumentó El Faro, habla mal del periódico mismo. A fin de cuentas, nadie se tragó ese cuento. Más edificante hubiera sido un debate abierto. Un debate que todos hubiéramos podido leer y seguir y en el que hubiéramos podido participar y opinar, incluso desde nuestros blogs. Y digo que hubiera sido edificante porque este tipo de situaciones ya las hemos vivido hasta el cansancio, desde los años de la censura y la represión militar. Y porque precisamente eso ha condicionado entre los salvadoreños una actitud de huir del intercambio de ideas, escuchar las opiniones del otro, argumentar las propias y llegar a un punto de respeto con quien tiene una visión diferente de las cosas. Me decepciona que estas cosas ocurran todavía en El Salvador. Y decepciona más viniendo de un medio que uno consideraba “diferente”, de un medio que insistió en promover el diálogo y el debate entre los diferentes actores del panorama nacional sentándolos en una misma mesa. En casa de herrero, cuchillo de palo.

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Neto Rivas en su blog:
Si un medio cancela la participación semanal de uno de sus columnistas, ¿se ha violado la libertad de expresión? Yo creo que no. Un medio tiene absoluta libertad de escoger quien va a colaborar en sus páginas editoriales como columnista. Y si se llega al momento en el que medio no está de acuerdo o conforme con lo que su columnista escribe, puede, con toda libertad, cancelarlo.Lo que el medio no puede hacer es editar el contenido de una columna, hasta cambiar su contexto y desfigurarla.En la edición actual de El Faro, el columnista Pablo Lüers se despide de sus lectores, porque el Director del semanario decidió retirar de la edición pasada su columna Del PC y su madre KGB, que ya había sido publicada. Dice El Faro (la dirección) ha “decidido retirar de esta edición la columna de Paolo Luers titulada “Del PC y su madre KGB”, que originalmente apareció publicada el lunes 21 de mayo en este espacio. La dirección del periódico tiene reservas sobre la veracidad de algunas de las aseveraciones vertidas en la columna de Luers, referidas a las fuentes y la manera en que se llevó a cabo un reportaje del periodista Ricardo Valencia publicado recientemente en la revista Enfoques de La Prensa Gráfica”.La disposición de su Director provocó que Lüers decidiera retirarse del periódico. Las decisiones de ambos, de El Faro de retirar la columna y de Lüers de retirarse, son correctas desde el punto de vista de cada uno. Y, de ninguna manera, violan la libertad de expresión.