jueves, 15 de noviembre de 2007

Izquierda seria versus Izquierda bayunca

¡Qué bueno que el pleito de Santiago de Chile pasó ante los ojos de toda América Latina! Hablo del berrinche que armaron Hugo Chávez y Daniel Ortega y que motivó a los estadistas socialistas Michelle Bachelet y José Luis Rodríguez Zapatero, a distanciarse de los populistas. Ya era tiempo que se volviera a pintar la línea divisoria entre izquierda democrática e izquierda populista.

El FMLN reclama casi como suyo el triunfo electoral de Álvaro Colom en Guatemala. Absurdo. Colom ganó aplastando a la parte de la izquierda guatemalteca que es homóloga del FMLN, representada por la URNG y Rigoberta Menchú. A la derecha la derrotó a duras penas, pero a la izquierda vinculada al FMLN la borró del mapa. El FMLN, en su acto del 11 de noviembre, presentó una carta de cortesía recibida de Álvaro Colom como apoyo político. Que esperen la convención de ARENA y van a escuchar la misma carta dirigida al candidato de la derecha.

En Guatemala --igual que anteriormente en Panamá, Costa Rica, Uruguay, Chile, Perú-- no ganó la prolongación del eje La Habana-Caracas-Managua-La Paz-Quito, sino más bien su antítesis socialdemócrata. En Guatemala ganó un señor empresario que con tranquilidad, sin sobresaltos, pero con perseverancia hablaba de "inteligencia", siempre cuando la derecha hablaba de "mano dura". Un señor que durante toda su campaña no se dedicaba a fanatizar sus bases partidarias, sino de construir mensajes de confianza, confiabilidad, continuidad y reforma a la empresa privada, a los militares, a la clase media.

El hecho que el socialista Rodríguez Zapatero tome el insulto a su precedente y adversario político José María Aznar como insulto a su persona, su cargo y su país es ejemplo de una madurez democrática con la cual aquí sólo podemos soñar. El día que en El Salvador un presidente o candidato a presidente de ARENA, declare en público que no permitirá que nadie tilde a Schafik Handal de "terengo", porque como firmante de la paz y dirigente de un partido con importante votación merece respeto o el día que un presidente o candidato a presidente de la izquierda diga en voz alta que no permite que en su presencia tilden a sus adversarios de "arenazis" y al fundador de ARENA de asesino, exigiendo respeto a un hombre que ha sido presidente de la Asamblea Constituyente de la República, ese día, repito, dejaré de preocuparme de nuestra convivencia democrática.

Defender la integridad de los principales dirigentes políticos del país --incluyendo de los adversarios-- es un asunto del Estado. Es proteger el Estado. Esto hicieron tanto el rey como el presidente del gobierno de España cuando Hugo Chávez insultó, en sus caras, al ex-presidente del gobierno español. El diputado socialista español Diego López Garrido lo definió así: "El jefe del Estado y el presidente del gobierno unidos, sin fisuras, han demostrado una vez más cómo se defienden los intereses de España y los españoles (...), incluyendo a quienes como Aznar no se comporta precisamente de esa forma cuando va a al extranjero".

El hecho que el presidente Hugo Chávez ahora se proyecte como libertador que lucha contra la colonia y corona española, sólo demuestra que de historia no ha entendido nada. No ha comprendido el papel crucial que el rey Juan Carlos ha jugado en la transición del fascismo a la democracia. Mucho menos el papel crucial que España --con gobiernos de derecha y con gobiernos de izquierda-- ha jugado para facilitar los procesos de democratización y reconciliación en América Latina. El discurso antimonarquista es muy barato. Todos somos republicanos. Pero en España, hasta los que han derramado la sangre para defender la República contra el fascismo, respetan al rey Juan Carlos por su papel protagónico en la transición.

El discurso de Hugo Chávez ya raya. Da pena ajena. Alguien tuvo que callarlo. Gracias, Juan Carlos. Reciba las gracias de un convencido republicano. Y gracias a Rodríguez Zapatero por esta lección en cultura política. Bueno, también gracias a Hugo Chávez y Daniel Ortega por volver a marcar la línea divisoria entre las dos izquierdas que se están disputando la hegemonía en América Latina: La seria y la bayunca.

¿Y en El Salvador, quién marca esta línea?
(Publicado en El Diario de Hoy)