martes, 7 de octubre de 2008

MEJOR ABURRIR REPITIENDO QUE OTORGAR CALLANDO

Un amigo me reclamó que algunos argumentos en nuestras columnas ya rayaban.
-¿Por qué repiten los mismos argumentos?
-¿Y qué culpa tenemos los observadores críticos si los partidos siguen cometiendo los mismos errores y omisiones?, es mi respuesta.

Por otra parte, uno de los personajes más importantes e inteligentes de ARENA me recomendó una medida muy simple pero drástica:
-¿Te recuerdas de aquel artículo que tiraste a Rodrigo casi escribiéndole el guión de qué debería hacer y cómo? ¿Por qué no lo vuelves a publicar cada lunes?, porque sigue siendo válido y actual punto por punto.
-Bueno, tampoco, no puedo aparecer loro hablando lo mismo.
-No jodás, ¿vos crees que al haberlo dicho bien, te captan la idea y te hacen caso? ¿Qué te crees?
-Bueno, pero yo no soy el guionista de nadie. Yo tiro ideas y ellos vean qué cachan.
-¿Y si no tienen guionista? ¿O si tienen demasiados guionistas y cada uno jala ara otro lado?

Reitero que no estoy en el negocio de escribir guiones, para nadie. Si escribo guiones, o discursos, o listas de gabinete, son recursos literarios, métodos para hacer un argumento. Habiendo dicho esto, doy la razón al amigo que me recomienda repetir hasta que se entienda. Mejor aburrir repitiendo que otorgar callando.

Repito, entonces, que estas elecciones las va a ganar el candidato que logre transformar a su propio partido. Sólo a este candidato vamos a creer que sepa cambiar al país.

Repito, entonces, que en el caso de ARENA, cualquier credibilidad del candidato pasa por mostrar primero, con hechos y decisiones, que no es marioneta del grupo que lo puso de candidato. Todos nacemos con pecados de nacimiento, pero nadie está condenado a dejarse condicionar toda la vida por sus pecados de nacimiento. Rodrigo Ávila llegó a la candidatura por un proceso de primarias poco transparentes. En última instancia, llegó porque el presidente de la República se impuso. Ya todo el mundo lo sabe. Pero esto no lo condena a ser el candidato del continuismo.

Por lo contrario: Hay suficientes apoyos, dentro y fuera del partido, políticos y económicos, que acompañarían a Rodrigo Ávila si decide a cortar el cordón umbilical con Casa Presidencial y a generar la apertura y el viraje que necesita ARENA para recuperar credibilidad como fuerza dinámica y reformadora.

La primera decisión que le toca a tomar en esta dirección a Rodrigo Ávila es el nombramiento de su compañera o compañero de fórmula. Decisión estratégica, no por la importancia del cargo, sino por la encrucijada entre continuismo y apertura ante la cual están el candidato y su partido.

Repito, entonces, que para asegurar la apertura, no se trata de buscar una persona lo más lejos del partido. Tan simple y mecánica no es la política. Se trata de buscar la persona capaz y dispuesta a ayudarle al candidato a abrir las puertas, mantenerlas abiertas contra presiones internas, y gestionar que otra gente, en su momento, entren con la cabeza en alto...

Repito, entonces, que Ávila necesita a alguien que le ayude cohesionar al partido con el objetivo de capacitarlo para el reto de la apertura y del cambio. Un partido no cohesionado no es apto ara aperturas, transformaciones, y retos audaces.

Repito, entonces, que lo más importante para el candidato su proyecto político es no permitir que el pecado de nacimiento de repita. Lo más fatal –fatal en el sentido de mortal- para Rodrigo Ávila sería aceptar a un candidato a la vicepresidencia impuesto, mucho menos por los mismos que lo impusieron a él. Con esto, definitivamente se condenaría a un papel indecoroso y perdedor de marioneta.

Tampoco se trata de ruptura, sino de apertura. Mantener el apoyo del grupo que lo lanzó, y generar equilibrios con otros sectores, sin ser rehén ni marioneta de nadie, esto es el desafío que enfrenta Rodrigo Ávila. Si no logra esto, de todas formas pierde las elecciones.

La decisión que tiene que tomar el candidato, no es fácil. A veces el empaque engaña. No sólo en marketing comercial, también en marketing político. Lo que viene empacado de cambio, puede resultar siendo continuismo. Y un candidato desde adentro del partido puede parecer, a primera vista, como muestra de continuismo, pero puede resultar el que facilite la apertura.

(Publicado en El Diario de Hoy, Observador Electoral)