jueves, 11 de noviembre de 2010

Carta a mi colega Nacho Castillo

Estimado Nacho:

hoy hiciste en tu columna una defensa de la declaración patrimonial que el presidente (vía su veto contra la decisión de la Asamblea) quiere mantener a huevo.

Primero, querido Nacho, no afecta a “quienes tengan ingresos de más de 75 mil dólares mensuales”, como tú dices. Tendrán que chulonearse todos los declaran para el impuesto de renta más de 75 mil al año o tengan patrimonio de casas o tierras de más de 300 mil. Que son mucho más que la mara se imagina...

Segundo, oponerse a esta medida no es tan inmoral como tú lo pintas. Quienes nos oponemos a un Estado fiscalizador que sabe y controla todo, no lo hacemos para evitar la investigación del lavado de dinero u otros ingresos ilícitos. Para esto hay leyes suficientes.

Se trata precisamente de esto: evitar un Estado fiscalizador que se mete en nuestras vidas, en nuestras casas, en nuestros asuntos. Se mete porque coleccionar datos es poder.

Piénsalo de otra manera, Nacho: No tiene ningún sentido que el gobierno obliga a sus ciudadanos declarar lo que posean (obras de arte, colecciones de antigüedades; artículos de lujo, vehículos...), si no hace el siguiente paso que es: entrar en su casa, con la PNC, con auditores o fiscales, para verificar la cantidad y los valores de los bienes patrimoniales.

¿Realmente queremos un Estado que pemrite a su gobierno llegar a tu casa para ver el valor de las cosas que adquiriste? Yo no.

¿Cuál sería el siguiente paso? Que el Estado verifique tus gastos, tus viajes, las locuras en las cuales te encanta gasta pisto... Auditar tu estilo de vida.

No puede ser que el estado nos trate de sospechosos a todos que tienen dinero o patrimonio. Una cosa es coleccionar datos en el marco de una investigación y un debido proceso. Otra cosa es que el estado recoja datos sobre sus ciudadanos sólo porque traspasen un límite de ingreso. No te olvides que Funes y su ministro Cáceres querían que el límite sea un ingreso de 30 mil al año...

Antes de defender a ciego todas las medidas de Casa Presidencial, pensemos: ¿Qué Estado queremos?

Saludos, Paolo Lüers

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