martes, 27 de diciembre de 2011

Carta sobre lo feo del 2011



Carta sobre lo feo del 2011

Estimados lectores:

Voy a aprovechar esta última semana del año  para hacer un balance del 2011: lo bueno, lo malo y lo feo. Empecemos con lo feo, para terminar el año con el sabor de lo bueno...

Pero veamos la diferencia entre lo malo y lo feo. Lo primero son cosas que van mal en el país, pero que con políticas acertadas se pueden mejorar: el crecimiento económico, la seguridad pública, la inversión, la productividad...

En cambio lo feo son cosas que no tienen solución, porque son cosas de carácter (o más bien de falta del mismo), de actitudes, de vicios... Cosas que realmente indignan. No son cosas malas, sino maldades, que no se pueden mejorar, sino hay requieren cambios de fondo y raíz.

En este sentido, lo más feo del 2011 ha sido la actitud conflictiva del presidente con el sector privado. Ha sido una constante durante todo el año - y ha sido señalada al presidente por algunos de sus ministros, por funcionarios internacionales y de la administración Obama, quienes han querido construir puentes para facilitar acuerdos sobre el crecimiento, la inversión y el empleo.

Pero obviamente la actitud negativa con los gremios empresariales no es un problema racional que puede tener soluciones racionales, sino es un problema de hígado, de prejuicio y de resentimientos llevados a política presidencial.

El problema es que todas las grandes apuestas del país: los asocios público-privados, la conversión del puerto de La Unión en un polo de desarrollo e inversión, el Asocio por el Crecimiento con Estados Unidos, el segundo proyecto Fomilenio... todas estas apuestas estratégicas sólo van a tener éxito si el gobierno logra construir consensos y compromisos compartidos con el sector privado y con la oposición.

Lo otro feo del año 2011 ha sido la manera cómo el gobierno Funes ha manejado el sector energético: los nombramientos de personajes cuestionados en las presidencias de CEL, INE y LaGeo; el desastre de la construcción de la presa hidroeléctrica El Chaparral; y la decisión del gobierno de no acatar la sentencia internacional a favor de ENEL como socio estratégico para el desarrollo de la energía térmica – han hecho al país un daño casi irreparable.

Lean el jueves sobre lo malo, y el sábado 31 sobre lo bueno que ha pasado en 2011.

Saludos, Paolo Lüers

(Más! y El Diario de Hoy)