No tengo idea quién toma las decisiones en el gabinete de Seguridad. Sospecho que no sos vos. Pero como ministro sos el responsable de las políticas de seguridad.
Escuchando las declaraciones del presidente, del Comisionado
de Seguridad Hato Hasbún, del Secretario Técnico Roberto Lorenzana, y también
las tuyas, ustedes han decidido buscar una solución militar
al problema de la violencia y de las pandillas. La famosa mano dura de los
gobiernos de ARENA se queda corta en comparación de lo que
están
tramando. De todos modos, como dice mi amigo Salvador Samayoa, ARENA nunca
realmente implementó un plan mano dura: Implementó
un plan de propaganda.
Comparto el asombro que me han expresado varios militares,
tanto de bajo como y de alta, frente al hecho que hoy ustedes, los
ex-comandantes guerrilleros, quieren implementar contra las pandillas una réplica
de las estrategias que la Fuerza Armada, siguiendo recetas norteamericanas,
aplicó
a ustedes durante la guerra. Es un viraje irónico de la
historia que ustedes, los ex-guerrilleros, hoy quieren buscar una solución
militar a un problema que requiere de soluciones políticas y
sociales – mientras los militares llegaron a la conclusión
que estas estrategias contrainsurgentes fracasaron – entro otras razones porque
comprometieron a la Fuerza Armada con un sinfín de violaciones a los Derechos
Humanos.
¿No te parece el mundo al revés que hoy
en día
son los militares que están consientes de los peligros (para el país y para la
institución armada) de una estrategia de usar la fuerza militar para
desarticular o incluso aniquilar a las pandillas – mientras que ustedes ordenan
a la Fuerza Armada revivir y lanzar contra las pandillas los tristemente
célebres BIRI, los Batallones de Reacción Inmediata, como el Atlacatl, el
Atonal, el Belloso y el Bracamonte?
Los
militares saben que cuando uno activa fuerzas especiales, el conflicto se
profundiza, se amplía y se militariza. No me digás que ustedes no tienen
conciencia de esto.
Los
militares saben que cuando al obligar a los pandilleros a enfrentarse a
contingentes militares, se verán obligados a entrenarse mejor, a conseguir más
y mejores armas, a reclutar a más jóvenes - y a incrementar sus acciones delictivas
para financiar todo esto.
El ministro y el secretario presidencial de Seguridad |
Las
pandillas no son una fuerza militar. No tienen ni la experiencia, ni la estructura,
ni el armamento para aguantar el enfrentamiento directo con fuerzas especiales
de la Fuerza Armada y de la policía. ¿Realmente piensan que las pandillas, ante
esta situación de desventaja, se van a rendir o desmantelar? Van a hacer lo
mismo que la insurgencia hizo durante buena parte de la guerra: evadir el
enfrentamiento directo, recurrir a atentados, asesinatos de policías y soldados
individuales, y atacar estructuras no militares del Estado que les declara la
guerra. De hecho, esto ya está pasando. Y no es difícil predecir que esto se va
a radicalizar y ampliar.
Aunque
ahora el FMLN puede recoger el apoyo de una población harta del miedo, de las
extorsiones y de la violencia, ¿creen que este apoyo se va a mantener si su
estrategia de confrontación al tope no resuelve el problema sino más bien lo
agudiza?
Ustedes
han mandado de regreso a Zacatraz a todos los cabecillas de las pandillas
involucrados en esfuerzos de parar la escalada el conflicto, de reducir la
violencia y de abrir espacio a soluciones basadas en el diálogo, la inclusión y
la inversión social. Ustedes ya han dado luz verde a sus fuerzas policiales a
implementar operaciones de exterminio y ejecuciones extrajudiciales. Con todo
esto, no han debilitado las pandillas, los han empujado a más violencia. Antes
de dar el siguiente paso y comprometer la Fuerza Armada en esta estrategia de
solución militar, reflexionen bien y exploren seriamente otras alternativas.
Nunca es tarde, Benito.
Saludos, Paolo Lüers
(mas!/ El Diario de Hoy