La semana pasada ustedes me hicieron llegar un comunicado para
manifestar que están dispuestos a hacer lo suyo para detener y
desactivar esta escalada violenta entre ustedes, las fuerzas policiales y
militares del Estado. Yo publiqué este comunicado, porque la población
necesita conocer las posiciones y propuestas de todos los actores de
este conflicto, que tiene fregado a todo el país.
En el comunicado dicen ustedes que para propiciar un clima más favorable para que los conflictos entre pandillas, Estado y sociedad se resuelvan mediante el diálogo y no mediante más violencia, ustedes decidieron dar un primer paso, de manera unilateral, como muestra de su voluntad: la suspensión de acciones violentas de las pandillas contra policías, soldados, custodios - y contra la población.
Todo esto solamente tiene sentido si ustedes cumplen su palabra.
El gobierno ha trasladado al penal de Zacatecoluca a todos los pandilleros que hace 3 años han sido protagonistas de los diálogos que ha llevado a la tregua, y que de alguna manera han sido los garantes de este proceso con el cual definitivamente durante 2 años se logró reducir la violencia y poner sobre la mesa dos temas: la reinserción de los pandilleros; y la suspensión de las extorsiones - ambos mediante la creación de oportunidades laborales. Todos sabemos que en ambos temas queda la deuda pendiente. Ustedes no han disminuido las extorsiones; y la sociedad no ha abierto ventanas de oportunidades para la reinserción de ustedes.
Tengo claro que ahora la situación es mucho más complicada que en el 2012, cuando comenzamos a hablar. Por una parte la decisión política del gobierno de descartar tajantemente la búsqueda de soluciones mediante el diálogo, sino de buscar el desmantelamiento de las pandillas mediante la confrontación, incluyendo la militar. Por otra parte hay un problema de comunicación: Los verdaderos tomadores de decisiones por parte de ustedes están bajo estricto régimen de aislamiento en Zacatraz. Estoy claro que no podrán leer esta carta, ni pueden intervenir en el debate nacional sobre la violencia y las diferentes estrategias de cómo enfrentarla.
Hoy todo depende de ustedes, los pandilleros en los barrios y cantones - e incluso, a pesar de los intentos del gobierno de cortar toda la comunicación desde los penales, de los que están presos. Tocaría a ustedes convertir en realidad lo que anunciaron en su comunicado: que no aceptan la tesis del gobierno del FMLN que la confrontación es el único camino que queda.
Negociación no va a haber, según el gobierno. Diálogo puede haber, pero no con el gobierno, sino solamente con los sectores (ahora muy minoritarios) de la sociedad civil que están dispuestos de mantenerlo vivo, contra viento y marea, contra amenazas y presiones. Si ustedes unilateralmente rompen la cadena de venganza y confrontación violenta, tal vez estos sectores pueden abrir nuevos espacios para el diálogo - e incluso convencer al gobierno que haga su parte: eliminar toda actividad de exterminio y de ejecuciones y capturas al margen de la ley.
En este sentido les hago el llamado: Rompan la espiral de venganzas, así como lo han prometido en su comunicado; respeten la vida de policías, soldados, funcionarios y sus familias. Paren esta locura de las granadas. No hagan nada que radicalice y profundice el conflicto, y todo lo que esté a su alcance para reducir su intensidad.
Si no, incluso los pocos que creemos en el diálogo y la reinserción no podremos hacer nada para evitar que todos nos hundamos en una guerra en la cual todos vamos a perder.
Piénsenlo. Y no se olviden: Palabra es palabra.
En el comunicado dicen ustedes que para propiciar un clima más favorable para que los conflictos entre pandillas, Estado y sociedad se resuelvan mediante el diálogo y no mediante más violencia, ustedes decidieron dar un primer paso, de manera unilateral, como muestra de su voluntad: la suspensión de acciones violentas de las pandillas contra policías, soldados, custodios - y contra la población.
Todo esto solamente tiene sentido si ustedes cumplen su palabra.
El gobierno ha trasladado al penal de Zacatecoluca a todos los pandilleros que hace 3 años han sido protagonistas de los diálogos que ha llevado a la tregua, y que de alguna manera han sido los garantes de este proceso con el cual definitivamente durante 2 años se logró reducir la violencia y poner sobre la mesa dos temas: la reinserción de los pandilleros; y la suspensión de las extorsiones - ambos mediante la creación de oportunidades laborales. Todos sabemos que en ambos temas queda la deuda pendiente. Ustedes no han disminuido las extorsiones; y la sociedad no ha abierto ventanas de oportunidades para la reinserción de ustedes.
Tengo claro que ahora la situación es mucho más complicada que en el 2012, cuando comenzamos a hablar. Por una parte la decisión política del gobierno de descartar tajantemente la búsqueda de soluciones mediante el diálogo, sino de buscar el desmantelamiento de las pandillas mediante la confrontación, incluyendo la militar. Por otra parte hay un problema de comunicación: Los verdaderos tomadores de decisiones por parte de ustedes están bajo estricto régimen de aislamiento en Zacatraz. Estoy claro que no podrán leer esta carta, ni pueden intervenir en el debate nacional sobre la violencia y las diferentes estrategias de cómo enfrentarla.
Hoy todo depende de ustedes, los pandilleros en los barrios y cantones - e incluso, a pesar de los intentos del gobierno de cortar toda la comunicación desde los penales, de los que están presos. Tocaría a ustedes convertir en realidad lo que anunciaron en su comunicado: que no aceptan la tesis del gobierno del FMLN que la confrontación es el único camino que queda.
Negociación no va a haber, según el gobierno. Diálogo puede haber, pero no con el gobierno, sino solamente con los sectores (ahora muy minoritarios) de la sociedad civil que están dispuestos de mantenerlo vivo, contra viento y marea, contra amenazas y presiones. Si ustedes unilateralmente rompen la cadena de venganza y confrontación violenta, tal vez estos sectores pueden abrir nuevos espacios para el diálogo - e incluso convencer al gobierno que haga su parte: eliminar toda actividad de exterminio y de ejecuciones y capturas al margen de la ley.
En este sentido les hago el llamado: Rompan la espiral de venganzas, así como lo han prometido en su comunicado; respeten la vida de policías, soldados, funcionarios y sus familias. Paren esta locura de las granadas. No hagan nada que radicalice y profundice el conflicto, y todo lo que esté a su alcance para reducir su intensidad.
Si no, incluso los pocos que creemos en el diálogo y la reinserción no podremos hacer nada para evitar que todos nos hundamos en una guerra en la cual todos vamos a perder.
Piénsenlo. Y no se olviden: Palabra es palabra.