lunes, 21 de julio de 2008

Convención de brujas en Managua. O ¿cómo explicar esto a mis hijos?

En Managua, Nicaragua, en la Plaza de la Revolución, se encontró Rosario Murillo, la mujer fuerte detrás del trono de su esposo, el comandante-presidente Daniel Ortega, y por sus súbditos conocida como ´la bruja´ con Margot Honecker. También ella, como ministra de educación y esposa del jefe del partido comunista de la extinta República Democrática Alemana, fue la mujer fuerte en un país “en camino al socialismo”. Adivinen cómo llamaron a Margot Honecker en el lenguaje popular de sus súbditos: “la bruja”...

El 19 de julio, en años no tan lejanos la gran fiesta de una insurrección popular auténtica contra un régimen déspota, ¿esta fecha histórica, convertida en una convención de brujas? Qué degeneración más triste...

No es ni casualidad, ni un error político que una mujer que simboliza un régimen cruelmente represivo como la Alemania Socialista haya sido invitada a Managua para recibir la orden Rubén Darío. Es coherente con la transformación del sandinismo de Daniel y Rosario en un régimen despótico. Los sandinistas coherentes con la tradición de la insurrección antisomocista del 1979 no estaban invitados a la tarima de honor en la Plaza de la Revolución: Dora María Tellez, Cónica Baltonado, Sergio Ramírez, Henry Ruiz, Víctor Hugo Tinoco, Ernesto Cardenal, los hermanos Mejía Godoy... Me imagino que tampoco hubieran aceptado. Estaban ocupados organizando la resistencia contra lo que ellos llaman la nueva dictadura dirigida por Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Invitar a la “fiesta sandinista” a Hugo Chávez (quien fue el orador principal) y Margot Honecker es un posicionamiento político. Demuestra qué Daniel Ortega y su FSLN se han quedado con las raíces autoritarias y ortodoxas del sandinismo. Las otras raíces y componentes del sandinismo –la lucha por la democracia, la defensa de los derechos humanos, el espíritu libertario-- han quedado en oposición.

Si Rosario Murillo, la esposa de Daniel Ortega, fuera solamente una bruja, no sería más que una nota folklórica. Pero “la Bruja Chayo” es la persona más poderosa de Nicaragua, sin que nadie la haya elegido, menos su esposo. Así Margot Honecker. No la llamaron bruja por excéntrica o loca, la llamaron así por el miedo que causaba, por represiva y por su inmenso poder detrás del trono. Aparte de su esposo Erich Honecker, quien de 1976 hasta el colapso de su régimen en 1989 fue el segundo hombre más poderoso del campo socialista, esta mujer fue la persona más temida y odiada del régimen que cayó en 1989 en una revolución pacífica protagonizada por los movimientos ciudadanos. Los esposos Honecker tuvieron que huir, primero a Rusia, luego a Chile, porque Gorbachev, el presidente soviético, se negaba a reprimir militarmente a la oposición democrática contra los comunistas alemanes. Se negaba a salvar el poder de los Honecker, porque eran los más férreos adversarios de su política de la Perestroika y de la democratización del Bloque Socialista.

Esta mujer es la invitada de honor de Daniel Ortega. A lo que ella representa ideológica y históricamente impuso Daniel Ortega la orden Rubén Darío. Esta decoración otorga la República de Nicaragua a personas por extraordinarios méritos en los campos de cultura y educación. La obra más destacada de Margot Honecker, como ministra de educación, fue la introducción de dos materias obligatorias a las escuelas de la república: marxismo y preparación militar. Y el mayor aporte solidario que su esposo Erich dio al primer gobierno de Daniel Ortega fue el envío de sus expertos de la “Stasi” (seguridad del Estado) a enseñar a los sandinistas a defender la revolución contra enemigos internos. A todo esto va la orden Rubén Darío. Pobre poeta, pobre sandinismo, pobre Nicaragua...

Me entero de la vergonzosa convención de brujas y déspotas precisamente en Berlin, el día que trato de explicar a mis hijos --en el lugar de los hechos--- las tristes pero muy aleccionadoras historias del muro de Berlín, de la idea preciosa del socialismo pervertido por burócratas como Margot y Erich Honecker, de la insurrección de los obreros contra el “gobierno de los obreros y campesinos” en 1953. Nos sentamos en un café exactamente donde los Honecker y sus camaradas construyeron el muro, y de repente veo en un periódico un titular grotesco: “Viuda de Honecker condecorada por Sandinistas.” ¿Y cómo voy e explicar esto a mis hijos?

(Diario de Hoy)