jueves, 3 de julio de 2008

Los dilemas de la izquierda

¿Te has hecho de derecha? Esta es la primera pregunta que enfrento en la primera conversación seria a mi llegada a Alemania. Una amiga muy querida, compañera mía de muchas batallas políticas, investigadora social con incontables aportes teóricos a la conciliación entre sindicalismo y feminismo, me obliga a explicar bien porqué es tan fuerte --‘tan poco solidaria’-- mi crítica hacia los viejos y nuevos íconos de la izquierda latinoamericana, como Fidel Castro y Daniel Ortega, por una parte, y Hugo Chávez y Evo Morales, por otra. Y porqué, luego de 12 años de guerrillero, ya no estoy con el FMLN.

A la izquierda europea, luego de haber apoyado por décadas solidariamente las luchas guerrilleras y populares contra las dictaduras latinoamericanas, ahora ve con satisfacción que al final Latinoamérica está girando hacía la izquierda. Le parece sorprendente y decepcionante que ahora aparezca un tipo como yo diciendo “cuidado con qué tipo de izquierda están apoyando”. Aunque aquí, por suerte, nadie está tan dispuesto como en América Latina de hablar de ‘traición’ y de ‘vendepatria’ cuando alguien disiente, sí están tentados a suponer que la disidencia significa un viraje a la derecha.

No sé si logré convencer a mi amiga que lo mío no es un cambio de bandas. Que no he abandonado el proyecto de la izquierda de crear sociedades más equitativas, más justas. Creo que después de noches de debate, acompañados de varios gritos y algunas botellas de vino, encontramos un punto de encuentro: El problema a resolver de la izquierda es cómo avanzar hacía una distribución justa de riquezas y oportunidades sin sacrificar las libertades democráticas. Ella dice que en Alemania el dilema es que la socialdemocracia ha abandonado la lucha contra la desigualdad social y que la izquierda radical sigue sin entender que no hay progreso que vale la pena si no es en base a derechos y libertades garantizados.

Y yo digo que en El Salvador el dilema es que la izquierda comprometida con la plena democracia se ha desprendido del Frente, pero no ha logrado proyectarse como opción política; que el FMLN sigue bajo el liderazgo de gente de tendencias autoritarias y bajo la influencia de gobiernos que demuestran un marcado desprecio no sólo por las libertades individuales sino también por una sociedad civil fuerte con capacidad de auditar y controlar al poder.

Así nuestros dilemas. No tan diferentes, al fin. Dentro de esto, cada uno tiene que tomar decisiones y posiciones. Aquí en Alemania, los socialdemócratas están discutiendo si buscar gobernar con una alianza de toda la izquierda, incluyendo los poscomunistas, o seguir gobernando junto con los demócratas cristianos. Detrás de esto está la pregunta de fondo: Priorizar la coincidencia entre las izquierdas, la coincidencia entre demócratas.

No tan diferente en El Salvador. La izquierda democrática tiene que decidir si quiere priorizar sus coincidencias con la izquierda fundamentalista del Frente, o buscar una nueva mayoría basada en la coincidencia entre todos que dentro de la izquierda y de la derecha están dispuestos a impulsar conjuntamente las reformas institucionales y sociales necesarias para consolidar la democracia.

Sorprendente que los dilemas que enfrentan las izquierdas en sociedades tan diferentes que Alemania y América Latina al fin no son tan diferentes. Nada de sorprendente que es tan difícil discutir estos dilemas incluso entre amigos muy cercanos. Muchos mitos, muchas expectativas frustradas, muchos tabúes hacen estorbo.

Voy a este reencuentro con mi país de origen --y con mi izquierda de origen-- con toda la disposición de apartar estos obstáculos, tanto para aprender como también para explicar.

Y tal vez haré uso de esta columna para transmitir parte de esta experiencia.

(Diario de Hoy)