jueves, 3 de junio de 2010

Columna transversal: La muerte de un rebelde

Conocer a este hombre era, para mí, como encontrarse con una leyenda hecha hueso y carne. Cuando me dijeron: Vas a reunirte con Dennis Hopper, la primera cosa que me pasó por la mente no era: ¡Wow, el Easy Rider!, sino: ¡Este tipo anduvo con James Dean! Este tipo hizo dos películas a la par de Dean, "Rebel Without a Cause" y "Giant"). Era amigo no sólo de James Dean, sino también de otros actores que habían marcado mi vida: Burt Lancaster, Marlon Brando, Jack Nickolson y Nataly Wood. ¡La chava de "Rebelde sin causa", la María del "West Side Story"!

Luego me acordé de Easy Rider. A mí el personaje que realmente hizo que me identificara con esta película, con este trip americano, era el Billy de Dennis Hopper, no el Wyatt de Peter Fonda. Yo vi esta película docenas de veces por Dennis Hopper, ni siquiera por Jack Nickolson. Dennis Hopper se convirtió, para mí, en el símbolo de la contracultura americana llamada "beat", en el verdadero heredero de rebelde sin causa, James Dean.

Conocí a Dennis Hopper en Los Angeles, en un restaurante Thai, en 1987. Anduve tratando de conseguir, entre los artistas progresistas de Hollywood, fondos para nuestra labor de producir películas documentales desde adentro de la guerra salvadoreña, y para otras necesidades urgentes de la guerrilla, que cualquiera se puede imaginar.

Anduve deprimido, porque el director estrella Oliver Stone (el mismo que en estos días anda con Hugo Chávez exhibiendo en toda Venezuela su documental de alabanza al comandante bolivariano) me había mandado al carajo. Sentía que había sido un error, una pérdida de tiempo y una humillación, haber venido a Hollywood para conseguir apoyo a la guerrilla.

Dennis Hopper no sólo me dio un generoso cheque, me dio ánimo. Sin tanta paja, me entendió. Stone había dicho que para hacer documentales, mejor contratáramos a profesionales. Hopper me dijo: "Stone is a piece of shit", no le hagas caso. Cuando le conté que yo le había dicho a Oliver Stone en su cara que su película "El Salvador" era un melodrama baratero, Dennis Hopper dejó ir una de sus famosas carcajadas diabólicas y un cheque. Además me ayudó, junto con el incansable activista salvadoreño Mario Velázquez, a contactar y convencer a otros artistas de Hollywood, verdaderamente independientes y progresistas: Bert Schneider (el productor de Easy Rider), Heskoll Wexler (el famoso director de fotografía de "Bound for Glory", una biografía de su amigo Woody Guthrie), Christopher Reeve ("Superman") y, todavía me tiemblan las rodillas al sólo pensar en nuestro encuentro, Michelle Pfeiffer.

La idea de nuestro proyecto documental llamado "Doble cara", filmar la guerra desde los diferentes ángulos (la oficial, la insurgente y la del movimiento sindical), y clandestinamente entretejer estas diferentes filmaciones, apeló al alma rebelde de Dennis Hopper. Otros artistas había que abordarles con un discurso humanista, más suave. A Hopper había que decirle: Y si nos sobra pisto, compramos armas.

Dennis Hopper no era el tipo que alguien presenta a su hija. Igual que James Dean, no sirvió de ejemplo para la buena educación. A pesar (o talvez a partir) de sus múltiples problemas con drogas, con matrimonios y con la ley, el Easy Rider Dennis Hopper se convirtió en un símbolo de toda una generación que admiraba a los rebeldes y a los artistas irreverentes (como Burt Lancaster, Jack Nickolson, Marlon Brando...). De todos ellos se hizo amigo y compañero de locuras Dennis Hopper.

Nunca se adaptó a los gustos de moda de Hollywood. Varias veces pasó años sobreviviendo con telenovelas, hasta que nuevamente alguien lo detectara y le ofreciera un papel apto para el rebelde Dennis Hopper. Su estrellato nunca fue permanente, porque para eso un actor tiene que adaptarse. Dennis fue estrella con "Easy Rider" en 1969, y luego de 10 años casi en el olvido, se lanzó nuevamente a la fama con "Apocalypse Now" en 1979. Luego de un profundo bache de drogadicción, su siguiente comeback fue hasta 1986 en "Blue Velvet" y "Hoosiers". Y como director, en 1988 con la tremenda película "Colors" sobre las pandillas de Los Ángeles.

Cuando luego del viaje a Los Ángeles regresé al frente de guerra, ya con nuevos fondos, cámaras e ideas para continuar filmando la guerra, les conté a los compas que había conocido a Dennis Hopper, el Easy Rider. ¿Quién es este baboso?, me preguntaron. - Un insurgente metido en Hollywood, les dije; un rebelde que hace películas. Y les conté la historia de los easy riders...

Luego de años de luchar contra el cáncer, el easy rider Dennis Hopper se fue. Con él, una época ya casi olvidada.

(El Diario de Hoy)