El tenso debate sobre las candidaturas independientes para la Asamblea Legislativa es una tormenta en un vaso de agua. Es muy poco probable que ciudadanos independientes lleguen a la Asamblea, a menos que sean lanzados por grupos de fachada del FMLN para meter de contrabando a unos diputados más. Es más un problema de potencial fraude, pero de ninguna manera pone en peligro el papel protagónico de los partidos, el sistema de la democracia representativa, como algunos lo quieren pintar. Y si algún día realmente llegue a la Asamblea un ciudadano independiente, ¿qué impacto puede tener? Ninguno. Ni el catastrófico para el sistema de partidos que algunos temen. Ni el positivo de hacer la democracia representativa más participativa que otros buscan. Por esto digo: Es una tormenta en un vaso de agua.
Sin embargo, para los gobiernos municipales tendría todo el sentido del mundo abrir la posibilidad que grupos y liderazgos locales puedan acceder al poder. No es nada inusual que en un municipio existan líderes natos que representan, de manera directa, intereses de su comunidad que no tienen nada que ver con las agendas e ideologías de los partidos políticos. Ahora estos líderes, para convertirse en concejales o alcaldes, tienen que supeditarse a la ideología, la agenda nacional, la disciplina de un partido que opera a nivel nacional. Los que no están dispuestos a hacer esto, o los que no son considerados manejables por las direcciones partidarias, no pueden acceder al gobierno municipal, aunque tal vez son precisamente ellos que tienen más arraigo en la comunidad y que ofrecen respuestas a los problemas específicos de su municipio.
En muchos países existen incluso partidos regionales o locales, que juegan un papel importante para la democracia y la resolución de problemas a nivel local, sin tener ambiciones de acceder al gobierno central o al parlamento nacional. En otros países los intereses comunitarios no llegan a traducirse en partidos locales, pero sí en iniciativas comunales sólidas con capacidad de organización, de elaborar propuestas e incluso de asumir el gobierno local. Muchas de estas iniciativas son fuertes precisamente porque logran trascender las divisiones ideológicas y partidarias en función de un interés común a nivel del municipio. Tendrían más capacidad de unir al municipio que los partidos.
Es por esto que a los partidos políticos tradicionales no les gustan estas iniciativas y no quieren que se les abre la posibilidad de asumir los gobiernos locales. Los ven como competencia. No deberían verlos así. Los partidos políticos tienen una función importante e indispensable para articular visiones integrales para resolver los problemas nacionales, pero a nivel local puede ser que sean más eficientes los liderazgos no partidarios que representan un consenso de la población alrededor de intereses muy específicos.
Obligar a todos los liderazgos locales a supeditarse a intereses partidarios -y en consecuencia, a las divisiones ideológicas que no necesariamente aplican a la problemática comunal- ni es democrático ni es garantiza buen gobierno y resolución de los problemas locales.
El fallo de la Sala de lo Constitucional sobre las candidaturas independientes no toca las candidaturas locales, por una simple razón: No eran sujeto de la demanda presentada. Pero esto no es ningún impedimento para la Asamblea Legislativa de discutir y aprobar una reforma electoral que incluya las candidaturas independientes para concejos municipales y alcaldes.
¿Por qué ningún partido promueve esta reforma? Muy sencillo. No quieren perder el control sobre los municipios. Quieren seguir usando sus liderazgos locales para llevar votos a sus campañas para diputados o presidentes. Cada partido debe tener en la cabeza una lista de gobiernos municipales que corren riesgo de perder, una vez que se abra el camino para que iniciativas locales no partidarias aspiren a las alcaldías. Y sabe que tienen muchos líderes locales que sólo están afiliados a su partido porque es la única manera de participar en política y gobierno a nivel comunal.
A nivel comunal las candidaturas independientes sí podrán marcar una diferencia y un salto de calidad para el desarrollo de nuestra democracia. No sólo generarían más democracia, sino también más gobernabilidad y mejor administración en muchos municipios. No así a nivel nacional. Por esto insisto: el debate que ahora llevan los partidos políticos sobre las candidaturas no partidarias es pura paja para distraer la atención de las verdaderas reformas que no quieren tocar.