miércoles, 19 de febrero de 2014

¿Por qué no logra construir mayoria el FMLN?

El FMLN, aunque en primera ronda sacó una cómoda ventaja de 10 puntos porcentuales sobre ARENA, no ha crecido. Ha pasado gobernando 5 años, ha aumentado el clientelismo heredado del gobierno de Tony Saca, ha recibido de Venezuela cientos de millones de dólares; ha recibido todo el apoyo (incluso ilegal) de Casa Presidencial. Pero no ha logrado convertirse en mayoría.
Cuando digo mayoría, no hablo de ganar elecciones. Es posible que el FMLN gane la segunda ronda de las elecciones con más de 50% de los electores. Estoy hablando de la mayoría que tiene que construir una izquierda que quiere transformar al país. No importa si la izquierda es revolucionaria o reformista, siempre plantea una transformación cultural, social y política que no funciona ni con mayorías electorales coyunturales ni mucho menos con imposición. Requiere de la capacidad de construir una mayoría capaz de hacer sostenible los cambios. De esto estoy hablando.

¿Cuáles son los factores que han impedido al FMLN crecer para construir esta mayoría, a pesar de todas las ventajas? ¿Y qué tendría que hacer el FMLN, en los próximos años, para poder construir una mayoría transformadora?

El FMLN ha perdido apoyo en el sector más importante de la población: la clase media urbana, compuesta por profesionales y empleados. Esto se hizo evidente en las elecciones parlamentarias y municipales del 2012, cuando el FMLN perdió control de casi todo el Gran San Salvador, incluyendo centros urbanos de clase media baja y de obreros, como Ilopango, Soyapango, San Martin, Apopa, Mejicanos...

Es una población con fuertes aspiraciones de movilidad social, que entiende que la consolidación de su posición económica-social depende del crecimiento económico del país, de su modernización, de su desarrollo productivo, de su productividad. Ya que las aspiraciones de estos sectores están concentrados en sus hijos, la calidad de la educación, incluyendo educación superior, tiene mucha importancia para estos sectores. Ven que el FMLN, y sobre todo su candidato, no han hecho nada para mejorar la calidad de la educación.

Estos sectores, o no son beneficiarios de las políticas de subvención de el FMLN, o por lo menos no dependen de ellas. Seguramente, no se dejan comprar por un par de zapatos. Exigen más bien políticas sostenibles que garantizan que la movilidad social, experimentada en las últimas dos décadas (los famosos “20 años de ARENA”) siga abriéndoles oportunidades de superación – a ellos y sobre todo a sus hijos.

Para construir una mayoría sólida, el FMLN no puede seguir priorizando el gasto social y las subvenciones. Tal vez le sirve para ganar unas elecciones, pero no para consolidar un proyecto político. Para esto, la izquierda tiene que generar confianza y esperanza en los sectores de la clase media urbana.

Por su exposición a los medios impresos, su acceso a las nuevas tecnologías de comunicación, y por la integración de sus hijos a la educación superior, en estos sectores se está consolidando una nueva cultura de ciudadanía, mucho más crítica y demandante que la tradicional. En estos sectores tienen impacto los permanentes atropellos a la independencia de las instituciones por parte del FMLN. Son ciudadanos que exigen a los partidos apertura, tolerancia, pluralismo, debate.

El otro factor que impide crecimiento de la izquierda es la confrontación con la empresa privada. El FMLN y Funes parten de un análisis superficial, pensando que los empresarios son un sector minoritario, y que pasar cinco años atacándolo y insultándolo les da rédito electoral. No toman en cuenta que, aunque los empresarios grandes y exitosos son estadísticamente pocos, millones de salvadoreños en el fondo quieren ser como ellos. El Frente no entiende el factor de las aspiraciones, que para las decisiones electorales pueden ser hasta más decisivas que las experiencias vividas. Muchísimos salvadoreños están estableciendo negocios, emulando a los empresarios que Funes vilipendia cada rato, y millones comparten esta aspiración para sus hijos. Apelar al resentimiento social todavía es el eje central de la identidad política y cultural de la izquierda salvadoreña, y como tiene su rédito electoral en ciertos sectores, en otros sectores (los crecientemente importantes) su explotación excesiva marca límites al crecimiento de esta izquierda.

Cuando se habla del factor confianza, siempre se refiere al capital, a los inversionistas nacionales e internacionales. Pero igual de importante es para un partido de izquierda construir confianza en los sectores de clase media: la confianza que sus aspiraciones de superación y de movilidad social no choquen con las políticas de justicia social, de equidad, y a veces de venganza social por parte de la izquierda.

Superando estas limitaciones auto-impuestas, y creando esta confianza en los sectores medios, sobre todo los urbanos y profesionales (y otros que están al punto de hacer este paso), la izquierda perfectamente podría construir una mayoría que le permita promover reformas sociales y políticas económicas de corte socialdemócrata, combinadas con reformas políticas que consoliden la democracia y sus instituciones.

No es que no hay mayoría para la izquierda. No hay mayoría en El Salvador para una izquierda retrógrada, autoritaria, anti-empresarial, que privilegia el populismo sobre el desarrollo y la intervención estatal sobre la iniciativa privada.

La suerte del FMLN ha sido que ARENA también enfrenta muchos obstáculos y claudicaciones internas en su intento de responder a las aspiraciones de esta gran clase media, con sus múltiples aspiraciones de superación. El 2 de febrero esto se manifestó en que ambos partidos grandes fueron castigados. El FMLN logró movilizar su voto duro y otro sector nuevo, principalmente rural, que responde al sistemático clientelismo. ARENA se quedó muy debajo de su voto tradicional, debilitado por una parte por la división de la derecha, por otra parte por la lentitud de la renovación  de su liderazgo y su ideario.

Los problemas que el FMLN tendrá que resolver para crecer son más de largo plazo, por esto su crecimiento en la segunda ronda depende exclusivamente de pactos y negociaciones clientelistas. En este sentido, su táctica de crecimiento electoral y cortoplacista puede convertirse en un obstáculo para su crecimiento a largo plazo.

El FMLN, antes de poder crecer. tiene que pasar por un largo y doloroso proceso de revisión de toda su cultura política. Y estos procesos son más fáciles hacerlos desde la oposición, no desde el gobierno. Otra razón más, para mi, de preferir que el FMLN no gane, sino que al fin se embarque en su transformación en la izquierda democrática, plural y deliberante que necesita el país. La izquierda con la dirección e ideología actuales, y con esta dependencia del gobierno de Venezuela, es contraproducente para el país y para ella misma. 
(El Diario de Hoy)