domingo, 2 de diciembre de 2018

Cada uno haga sus números. Columna Transversal

Parece que ya están decididas las elecciones presidenciales. Parece. Pero la apariencia puede engañar. Se genera en dos campos: en el de las encuestas, y en las redes sociales, donde existe un claro dominio de los operadores de Nuevas Ideas, resultado de un trabajo sistemático de años.

Hasta La Prensa Gráfica, por nada conocida por simpatía con el candidato de GANA, en su nueva encuesta da la impresión que la gente ya se decidió. Pero el 46.9% no se ha decidido, según esta encuesta. Es un porcentaje inusualmente alto, cuando solo faltan 2 meses a las elecciones. Además hay que tomar en cuenta que puede existir un “voto escondido” que aun no se revela en encuestas. Cuando la pregunta era con qué partido partido simpatizan, ARENA está con 25.9% unos 9.2 puntos encima de su intención de voto (16.8%). El FMLN, con 14.8% de simpatía, está unos 7.9 puntos encima de su intención de voto (6.9%). Se puede deducir que ambos partidos tienen un potencial “voto escondido” considerable.

Esto se confirma con los datos sobre “identidad ideológica”. Un 35.3% se declara de derecha, y un 17% de izquierda, dejando bastante espacio de crecimiento, tanto a los partidos de derecha como al partido de izquierda – una vez que los indecisos tomen su decisión electoral.

Es cierto que el “voto duro” ya no es tan duro, por el evidente desgaste de los partidos. Esto se expresa en las encuestas. Los simpatizantes tradicionales y hasta los miembros de los partidos usan las encuestas para expresar su insatisfacción con sus direcciones. ¿Lo harán también a la hora de votar de verdad? Me permito ponerlo en duda.

Con el inusual porcentaje de indecisos (46.9%), y con el potencial voto escondido (o voto todavía en berrinche con las direcciones de sus partidos) para FMLN y ARENA, es muy prematuro (o tramposo) querer declarar ganador a esta altura. Esta ha sido la estrategia de Bukele desde el inicio. “El pueblo ya decidió” siempre ha sido su consigna favorita. Las encuestas han alimentado esta euforia y ciertamente impactado la opinión pública.

Para obtener una imagen más realista, hay que analizar otros elementos igualmente importantes, que pueden arrojar elementos de valoración sobre el potencial de las tres candidaturas. Un factor es la situación interna de los partidos ARENA y FMLN. Ambos han lanzado candidatos que gradualmente se desmarcan de los conceptos tradicionales de sus partidos. Gradualmente, porque quieren evitar conflictos internos en tiempos electorales. Carlos Calleja, en las elecciones internas promovido por el aparato partidario, comienza a comportarse como “outsider” y “renovador”, adoptando un discurso independiente del partido. La selección de Carmen Aída Lazo como su vice ha sido un desafío a los conservadores en ARENA. Y resulta que ella no está de adorno, sino sus posiciones críticas a las políticas económicas y sociales de los gobiernos de ARENA se están reflejando en un giro sorprendente: La fórmula Calleja/Lazo está adoptando como su eje central el concepto de fuertes inversiones sociales como palanca para el crecimiento. Esta misma línea se prolonga en sus propuestas en el tema Seguridad, priorizando la inversión social focalizada sobre la continuación de la guerra contra las pandillas. Todavía les cuesta reunir toda la derecha detrás de esta nueva visión. Y también requiere tiempo convencer a los sectores críticos a ARENA que estos cambios son más que un cambio de discurso. Pero se puede observar que en ambas direcciones (la interna y la externa) están gradualmente teniendo avances.

En una situación parecida se encuentra Hugo Martínez. Tiene que convencer al voto duro rojo que su giro hacía la renovación es la única forma de mantener vivo al FMLN como partido de izquierda. Y por otra parte tiene que superar en los sectores decepcionados de los gobiernos del FMLN muchas dudas de su capacidad de encabezar la renovación de su partido.

Si ambos se mantienen coherentes y audaces en sus planteamientos, pueden movilizar votos que estaban distanciándose de sus partidos.

Otro factor a analizar es el impacto del sistemático trabajo territorial que ambos candidatos y sus partidos están haciendo. Si con este trabajo pueden movilizar a las bases organizadas en los municipios que gobiernan, la recta final puede producir sorpresas. En este campo, ni GANA, ni CD, ni Nuevas Ideas pueden competir. Y menos su candidato, quien parece tener aversión al contacto directo con la gente.

Todos estos factores posiblemente no se reflejan en las encuestas. Encuestas son encuestas, pero como dice Salvador Samayoa: En marzo 2018 hubo una medición real, no en encuesta, sino en elecciones, donde los tres partidos que respaldan a Carlos Calleja obtuvieron 1.25 millones de votos. ¿Cuántos factores objetivos existen para pensar que esta vez van a votar diferente? Y estos 1.25 millones votaron en una elección legislativa con solo 45% de participación. Si proyectamos este resultado a una elección presidencial, que suele tener por lo menos un 55% de participación, estaríamos hablando de casi 1.5 millones de votos – en un padrón total de 5.6 millones, de los cuales votarán 3 millones, si la participación es de un 55%, como en la primera ronda del 2014.


Cada uno haga sus números…