lunes, 29 de agosto de 2005

La tormenta en un vaso de agua

Gran escándalo: ¿Se han roto los Acuerdos de Paz? ¿Mantiene armas y fuerzas militares el FMLN? Piden instalar una comisión especial investigadora en la Asamblea para contestar estas preguntas.

¿Y por qué? Una tormenta en un vaso de agua. Cálmense, no ha habido ninguna emboscada al Batallón Cuzcatlán en su regreso del aeropuerto a la capital. Tampoco el FMLN ha bajado ningún helicóptero, ni secuestrado a nadie últimamente. Si todo está tranquilo en El Salvador, ¿de dónde proviene, entonces, el inminente peligro para la paz?

De Schafik Hándal, para variar. De sus fuerzas especiales que están listos para salir a Venezuela a repeler la invasión norteamericana. Dónde están acuartelados, aún nadie ha podido investigar - pero claro, si existen son tropas clandestinas, son guerrillas, por definición no se dejan ver. Recuérdense, la Fuerza Armada pasó 12 años buscando las tropas guerrilleras y casi nunca las encontró. El hecho que nadie haya visto las tropas de Schafik, no es prueba de que no existan.
Entonces, la Asamblea Legislativa, la Fuerza Armada, la fiscalía y la PNC van a investigar si el FMLN, después, y a pesar, de los Acuerdos de Paz, ha guardado armas para equipar a los "cientos y miles" de salvadoreños que en caso de una invasión norteamericana irán a Venezuela - según Schafik Hándal en un programa radial con Fidel Castro y Hugo Chávez.

Todo esto parece broma. Sólo que bromeando con la paz no es tan chistoso. La paz salvadoreña ha costado demasiado -a todos: civiles, militares, guerrilleros- para que cada rato (más bien en cada campaña electoral) alguien grite: "Está en peligro la paz".Para interpretar de esta manera las declaraciones de Schafik en La Habana, uno tiene que ser o tonto o perversamente demagogo.

Si fue prudente, es cuestionable; pero lo que Hándal hizo fue decir en voz alta lo que todo el mundo sabe: En caso que Estados Unidos use la fuerza militar para derrocar al gobierno de Hugo Chávez, pone en peligro la paz en toda América Latina. Provocaría que miles de voluntarios vayan a defender la soberanía de Venezuela. Así como irían colombianos, ticos, mexicanos, argentinos, también salvadoreños. Así como irían a cualquier otro país que sufra una invasión por parte de Estados Unidos.

Yo no, porque soy demasiado viejo y porque hay suficientes jóvenes para hacerlo. No porque haya cambiado de principios. Los mejores hombres de Europa y Estados Unidos fueron a España a defender la república contra los fascistas de Franco, Mussolini y Hitler. Willy Brandt, quien 30 años más tarde se convirtiera en el líder de la socialdemocracia europea y jefe del gobierno alemán, entre ellos. Los movimientos de izquierda de Europa y Estados Unidos no mandaron tropas ni armas a España, no se convirtieron en fuerzas militares. De sus filas y de sus simpatizantes se desprendieron miles de personas que tomaron, cada uno, la decisión individual de ir a España. A mi nadie me mandó a El Salvador. Mucho menos con armas. Es más, antes de irme inicié una campaña pública bajo el nombre "Armas para El Salvador", y la sociedad civil alemana -ojo: ningún partido apoyó la campaña, pero sí grupos sindicales, religiosos y estudiantiles- aportó 3 millones de dólares.

Algunas leyes de la física aplican a la política: Donde hay acción, hay reacción. Donde hay intervención, habrá solidaridad. Donde hay tropa invasora, habrá voluntarios de otros países para combatirla. Anunciar ésto es como anunciar que donde hay tormenta habrá inundación. Sería tonto -o muy demagógico- culpar de los daños a quien los haya anunciado.
Yo no creo que Schafik tenga razón en pensar y anunciar que es inminente una acción militar norteamericana contra Venezuela. Pero, ¿quién sabe? Sería ilógico, pero ¿es lógica la política de Bush, Cheney y Rumsfeld?

Tampoco comparto con Schafik la amistad con Hugo Chávez. Me gustaría que el pueblo venezolano tenga la capacidad de sustituir al populista autoritario Chávez por un gobierno de izquierda democrática. Pero son los venezolanos los únicos llamados a derrocarlo.

Tampoco creo que la causa noble de la solidaridad se beneficie si líderes como Schafik conjuran peligros e intervenciones muy poco probables. Las posibilidades electorales de su partido seguramente no se benefician, aunque talvez las cajas del partido… Más bien me da la impresión que las declaraciones de Schafik tienen un propósito principal: forjar la unidad ideológica de su militancia. Unidad frente a inminentes peligros. Unidad frente al enemigo. Unidad, digo yo, ficticia, cerrada. Unidad de aislamiento, no de diversidad y amplitud.

Entonces, yo no suscribo las declaraciones que hizo Schafik en Cuba. Son correctas en sí, pero sospecho de sus motivaciones y discrepo de su finalidad. Sin embargo, tiene todo el derecho de darlas sin que el gobierno lo acuse y lo mande a investigar por atentar contra la paz en El Salvador.

Como dije al principio: La paz es demasiado valiosa para jugar con ella, para ganar unos cuantos votos en elecciones. Y esto va para ARENA. Schafik sabe que estas declaraciones le cuestan votos, pero ARENA piensa que pegando gritos al cielo sobre armas y tropas del FMLN -que ellos mismos saben que no existen- puede restarle votos al FMLN.

Puede ser que las declaraciones de Schafik sean un error. Pero las reacciones del gobierno y de ARENA son irresponsables. Todos tenemos derecho de equivocarnos, pero nadie tiene el derecho a actuar de manera irresponsable. Mucho menos desde Casa Presidencial.
(Publicado en El Faro)