lunes, 8 de mayo de 2006

Beneficio de la duda

A veces hay que ser optimista. Pero tampoco ingenuo. Estamos estrenando nuevos legisladores y gobiernos municipales. Con lo que tenemos ahora, vamos a tener que vivir por tres años.

Apliquemos el beneficio de la duda a los elegidos para destinar nuestros destinos.

Para empezar, estoy seguro que la nueva alcaldía de San Salvador será mucho mejor que la anterior. No hay nada peor que la inercia, la parálisis, el bloqueo, la incapacidad de tomar decisiones, ni siquiera de hablar claro. Tengo confianza que Violeta y su equipo atacarán los problemas de la ciudad, con mucho más decisión que Carlos Rivas Zamora y su equipo del FDR. Incluso pienso que tendrán más capacidad de negociar con el gobierno central. Carlos Rivas Zamora y el FDR pueden haber tenido menos problemas ideológicos que Violeta y el FMLN para acercarse a un gobierno de derecha, pero negociar sólo se puede exitosamente con alguien que muestra fuerza y claridad.

También puede ser que la nueva Asamblea tenga más capacidad de debatir que la anterior. Los escépticos tienen razón: Hasta el momento no hay hechos concretos que indiquen esto. Tampoco los puede haber tan rápido. Es demasiada fresca la memoria de la vergonzante carrera final de la Asamblea saliente por arreglos, componendas, mutuos favores. Pero yo más bien confío en la lógica: El electorado ha dado a ARENA y el FMLN –y sólo a ellos- la llave de la gobernabilidad – y a la larga no pueden negarse a usarla. No pueden dejar al país paralizado por tres años. Pagarían un costo demasiado alto. Y como nadie sabe a quien el pueblo cobraría en el 2009 –al gobierno, al FMLN o a ambos- por no haber resuelto los problemas del país, lo más lógico es que van a encontrar métodos de diálogo y de solución.

Aplicar el beneficio de la duda al FMLN significa: No creerles su propio discurso. Esperar –y talvez fomentar- que paulatinamente se distancien del maximalismo y encuentran sentido a soluciones negociadas.

Tampoco hay que creerles su propio discurso cuando dicen que ahora hay unidad monolítica. Hoy que la batalla contra los renovadores y reformistas está ganada, les toca a dirigentes probados del grupo vencedor asumir la responsabilidad de mantener abierto (o abrir donde sea necesario) dentro del FMLN espacio para la racionalidad, el debate, el cambio. Y también el espacio que un partido de oposición necesita para negociar y pactar con el gobierno cuando sea necesario. La presencia de Roberto Lorenzana en la directiva de la Asamblea me inspira optimismo, en este sentido, igual que la presencia de Centeno y Arias me inspira escepticismo. Pero con Lorenzana en la directiva del parlamento y con dirigentes dialogantes e inteligentes como Violeta Menjívar y Norma Guevara en la alcaldía capitalina, no hay razones para ser pesimistas y pensar que los partidarios de una política intransigente y antisistema ya han ganado la batalla sobre el futuro del Frente.

¿Cómo aplicar el beneficio de la duda a ARENA? Ahí no es tanto el discurso intransigente que hace estorbo, sino más bien sus fuentes y mecanismos subterráneos de influencia que ejerce la derecha económica sobre el gobierno. Claro, el hecho que el arquitecto de la reforma fiscal haya tirado la toalla y haya sido sustituido por un representante de las cúpulas empresariales que se oponían a la reforma fiscal, no es un buen indicio. Pero el hecho de que la correlación de fuerzas –resultado de los errores que cometió en la campaña electoral- obligue al presidente Saca a retroceder en su camino de transformar al partido y a adoptar un rol del Estado contradictorio a la doctrina ortodoxa de la derecha, no significa que haya desistido de esas intenciones reformistas. Apostó todo a ganar las elecciones y así abrir camino a su curso reformista – y no ganó. Ahora tiene que pagar el costo político. Se lo cobran sus adversarios dentro de la derecha.
Sin embargo, Saca está lejos de ser derrotado. Sigue siendo la única carta de la derecha para mantener el apoyo popular a ARENA. Y sobre todo la única carta con posibilidades de abrir rutas para desentrampar el equilibrio legislativo que amenaza con afectar la gobernabilidad y la factibilidad financiera de la administración arenera. Por lo tanto, aplicando nuevamente la lógica, no es necesariamente ingenuo predecir que Saca va a recuperar la fuerza y el espacio para poder negociar exitosamente con el FMLN. Estoy hablando no tanto de la fuerza que necesitará para enfrentarse al Frente, sino más bien de la fuerza interna que necesitaría para pararse en frente de su partido y sus dueños históricos. Fuerza como la tenía Cristiani para sentarse a negociar y hacer concesiones a la guerrilla - y para aguantar las presiones internas de su partido, de los militares y de los empresarios.

Donde más me cuesta aplicar el beneficio de la duda es al interior del FDR de constituirse como nueva opción de izquierda democrática. No tengo duda ninguna que la izquierda necesita de nuevas opciones. La manera cómo nació el FDR –sus pecados de nacimiento- no inspira mucho optimismo. Pero, en última instancia, las nuevas opciones nacen por necesidad – y sólo por necesidad. No siempre y nunca sólo por voluntad. La mala actuación del FDR en la recta final de la Asamblea, horas antes de su muerte como fracción legislativa, no borra la necesidad que existe para construir una nueva opción de izquierda. Si el FDR será el vehículo para llegar a esta opción, queda abierto. La elección de un fiscal general no adecuado para acelerar la legalización de su partido fue un error que puede resultar fatal. No hay que negociar lo que corresponde a uno por derecho. Al FDR le hubieran podido retrasar, pero no negar, la legalización de su partido. Poner en peligro su principal capital político –credibilidad, transparencia, una postura ética diferente- para conseguir algo que legalmente le compete, es estúpido. La lucha política por sus derechos de organización y participación y contra las maniobras del FMLN y de ARENA de negárselos, hubiera traído al FDR mucho más ganancia moral y política que el hecho de obtener la legalidad de manera rápida pero intransparente.

Además: ¿Qué beneficio político le puede dar al FDR su obstinación por conseguirle a Carlos Rivas Zamora un puesto elevado? ¿O piensan seguir construyendo al FDR alrededor de la figura del ex alcalde, a pesar de todo? ¿O se trata de uno de estos cargos públicos que permiten ubicar a toda una cola de cuadros? ¿Es esto el interés en la Corte Suprema o en la Procuraduría?
Pero repito: Las opciones nuevas nacen cuando hay demanda y oportunidad. Esta lógica va a mover al FDR y las otras corrientes socialdemócratas a abandonar el sectarismo y el oportunismo y a comenzar en serio la construcción de una izquierda reformista fuerte.

Entonces, no hay razón de dejarse paralizar por el pánico. Hay opciones. Hay tendencias –en todas las fuerzas políticas importantes- que vale la pena cuidar, apoyar, reforzar. Hay peligros y hay opciones de solución.

Vale la pena seguir haciendo política. Vale la pena seguir haciendo opinión pública.
(Publicado en El Faro)