viernes, 18 de abril de 2008

HAY QUE HACER ATERRIZAR A LOS CANDIDATOS

Tenemos dos pretendientes a la presidencia. Y los dos callados, cuando los buseros fueron al paro de transporte, poniendo en la agenda nacional el problema eterno del transporte público. ¿De qué sirven candidatos que no tienen propuesta de solución ante un problema que afecta diariamente –de manera directa o indirecta-- a todos?

Del gobierno ya no se espera nada. Ya tiró la toalla. Cede ante las presiones de la mafia de buseros. Ya aceptó el aumento de la tarifa, a pesar de los subsidios y a pesar de la pésima calidad del servicio. Pero los candidatos no se pueden dar el lujo de no tener una propuesta de cómo reordenar el transporte público, cómo hacerlo eficiente y seguro, y cómo hacerlo sostenible para las empresas operadoras y al mismo tiempo alcanzable para los usuarios.

Rodrigo Ávila, como candidato del partido gobernante, no puede hacerse el suizo. Es cierto que no está gobernando, pero su partido sí. Si como candidato no muestra voluntad y fuerza para obligar a su partido a adoptar políticas públicas que respondan a los problemas más sentidos de la población (y además a las necesidades de desarrollo del país), ¿cómo piensa convencer a los votantes que tiene madera para gobernar?

Yo hubiera esperado de los candidatos un grito de guerra contra el caos, la corrupción, el chantaje que reinan en el transporte público. No al aumento. Pedir medidas drásticas contra el cobro ilegal de tarifas no autorizadas. Un llamado al gobierno a declarar emergencia nacional, militarizando el transporte, garantizándolo con o sin los buseros. Y un plan de cómo, en pocos años, crear un sistema público de transporte público con participación pero sin poder de veto de los empresarios buseros.

Se entiende que Funes y Ávila, a esta altura de sus campañas, aun no tengan un plan elaborado, detallado y consensuado. Pero por lo menos que en una situación de crisis anuncien el rumbo que bajo su gobierno darán a la política de transporte público (no que ahora exista una que tenga rumbo). Aunque la situación del transporte público constituye una emergencia nacional, es un desastre perfectamente previsible. No hay excusa para los partidos de no tener propuesta de solución.

Y así en otros campos. Los candidatos, sobre todo Funes, quien ya tiene meses de estar preparándose, ya no pueden quedarse en un debate de generalidades. La opinión pública debe presionarlos a que aterricen; que presenten propuestas concretas a los principales problemas del país: desempleo, costo de la vida, productividad, seguridad, sistema de salud, transporte público, cómo focalizar los subsidios, agua potable, medio ambiente...

Necesitamos escuchar, a partir de ahora, propuestas claras, viables, sostenibles. Tenemos que ponernos exigentes con los candidatos. Esta batalla no es entre democracia y socialismo. Es entre dos fuerzas que tienen diferentes conceptos del rol del estado, de cómo usar subsidios para crear equidad; sobre regulación y competencia. La crisis económica exige medidas de Estado. Y las medidas pueden dar alivio o pueden ser medicinas que profundicen la enfermedad.

Sobre esto hay que discutir para poder decidir, cada uno, a quién de los dos apostar, a quién de los dos confiar la caja del estado, las llaves del gobierno. No podemos tolerar que en las calles estalle una crisis y los candidatos se hacen los suizos. Entiendo que Funes tiene un grave problema con el contubernio que su partido tiene con los transportistas; y que Ávila difícilmente puede hablar claro sin entrar en contradicciones con el actual gobierno. Bueno, esos precisamente son los desafíos donde se ponen a prueba la calidad de un candidato.

(Publicado en El Diario de Hoy, Observatorio Electoral)