Querido doctor y caballero:
Quiero comenzar el año dedicando mi carta a un compatriota ejemplar. Usted es el salvadoreño que más cerca ha llegado a recibir el premio Nobel. “Muchos, en la comunidad científica mundial, consideran que Salvador Moncada debió haber recibido dos veces el premio Nobel de Medicina: en 1982 y 1998,” según la BBC de Londres.
No soy juez de esto, pero me dicen que sin sus investigaciones y aportes no existiera la famosa píldora Viagra que da potencia sexual hasta a casos perdidos. No es que yo sepa de Viagra, pero algo de excepcional tiene que tener un médico graduado de la Universidad de El Salvador si lo relacionan con este tipo de éxitos revolucionarios.
También, que yo sepa, ustedes es el único salvadoreño que puede llevar el título ‘Sir’ con su nombre, porque fue nombrado ‘Knight’ (caballero) por la reina Elizabeth II por sus méritos científicos.
Usted, al igual que su amiga María Isabel Rodríguez, es muestra del potencial académico y científico que no estamos aprovechando como país, porque dejamos a la Universidad de El Salvador en el abandono y en manos de ineptos.
Habrá gente que diga “Pero Moncada no es salvadoreño, es de Honduras.” Igual como dicen de Horacio Castellanos Moya, cuyos libros tienen éxito a nivel internacional. Claro, usted es hondureño, porque nació en Tegucigalpa. Y es salvadoreño, porque se creó y se formó en San Salvador. Y es británico, porque vive y realiza sus investigaciones en Londres.
Su partida de nacimiento hondureña y su pasaporte inglés no le quitan nada del orgullo que sentimos en El Salvador porque en nuestras calles y en nuestra universidad se formó un salvadoreño que conquistó el mundo.
¡Felicidades, Sir Salvador!
Paolo Lüers
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