Para cumplir con el fallo, el gobierno salvadoreño tuvo que pedir públicamente perdón a los familiares de las niñas Serrano.
En vez de ir personalmente a Chalatenango, el presidente Antonio Saca mandó a su canciller, como si Chalatenango fuera otro país.
En vez de aprovechar la ocasión para, de una vez por todas, pedir perdón --no sólo a la familia Serrano, sino a todos los afectados por crímenes y violaciones de Derechos Humanos cometidos por la Fuerza Armada en nombre del Estado salvadoreño--, el gobierno declaró que “entendía el sufrimiento” de la familia Serrano.
En vez de aprovechar la ocasión para pedir perdón porque así lo mandaba la conciencia y la historia, el gobierno Saca se limitó a medio salir del mandado de la Comisión Interamericana, de malas ganas y sin convicción alguna.
En esa ocasión yo usé mi columna (que en aquel entonces publiqué en El Faro) para escribir el “Discurso de un estadista que no fue”. Me inventé el discurso que el presidente no tuvo el valor de pronunciar en Chalatenango, donde no tuvo la dignidad de ir...
Reproduzco una parte del discurso que no fue:
“A nombre del Estado salvadoreño que represento como Presidente de la República, y a nombre de la Fuerza Armada salvadoreña que represento como su Comandante en Jefe, me dirijo al pueblo salvadoreño para pedir perdón por los abusos, atropellos, crímenes que a nombre y bajo la responsabilidad del Estado y de la Fuerza Armada han sido cometidos contra ciudadanos salvadoreños durante el conflicto armado”.
Lástima que este discurso no se pronunció. Y que, para escribir algo positivo, tuvo que recurrir a la ficción. Lo mismo pasó un año después, en enero del 2007, cuando el presidente Saca convocó, así como lo hizo el presidente Funes ahora, un 16 de enero, a los firmantes de la paz y a la élite del país para conmemorar los Acuerdos de Paz. Tuve que inventarme, para mi columna en El Faro, una “página perdida del discurso presidencial”, porque el presidente no fue capaz de reconocer el aporte del FMLN a la construcción de la paz.
En la página que faltaba al presidente hubiera dicho:
“A mí, como Presidente de toda la nación, no me cuesta reconocer la verdad que tal vez sigue doliendo o incomodando a muchos de mis correligionarios: La paz es conquista de todos, incluyendo a los miles de combatientes de la guerrilla, quienes con la misma disciplina, con el mismo sacrificio que mostraron en la guerra, cumplieron al pie de la letra el cese de fuego, depusieron sus armas y se incorporaron a la vida política y social del país. La firma de los Acuerdos de Paz -y su cumplimiento- no hubiera sido imaginable sin el espíritu patriótico, la visión de país y la responsabilidad de los dirigentes históricos del FMLN...“
Dicen que la historia, cuando uno no aprende sus lecciones, se repite. Es cierto. El actual Presidente de la República no ha aprendido nada de la triste historia de discursos -y actuaciones- incompletos de sus antecesores. Tan así que en su discurso del 16 de enero de 2010, cuando pidió perdón al pueblo salvadoreño por los abusos, crímenes, masacres y violaciones de Derechos Humanos que sufrió durante la guerra, se limitó a pedir perdón por los crímenes cometidos por las fuerzas gubernamentales. Aplaudo el hecho de que al fin un Presidente haya dicho estas palabras: Pido perdón a nombre del Estado que ha cometido abusos y crímenes”.
Pero igual que a Saca, a Funes se perdió una página de su discurso. Por suerte, la logramos recuperar. En esta página el presidente Funes hubiera dicho:
“De igual forma, como el primer presidente electo con la bandera del FMLN, pido perdón al pueblo salvadoreño por todos los abusos, masacres, torturas, ejecuciones, asesinatos a civiles y otros crímenes cometidos por fuerzas guerrilleras y a nombre del FMLN, partido que hoy tengo el honor de integrar y que me llevó a la Presidencia. Igual como el Estado no puede dar las espaldas a las víctimas de crímenes cometidos en su nombre, tampoco el FMLN a las víctimas de crímenes cometidos en su nombre. No soy vocero del FMLN, pero me siento obligado a decir estas palabras, para que el pedido de perdón que he pronunciado hoy sea completo y honesto”.
Palabras no pronunciadas por el presidente Funes. Alguien podrá decir: Pero el vicepresidente Salvador Sánchez Cerén, en otro acto el mismo día, pidió perdón a nombre del FMLN. Sin embargo, así de fácil no puede zafarse de la responsabilidad. El vicepresidente y ex-miembro de la Comandancia General del FMLN no pidió perdón por los crímenes contra civiles cometidos por el FMLN. Ni menciona estos crímenes, mucho menos los que tienen que ver con su historia personal y con su responsabilidad como comandante en jefe por las ejecuciones sumarias cometidas por las FPL en San Vicente.
El vicepresidente Salvador Sánchez Cerén dijo el 16 de enero en un acto partidario: “El FMLN le pide perdón a todo el pueblo salvadoreño afectado por nuestras acciones militares”.
Pero nunca se trató de pedir perdón por las acciones militares. Hay que pedir perdón por los abusos y crímenes. El vicepresidente ni siquiera menciona que el FMLN, aparte de acciones militares, también cometió violaciones a los Derechos Humanos y crímenes y masacres. ¡Así de fácil no se puede zafar!