Estimados
colegas:
Al escribir esta carta, en la tarde de este lunes post-electoral, siento una horrible goma. Peor incluso que las gomas que le producen los placeres del licor. Es una de fatiga, luego de una jornada de 27 horas de trabajo como miembro de una junta receptora de voto. Pero también es goma producida por la rabia que te produce la manera como el Tribunal Supremo Electoral pone a trabajar a estos más de 300 mil ciudadanos que en cada elección se apuntan voluntariamente para integrar las juntas o servir de vigilantes electorales.
Al escribir esta carta, en la tarde de este lunes post-electoral, siento una horrible goma. Peor incluso que las gomas que le producen los placeres del licor. Es una de fatiga, luego de una jornada de 27 horas de trabajo como miembro de una junta receptora de voto. Pero también es goma producida por la rabia que te produce la manera como el Tribunal Supremo Electoral pone a trabajar a estos más de 300 mil ciudadanos que en cada elección se apuntan voluntariamente para integrar las juntas o servir de vigilantes electorales.
Quería conocer esta experiencia, y por
esto me apunté, esta vez no como periodista o observador, sino como miembro de
la JRV 438. A pesar de la goma, estoy feliz de haber vivido esta experiencia
junto con todos ustedes.
Trabajar juntos hasta el punto del
colapso es una excelente forma de conocer a los seres humanos. Conocí en
ustedes, los colegas y vigilantes de la JRV 438, extraordinarios ciudadanos
comprometidos, cada uno con sus causa política, pero de gran calidad humana y
solidaria que deja olvidar las diferencias. Por mala suerte, tuvimos que
establecer la mesa entre solo cinco integrantes, lo que significaba que nadie
tenía suplente y nadie podía descansar en ningún momento de la jornada. La
única manera de enfrentarse a la monstruosa tarea de facilitar, en medio del
caos creado por la incompetencia y negligencia del Tribunal Electoral, el voto
libre a los ciudadanos y luego terminar los conteos y llenar los docenas de
actas era formar un verdadero team.
Conocí a Lorena, quien con orgullo lleva
el chaleco rojo del FMLN, siempre cumpliendo su misión de proteger “su voto”,
pero al mismo tiempo solidaria con la inexperiencia de otros, como yo,
echándonos la mano – y tratando a los votantes vestidos de tricolor con la
misma amabilidad que a los que venían forrados de rojo.
Conocí a Vicente, veterano de batallas
electorales de ARENA, quien junto con Lorena hizo funcionar esta mesa, con su
sentido de humor, su experiencia y su concentración.
Conocí a María Isabel, la representante
del FMLN en esta la JRV 438, una mujer de extraordinaria dulzura y disposición
de trabajo, sin la cual yo hubiera estado perdido en el caos, y que con
suavidad ayudó a ordenar el caos. Durante la jornada se me olvidó por completo
qué partido representaba, por que jamás se expresaba en su actuar.
Conocí a Roberto, con su chaleco amarillo,
con el cual celebramos cada uno de los pocos votos por el CD, “el tío” Douglas
y Roberto Cañas, y que se convirtió, sin que yo se lo pidiera, en mi
subsecretario. Conocí a Erika del PCN, que me hizo masajes para aguantar el
dolor de espalda, a Verónica y Gissela que representaban al PDC y al PSD,
siempre sonrientes, siempre dispuestas a ayudar a quien necesitaba que le
echara una mano. Conocí a doña Flor, que GANA había inscrito como presidenta de
la JRV 438, sin experiencia ninguna, sin ninguna preparación. Sin discusión
alguna, entre todos, sin distinción de colores, actuamos para que nunca se
sintiera incómoda o humillada. Simplemente, Lorena y Vicente asumieron sus
funciones en la mesa, con el apoyo de todos los demás vigilantes y vocales de
todos los partidos. Y doña Flor nos agradeció esto siempre con una sonrisa.
Entre todos nos enfrentamos al caos y al
hecho, que el Tribunal no procura, por nada, que este ejercito de voluntarios
puedan hacer su trabajo en un ambiente adecuado. No tuvimos ni una sola mesa
adecuada para ordenar los montones de papeles a llenar, revisar, y resguardar.
No había ni siquiera sillas para cada uno del equipo, y los que había eran
pupitres para niños que te quiebran la espalda. Ni hablar de la
desorganización, a pesar del esfuerzo sobrehumano de algunos héroes como Erika
Saldaña y Bea Gamero que corrian de una mesa a otra a contrarrestar el caos
creado por un TSE cínicamente incompetente. Hay que decir: esta elección estaba
pésimamente preparada, con un exceso de burocratismo inadecuado y ridículo.
Todo esto lo aguantamos porque decidimos
olvidarnos de nuestras diferencias y comportarnos como ciuadadanos. Quiere
dedicarles a todos ellos esta carta como agradecimiento. No merecen cumplir su
deber ciudadano en estas condiciones infrahumanos. Ustedes merecen mi respeto y
cariño.
Saludos, su amigo Paolo
(Mas!/El Diario de Hoy