lunes, 26 de diciembre de 2005

Carta a Santa

Querido Santa, quiero primero agradecerte el regalo anticipado que nos has hecho: un nuevo director de policía. Cuando yo reclamaba a mi mamá que había pedido a Santa una bicicleta y me apareció como regalo de navidad una enciclopedia, ella me dijo: “Hijo, Santa sabe mejor que nosotros lo que realmente necesitamos.” En aquel entonces, no me convenció mucho, pero hoy sé que tenía razón. No sólo con la enciclopedia (me sirvió bastante, la canjeé para conseguir la bicicleta), sino con lo de la sabiduría de quien conoce mejor que uno las necesidades reales.

Bueno, Santa, lo hiciste otra vez. A saber qué te pidieron los salvadoreños, pero vos dijiste: Lo que necesitan es alguien al cargo de la PNC que actúe. Hace unos pocos días hablé con un oficial de la PNC y me dijo que nunca había sentido tan baja la moral de los policías. Me habló del impacto fatal que tenía sobre la moral dos fenómenos: la corrupción en la dirección y la total ausencia de respuestas, por parte de la dirección, a la alta cuota de policías muertos. “Esto no hubiera pasado con Rodrigo”, me dijo. Sorpresa: No es arenero, es uno de los guerrilleros convertidos en jefes policiales. La cosa es que bajo el mando de Rodrigo Ávila nunca se sintió aislado, sintió que estaban combatiendo la delincuencia. En los últimos años –en la PNC bajo Mauricio Sandoval y, sobre todo, bajo Ricardo Meneses- él y muchos otros oficiales y agentes se sintieron aislados, impotentes, frustrados.

Qué bueno que tú también hayas visto esto, Santa. El nuevo director de policía es el mejor regalo que nos pudiste haber dado. Y el impacto ha sido inmediato: Ayer me encontré con una patrulla de la PNC, con estos agentes a pata que andan en el vecindario. Esta vez, siendo navidad, hubo oportunidad de platicar. Les pregunté como vieron el hecho de tener como nuevo director al viejo conocido Rodrigo Ávila. “Nos va a apoyar más”, dijo uno. “Sí, nos va a aumentar el sueldo”, dijo otro. “No jodás”, dijo el primero, el menos joven de la patrulla, “no estoy hablando del sueldo, estoy hablando de apoyo. Estoy hablando que nos va a devolver el orgullo de ser policía.”
Sacar a Ricardo Meneses no sólo del Castillo de la PNC, sino del país, me parece un piquete bastante bueno, Santa, pero si es cierto que vos escuchas lo que realmente piensa y necesita la gente, tenés que soltar algunos regalos más. Una golondrina no hace verano, y un buen hombre como director no hace buena policía, aunque así como la golondrina anuncia el verano puede anunciar una nueva tendencia.

Entonces, para que lo del nuevo director de la policía haga verano, Santa, te voy a pedir algunos regalos más, tal vez te ayuda en tu difícil tarea de entender lo que necesita la gente... y cumplirles.

Aquí, con toda humildad, la lista, Santa. Por favorcito,

• Que hagan una depuración radical dentro de la policía, pero incluyendo todos los niveles de jefatura.
• Que pongan a los cuadros más calificados al mando de las áreas estratégicas, independiente de lealtades políticas o religiosas.
• Regalale a la PNC un presupuesto adecuado, sobre todo para investigación, servicios científicos, inteligencia policial, medios de transporte, capacitación.
• Hacé que la policía se acerque más a las comunidades: menos rotación, más arraigo.
• Ponele a la par del nuevo director de policía a un nuevo fiscal general capaz, independiente y decidido a volver funcional el triángulo policía-fiscalía-cortes.
• Y, para cerrar la obra con brocha de oro: Que el partido gobernante deje de utilizar el tema del combate a la delincuencia para fines partidarios y electorales. (Deciles que no necesitan jugar con el miedo de la gente para ganar, Santa, tal vez a vos te hacen caso...) No más variaciones del Plan Mano Dura, más profesionalidad e institucionalidad en policía y fiscalía. Tal vez de esta manera se puede llegar a un acuerdo nacional de combate a la delincuencia, la de tatuaje como la de cuello limpiamente blanco.

Sé que es mucho pedir, pero Santa no puede permitir que su regalo anticipado –el nuevo director de policía- quede inútil, mal aprovechado, atado de las manos o mediatizado por otras instancias del gobierno que jalen para otro lado...

Entonces, estimado señor presidente Elías Antonio Saca, con todo respeto, por favor, no se quede a medias.

Atentamente,

Paolo
(Publicado en El Faro)