lunes, 22 de septiembre de 2008

Urge una apuesta legislativa (2)

Tradicionalmente la bancada de ARENA ha sido igual de mediocre y sumisa la del FMLN. Igualmente ha sido incapaz a asumir un rol protagónico en la búsqueda y construcción de soluciones y acuerdos nacionales.

Con un par de excepciones, como Gloria Salguero Gross y Paco Flores, cuando presidían la Asamblea, o como el mismo Rodrigo Ávila, cuando era un diputado incómodo para la dirección de sus fracción, por sus ataques de rebeldía e independencia de criterio.

Con una bancada de mediocres que esperan línea de arriba, ARENA definitivamente ya no puede gobernar. Ni mucho menos ejercer una efectiva oposición, en caso que pierdan la presidencia.
Hay un argumento absurdo que se maneja en los pasillos de ARENA, que va más o menos así: Si ARENA pierde el poder, de todos modos no hay nada que hacer. Y si gana, el presidente Ávila va a necesitar a una bancada fiel a él y al partido.

Dos afirmaciones erróneas. Es la lógica de quienes quieren defender sus cargos y privilegios. Con esta lógica, RodrigoÁ¡vila no llegaría a ninguna parte, ni en el gobierno ni mucho menos en la oposición.

Cualquiera que sea el rol que a ARENA le toque asumir --seguir gobernando o conducir la oposición--, requiere de una bancada de diputados escogida con el criterio de la capacidad de propuesta y de concertar. Diputados escogidos con el criterio de su fidelidad al COENA no les sirven para nada.

Incluso si todo indicaría que Rodrigo Ávila gana la presidencia, este criterio para la selección de diputados queda igual y no pierde importancia estratégico: ARENA necesita convencer a las mejores y más prestigiosas personalidades (dentro de sus filas y en su contorno) que asuman la responsabilidad de cambiar de fondo el trabajo legislativo.

Rodrigo Ávila, quien como presidente del COENA tiene poder de decisión, debe imponer una regla simple: Nadie que se ofrece, nadie que busque los privilegios de una diputación. Sólo gente que cuesta convencerlos de la necesidad histórica de devolverle dignidad al primer Órgano del Estado. Sólo gente que tienen otra cosa que hacer, otra cosa de la cual vivir, pero que son idóneos para una Asamblea que tiene que recuperar su rol de debate, de concertación y de control del gobierno.

Una propuesta legislativa, con un programa legislativo y con personajes con el prestigio de tener capacidad crítica y el valor de aplicarla, ARENA asegura tres cosas en una: el elemento tal vez clave para ganar las elecciones; capacidad de construir gobernabilidad en caso que ganen la presidencia; y en el otro caso que pierdan el poder, aseguran su supervivencia como fuerza política, y la capacidad de ejercer exitosamente la labor de oposición y control del ejecutivo.

Que nadie me diga que no existen personajes para asumir este papel histórico. Es cierto, no están buscando diputaciones. Por lo contrario, costará convencerlos. Precisamente por esto hay que buscarlos.

Ya que este escribano se ha atrevido a proponer, en otra ocasión, un gabinete de gobierno, ¿ por qué no proponer una bancada legislativa? Con nombres y apellidos, porque si no, queda en lo abstracto: Ana Vilma de Escobar, Cecilia Gallardo, Luis Mario Rodríguez, David Escobar Galindo, Elena de Alfaro, René León, Luis Membreño, Gloria Salguero Gross, Evelin Yacir, Eduardo Zablah, Manuel Enrique Hinds, Francisco Bertrand Galindo, Rafael Castellanos, Yolanda de Gavidia, Rafael Barraza, Mirna Llevano, María Eugenia Brizuela, José Héctor Vidal, Guillermo López Suárez, Carlos Quintanilla Schmidt, Federico Hernández Aguilar... Estoy seguro que hay docenas de nombres más que posean la misma capacidad, el mismo prestigio y el mismo grado de independencia.

El hecho que varios de los nombres también salieron en mi lista de gabinete, sólo significa que hay personajes calificadas para ambas responsabilidades. Y que a estos personajes hay que convencerlos que asumen su rol.

Una planilla legislativa donde veamos 10 de estos nombres en los lugares más visibles, significaría que ARENA no es más de lo mismo sino que asume el reto de la apertura y de la gobernabilidad. Si no, pierde. No sólo el poder ejecutivo, sino de una sola vez su viabilidad como oposición.

(Publicado en El Diario de Hoy, Observador Electoral)

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