Monseñor:
Está bien que un dirigente sepa reconocer públicamente cuando se haya metido la pata. Le da incluso más credibilidad.
Pero tampoco se trata de decir: “No estoy de acuerdo, tampoco en contra, sino todo lo contrario” – porque esto sí le resta credibilidad a la Iglesia.
Hace dos semanas usted pidió a la oposición que sólo le apruebe el presupuesto al gobierno Funes bajo la condición que el FMLN antes diera sus votos para la enmienda constitucional que prohíbe los matrimonios gay. Tremenda metida de pata. Era inadmisible querer condicionar el presupuesto, que es de interés de la nación, a un interés particular de la Iglesia.
Para sacar la pata, usted hubiera tenido que mostrar el valor de decir: “También la Iglesia se equivoca. Lo de los matrimonios gay es un asunto muy importante para nosotros, pero fue un error plantearlo como condición para aprobar el presupuesto de la nación. El presupuesto hay que negociarlo, e incluso condicionarlo, pero solamente a asuntos de interés nacional, no a asuntos de interés de la Iglesia.
Pero usted da marcha atrás y dice todo lo contrario. El domingo 3 de octubre dijo a los diputados que aprueban a tiempo el presupuesto, ‘sin revanchismo, sin ‘tratos indignos...’
¡Así tampoco, monseñor! El error suyo no fue que puso condiciones, sino que puso la condición equivocada. Es el deber de los diputados poner condiciones al presupuesto: todas la condiciones que emanan del interés económico y social del país.
Respetuosamente, Paolo Lüers
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