Por primera vez, extraño una cadena nacional.
Este lunes el presidente hubiera tenido que aparecer en cadena nacional golpeando la mesa. Dando a la población un mensaje de confianza. Hubiera tenido que dejar claro que el gobierno no permite que el país se paralice por el miedo a las maras; que el gobierno no permite que bandas de delincuentes decreten toques de queda e impuestos; y que todos -¡todos!- los recursos del Estada serán movilizados para garantizar el libre movimiento de la población en todo el territorio nacional. Todos quiere decir: incluyendo la Fuerza Armada.
Una cosa es la discusión complicada sobre el rol de la Fuerza Armada y sobre el concepto global de la lucha antidelincuencal - y otra cosa es un momento de emergencia, como lo tuvimos anoche, donde hay que interrumpir las discusiones, hablar claro, y actuar.
Un presidente que en una situación como esta no habla, otorga. Otorga autoridad al crimen organizado. Otorga autoridad a los cabecillas de las pandillas. Otorga control territorial a la las maras.
En vez de hablar, el presidente mandó al comisionado Mauricio Ramírez Landaverde a dar la cara por el gobierno. Pero esto es un asunto de gobierno, un asunto político, un asunto del Estado, no es un asunto policial. ¿Qué iba a decir un policia, si su presidente y su ministro de Seguridad no dan la cara y no toman decisiones?
Vamos a seguir discutiendo cómo aprovechar las capacidades de la Fuerza Armada para recuperar el control del Estado sobre todo su territorio, y su capacidad de garantizar seguridad a toda su ciudadanía. Pero anoche hubo la necesidad de ver tanquetas en el Boulevard del Ejército y tropas dentro de las colonias controladas por mareros.
Vamos a seguir en buen rato debatiendo -a lo mejor peleando- hasta que tengamos un plan integral de Seguridad que podamos apoyar e implementar todos: gobierno, ciudadanía y empresa privada. Pero anoche todos hubiéramos apoyado al presidente si hubiera anunciado medidas concretas e inmediatas para evitar que las maras nos ganen la moral.
El silencio fue la peor manera de reaccionar.