sábado, 23 de octubre de 2010

Otra carta al secretario de Cultura de la presidencia


S
eñor secretario Héctor Samour:

Hace dos meses mandé una carta a los músicos de la Orquesta Sinfónica, que empezaba así: “No muchos jefes tienen la suerte que sus empleados sean artistas y le dediquen una obra. ¡Que dicha la del señor Secretario de Cultura de la Presidencia! Ustedes le dedicaron la obra "Obertura a capella dedicada a Héctor Samour" para protestar contra el despido de dos de sus compañeros. Lástima que el señor Secretario no tiene ningún sentido de humor, ni tampoco de justicia social...”

Dos meses después, vale la pena preguntarle a usted: ¿Qué pasó con los dos músicos despedidos por el secretario de Cultura por exigir que el presidente cumpla su promesa? ¿Cómo se habrá resuelto este conflicto en la Orquesta Sinfónica?

Bueno, usted no ha resuelto nada. Los músicos aún no tienen escalafón, y los dos músicos profesionales, que usted mandó al desempleo, no han sido reincorporados, aunque está claro que su despido fue un acto absurdo, autoritario y arbitrario.

Uno de los dos despedidos fue el encargado de toda la orquesta de leer, durante el receso de un concierto, el pliego de peticiones de sus colegas. Si esto es un delito que merece despido, no entiendo porque los trabajadores del Zoológico que, también en una protesta laboral, cerraron el acceso del público al jardín, no fueron despedidos. Ni hablar de los trabajadores de salud que no dejaron entrar a médicos y pacientes a los hospitales.

En el caso del Zoológico, cientos de niños se quedaron frustrados. En el caso de los hospitales, una señora murió. En el caso de la Orquesta, el público recibió la protesta con aplausos...

El otro músico despedido ni siquiera cometió el crimen de hacer uso de la libertad de expresión. Sólo se levantó, durante el concierto, para reponer una cuerda de su violín. Su mala suerte fue que lo vio la titular de una de las direcciones de la Secretaría de Cultura y le mandó a usted un informe implicando al violinista en la protesta...

Y usted no ha sido capaz de corregir este lamentable error que cometió al despedir a dos reconocidos músicos - por nada. Bueno, por la malicia de una soplona mentirosa y por su propio ego lastimado...

Pobre cultura, ¿en manos de quienes estás?

Paolo Lüers

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