martes, 24 de junio de 2014

Carta al presidente de la Corte de Cuentas

Lic. Rosalio Tócchez:
Déjeme decirle: Usted es el presidente más folclórico e incompetente que hemos tenido en la Corte de Cuentas de la República. Y esto significa mucho luego de tantos personajes inadecuados que han desfilado por este cargo, como Ciro Cruz Zepeda, Hernán Contreras, Francisco Merino, y Andrés Rovira.

Quiere decir, antes de que llegara usted, ya estábamos acostumbrado a funcionarios haciendo politiquería con la Corte de Cuentas, chantajeando a alcaldes, protegiendo a presidentes y ministros, dando finiquitos express a unos y negándoles finiquitos a otros.  Luego de llegar los diputados del FMLN y de Gana al colmo de cinismo de poner al cargo de la fiscalización de los fondos públicos al presidente del partido que recibía fondos negros para votar por las iniciativas del gobierno, la Sala de lo Constitucional puso un candado y prohibió que la Corte de Cuentas estuviera en manos de militantes de los partidos. Todos pensábamos que esta era la hora del cambio y que la próxima Corte de Cuentas iba a ser compuesta por profesionales independientes y competentes.
No contamos con la capacidad del bloque oficialista en la Asamblea Legislativa de pervertir cualquier cosa que tocan – ni con la ingenuidad (si no complicidad de los diputados de oposición). No contamos con usted, don Rosalio. Francamente, nos faltaba la fantasía…
Todavía no sé qué parte de los errores de usted se debe a incompetencia profesional, qué parte a un desequilibrio mental, qué parte a corrupción, y qué parte a su menosprecio por los principios de la transparencia. Cuesta creer que usted no esté consciente que no puede extender un finiquito al ex-presidente Funes, con el insólito argumento que él como jefe del estado no ha manejado fondos estatales. Usted sabe perfectamente que, aunque tal vez nunca haya firmado un cheque, como presidente fue el último responsable de las decisiones sobre el uso de más de los 700 millones de dólares que podemos llamar partida secreta, caja chica de la presidencia, maletín negro, fondos discrecionales…
Hechos notorios como el viaje a Disneylandia y el uso privado de carros, relojes, residencias y otros artículos de lujo por parte del entonces presidente de la República, lo obligan a usted a investigar a nombre de quién y con qué fondos fueron adquiridos, antes de ni siquiera pensar en extender un finiquito.
Si sumamos su actitud de guerra sucia contra dirigentes opositores como Ana Vilma de Escobar y Norman Quijano, su insólita campaña publicitaria para promover su candidatura para la siguiente Corte de Cuentas, y el régimen de intimidación al que está sometiendo a los empleados de su institución, llegamos a la conclusión que el supuesto profesional independiente, que los diputados eligieron para cumplir con la sentencia de la Sala, resulta más incompetente y parcializado que todos los militantes partidarios que le precedieron en la Corte de Cuentas.
A esta altura me doy cuenta que la principal crítica hay que hacerla a los diputados que lo eligieron, y no a usted. Usted simplemente hizo lo que corresponde a su personalidad. La culpa es de los políticos que ponen la Corte de Cuentas en manos de un personaje tan desequilibrado como usted.
Tal vez la estadía suya en la Corte de Cuentas era necesaria para que, a partir de la experiencia con usted, cambie la forma de elegir a los magistrados de la Corte de Cuentas. Esta institución no puede seguir siendo parte del botín que se reparten los partidos que forman el bloque oficialista. ARENA y el FMLN han desgastado la institucionalidad del país componiendo Cortes de Cuenta con corruptos e irresponsables. Es hora que ambos ahora se pongan de acuerdo para buscar a magistrados verdaderamente independientes y que les den el respaldo de su voto unificado.
Paolo Lüers
(Mas!/EDH)