Luego de todas las irregularidades que reveló el
recuento de votos en San Salvador no estoy seguro si usted realmente ganó la
alcaldía de San Miguel. Will Salgado documentó, con bastante credibilidad, que
en San Miguel hubo cientos de votos fraudulentos. Así que la ventaja de 607
votos, que le da el escrutinio final a usted, deja muchas dudas.
Pero esto ya es un capítulo cerrado. Will
Salgado ha agotado todos los recursos legales, y usted es el nuevo alcalde de
San Miguel.
Tengo que decirle que, desde que asumió
el cargo, usted me ha sorprendido muy positivamente, con su discurso sensato,
medido y conciliador. El martes lo vi en televisión, y por más que Nacho le
provocó a arremeter contra Will Salgado, usted no cayó en la trampa. Tampoco se
dejó provocar a oportunísticamente desmarcarse de su partido…
Es difícil saber, desde la distancia y
con tan corto tiempo, si sus acciones como alcalde son tan buenos con su
discurso. El futuro lo dirá. Pero su discurso es impecable, no partidario, no
sectario, no prepotente. Usted habló, como pocos funcionarios del FMLN lo hacen:
sin resentimiento, sin confrontación, sin imposiciones, estrechando la mano a
los empresarios, invitándolos a participar como socios iguales en la
construcción del plan de desarrollo económico y social de la ciudad.
Por primer vez en años veo un liderazgo
diferente en el Frente: alguien que se desmarca del discurso de la dirigencia
de su partido, pero sin el oportunismo de otros que tratan de levantar su
imagen personal desmarcándose de su partido, escondiendo sus convicciones
detrás de una pantalla de “nuevas ideas”, abandonando los colores del partido.
Usted me da la impresión que tiene la
intención de trabajar dentro del partido, renovándolo, y no a la par del
partido, usándolo sólo como vehículo para llegar al poder. Todo el discurso
renovador de Mauricio Funes cayó en vano, porque ni siquiera hizo el intento de
provocar la renovación del FMLN. Su arrogancia lo hizo creer que desde Casa
Presidencial, sin ensuciarse las manos con debates y luchas dentro del partido,
se podía producir “el cambio”. Por esto, Funes se fue del poder sin haber
cambiado, ni en lo más mínimo, la izquierda salvadoreña. No deja huellas, no
deja legado, no marcó ninguna tendencia en el partido.
Aunque tal vez es demasiado temprano para
juzgar, pero observando a Nayib Bukele en campaña y ahora asumiendo la alcaldía
de San Salvador me lleva a pensar que con él pasará lo mismo. No sé si va a ser
buen alcalde o no, pero operando a la par y no adentro del FMLN no va a aportar
nada a la necesaria renovación de la izquierda…
La renovación del FMLN es igual de urgente que la de ARENA, si queremos progresar en este país. Y la renovación tiene que ir de la mano con nuevos liderazgos. Usted me da la impresión que lo sabe.
Si usted va en este camino, va a
encontrar obstáculos e incluso enemigos en su propio partido. Pero me consta
que hay muchos dentro y fuera del Frente que esperan nuevos liderazgos que sean
creíbles y consistentes, porque están cansados de tener que apostar a falsos
líderes y vendedores de humo, que al fin no son más que oportunistas. Mauricio
Funes ha defraudado todas las expectativas de cambio que despertó. Oscar Ortiz
ha aceptado la vicepresidencia como exilio dorado. Quedan usted y Nayib. Y el
último ya ha dejado claro que se siente encima del trabajo terrenal de empujar
a un partido, desde adentro, a su modernización.
En
este sentido, le deseo mucha suerte, alcalde. Saludos, Paolo Lüers
(Mas!/El Diario de Hoy