Estimadas diputadas:
A ustedes dos
les tocará presidir la nueva Asamblea Legislativa. Y no solo presidirla,
sino volver a darle dignidad y credibilidad. Tamaña tarea, luego del
reino de Sigfrido…
Me encanta la idea que esta misión casi
imposible la entreguemos a dos mujeres. Démosles chance a las mujeres, a
ver si pueden arreglar lo que los caudillos arruinaron.
Para que
ustedes dos, Lorena Peña, del FMLN, y Ana Vilma de Escobar, de ARENA,
lleguen a dignificar la nueva Asamblea, más allá de simplemente
administrarla, se requiere de mucho más que un pacto interpartidario de
repartición de poder. Y mucho más que el tradicional arreglo de "año y
medio vos, año y medio yo". Tienen que inventarse una manera de presidir
la Asamblea, durante 3 años, de manera colegiada. Hay que romper el
presidencialismo que Sigfrido Reyes ha llevado al borde de la tiranía.
Hay que romper con la fatal costumbre que la persona que preside la
Asamblea, aproveche su turno para favorecer a su partido.
Para
cambiar esto, urge que los dos partidos grandes se dejen de pajas y de
sus sueños hegemonistas que de todos modos no son realistas. ARENA y
FMLN tienen la responsabilidad de sentarse y ponerse de acuerdo de cómo
hacer funcionar el país en los próximos tres años: cómo le van a dar una
gobernabilidad basada en la búsqueda de coincidencias y en la capacidad
de administrar bien las diferencias.
El parlamento es, en teoría,
el lugar idóneo para identificar las coincidencias y para debatir las
diferencias - y para así generar gobernabilidad y al mismo tiempo
transparencia y credibilidad. Para que esta tarea se convierta en
práctica, requiere de un nuevo tipo de liderazgo parlamentario. Este
liderazgo lo está reclamando el país.
De todos modos, ¿cuál es la
alternativa? Mujeres como ustedes dos no pueden permitir que por falta
de madurez de los partidos mayoritarios la presidencia de la Asamblea
caiga en manos de hombres como Francisco Merino o Guillermo Gallegos.
Sería una vergüenza para todo el país.
El balance y contra balance
que generó el pueblo en estas elecciones abre la posibilidad (y pide a
gritos) a hacer algo diferente y audaz. No repartir el poder, sino
buscar la fórmula de ejercerlo de manera conjunta, colegiada,
responsable, consciente y respetuoso de las contradicciones ideológicas,
pero también de la necesidad de buscar soluciones a los problemas de la
gente.
Tengo años de conocer a ustedes dos como mujeres de
fuertes convicciones, pero también de mentes abiertas, y de un sólido
fundamento ético y humano. Por esto me convence esta fórmula de poner a
ustedes dos a presidir la Asamblea, rompiendo con el machismo, el
caudillismo y el presidencialismo. Cada una va a tener su turno en la
silla presidencial de la Asamblea, pero no serán dos períodos con dos
estilos y destinos diferentes: asumirían desde el primer día hasta el
último un liderazgo compartido. Ambas solo pueden ganar con esta
experiencia nueva, igual que ambos partidos y el país.
¿Por qué
ustedes dos? Porque tienen liderazgo, cada una en su partido y frente a
la ciudadanía. Además, para un proyecto tan audaz como el que yo les
planteo, se requiere de una fuerza ética e inteligencia emocional que no
todos los líderes partidarios tienen. En el FMLN no veo a nadie más que
vos, Lorena, que me haga pensar que ejercería este cargo
sustancialmente diferente a Sigfrido. En ARENA está Norman, que tiene
toda la calificación y experiencia para presidir la Asamblea, pero no
necesariamente para superar el presidencialismo.
Voy con ustedes dos, señoras. Es su hora. Ojalá que sus partidos tengan el valor de apostar por esta solución. Saludos, Paolo
(Mas!/El Diario de Hoy