No todo es negro. El país va mal, su
economía va mal, pero no todo está condenado a ir mal. Que nadie se deje
desanimar.
Hizo furor una frase que citaron a Raúl
Mijango: “Los jóvenes salvadoreños solo
tienen dos opciones: irse a EE.UU. o hacerse pandillero.” O lo citaron mal, o
mi amigo Raúl metió la pata diciendo semejante cosa. Ni siquiera es cierto para
los jóvenes en las comunidades marginadas, y mucho menos para la juventud
salvadoreña en general. Me consta que subjetivamente para muchos es cierto y
lamentablemente muchos jóvenes lo ven así - y terminan en una cárcel
salvadoreña o un centro de detención de la migra en México o Estados Unidos.
No todo
es negro. Y esto significa que tampoco es todo o blanco o negro. Ustedes, los
jóvenes con ganas, ideas y capacidad de lanzar proyectos emprendedores, están
en medio de lo blanco y lo negro, en algún punto de la escala de grises. Pueden
tener éxito, así como pueden fracasar. Pero a pesar de tantas malas noticias y
condiciones, nunca hay que asumir de antemano el fracaso.
El otro
día me trajeron a mi negocio pruebas de sus productos los bichos de una panadería
que surgió en el contexto del proyecto ‘Comunidades Sostenibles’ que estamos
implementando los empresarios de la Escalón. Me trajeron panes de alta calidad
que nadie más, ni las empresas grandes de pan, producen en El Salvador. Con el
apoyo de apoyo empresarial se consiguieron los
equipos, y la Cámara de Comercio Alemana-Salvadoreña les facilitó, por dos
meses, a un panadero retirado de Alemania. Posiblemente en varios restaurantes
de la Escalón vamos a ofrecer pronto diferentes panes de calidad alemana. Los
bichos de esta panadería, si se ponen las pilas, pueden lograr llenar un nicho
del mercado. No será fácil, pero tampoco imposible. Veo un gris bastante
clarito…
Hablando
de calidad alemana, pero hecho en El Salvador: Ya probé los cuatro diferentes
estilos de cerveza que una joven salvadoreña, Ceci Cruz, va a lanzar al mercado
muy pronto. Quedé impresionado y convencido que esta joven empresaria tendrá
éxito. Tan es así que La Ventana se apuntó para ser parte de este éxito: Vamos a lanzar estas cervezas de calidad alemana,
pero made in El Salvador, en La Ventana. ¿Qué pasó con esta bicha? Tuvo la
suerte de conseguir una beca en la Universidad Técnica de Berlin para estudiar
bioquímica. Una vez allá se enrolló en la carrera de cervecería. Me van a
disculpar mis amigos de Baviera, pero la carrera de maestro cervecero en mi
alma mater en Berlin es una de las mejores del mundo. Ceci se graduó con honores,
y en vez de aceptar la muy atractivas ofertas de trabajo en Alemania, decidió
regresar a El Salvador. Sin mucho capital para invertir, comenzó a construir,
con apoyo de su familia, su propio equipo para hacer cerveza como Dios manda.
Dios en este caso es la histórica Ley de Pureza que rige la industria cervecera
alemana. Sus productos –cuatro tipos de cerveza calidad alemana- responden al estándar
alemán, y si ella logra adaptarlos al gusto de los salvadoreños, tendrá éxito.
Y de repente, a la par de Cadejo y la marca (todavía secreta) de Ceci,
tendremos en El Salvador lo que ya existe en muchos países: cervezas artesanales
de alta calidad, hecha por emprendedores que no se resignan…
También
he conocido a una pareja de profesionales que se han metido en la cabeza
iniciar una producción agrícola. Puertas que tocaron en instituciones
estatales, quedaron cerradas. Igual en varios bancos. Pero no se rindieron: Con
apoyo de FUSADES, un estudio de mercado y un plan de negocio – resulta que su sueño
sí tiene factibilidad, hay mercado, hay tecnología nueva que pueden introducir.
Hablaron con un empresario exitoso, que a su vez empezó con una idea que todos
calificaron como locura, y ya tienen abierto el canal de exportación y distribución
en Estados Unidos. No sé si van a lograr su sueño, pero están decididos a
lanzarse.
Podría
enumerar docenas de ejemplos más. Algunos de fracaso, porque nadie creyó en la
idea, otros de éxito, y otros que están por verse. Hay de todo, de blanco a
negro, pasando toda la escala de claroscuros. Al fin, lo que decide es la
voluntad, la audacia, la persistencia.
Que
nadie se rinda de antemano, por favor. Saludos, Paolo Lüers
(Mas!/El Diario de Hoy)