sábado, 17 de mayo de 2008

Disyuntiva para Funes: esconder el cáncer o erradicarlo

Cuando el 5 de julio de 2006 el activista del FMLN, Mario Belloso, aprovechó una manifestación de estudiantes para apostarse con un M-16 frente a la UES y asesinar a dos policías, participé en “Compromiso Ciudadano”, una iniciativa de intelectuales, religiosos, académicos, rectores, artistas, profesionales y dirigentes sociales que emplazó públicamente al FMLN desautorizar y condenar, de una vez por todo, el uso de la violencia política.

La primera reacción oficial del FMLN fue negativa y agresiva: Negaron enfáticamente cualquier vínculo entre la Brigada Limón de Belloso y el FMLN; por lo tanto, dijeron, no tenían porque asumir una posición autocrítica y de distanciamiento; más bien acusaron a los medios y a los firmantes del “Compromiso Ciudadano” a dirigir una campaña sucia contra su partido.

Pero hubo otros en el FMLN que nos dijeron, privadamente: Por favor, sigan presionando, eso nos ayuda a exigir un debate serio adentro del partido y aislar a los sectores que siguen jugando con la violencia política.

A las dos semanas, cuando ya eran evidentes e innegables los vínculos entre la Brigada Limón de Belloso con algunos dirigentes y alcaldes del FMLN, los promotores del debate y de un claro compromiso con la no-violencia su impusieron en el FMLN. El partido, al fin, hizo una declaración de principios, dejando cero espacio dentro de sus filas a grupos y tácticas violentas. Enhorabuena.

¿Les parece conocida esta historia? Correcto, es exactamente lo que está pasando ahora en el FMLN, ante las evidencias de la vinculación que dirigentes del partido mantienen con las FARC. Vinculación en serio, no como tratan decirnos “Nos conocemos, hemos platicado con las FARC, ¿y qué? ¿Todos los que han hablado con las FARC son terroristas?”

No, estamos hablando de vínculos entre gentes y proyectos políticos que comparten una visión y que se apoyan mutuamente.

Las reacciones oficiales del FMLN son las mismas que después del 5 de julio: negar o minimizar los vínculos; declararse victima de campañas sucias de la derecha, atacar a los medios y a los intelectuales de izquierda que exigen al FMLN una posición clara.

No extraña tanto que la dirigencia del FMLN tome esta posición. Es una dirigencia conservadora, a la cual le cuesta despedirse de conceptos y retóricas históricas, aunque ya sea hayan vuelto obsoletos y convertido en obstáculos para ellos mismos. Lo que sí extraña es que Mauricio Funes, el hombre que supuestamente quiere cambiar y moderar al FMLN y hacerlo apto a gobernar, tome la misma posición defensiva, vacilante, intransigente. Para Funes, las revelaciones sobre los vínculos con las FARC podrían ser la palanca que le faltaba para transformar al FMLN. En vez de defender a “Ramiro”, debería exigir su exclusión de la dirigencia.¿Tendrá las agallas para hacerlo? Esta es la pregunta de fondo.

(Publicado en El Diario de Hoy, Observatorio Electoral)