sábado, 5 de septiembre de 2009

Carta a los asesinos del fotógrafo Cristian Poveda


No se cómo se saludan ustedes. No importa. No es tiempo de cortesías.

Ustedes mordieron la mano amiga que Cristian les extendió. Él quiso mostrar al mundo el rostro humano de ustedes. Resulta que no lo tienen. Le mostraron su rostro verdadero, y no es humano: Cuatro plomazos en la cara no son manera de decir gracias.

Cristian quiso convencer al gobierno que les dé a ustedes una tregua, que negocie con las maras. Mala idea. Muchos le dijimos que esto no funciona, que él estaba jugando con fuego...

A ustedes tampoco les gustó la idea de abandonar la violencia y negociar la paz. No les gustó que alguien viene a tomarles fotos y después decirles qué tienen que hacer. Pero, ¿por eso lo tuvieron que matar? Le hubieran dicho que se vaya al carajo, que deje de hablar a nombre de ustedes... - ¿pero por qué ejecutarlo?

No me digan que ustedes, los meros meros machos, se sintieron amenazados de un tipo con una cámara que hablaba de paz. ¿Van a matar a todos los curas y pastores que hablan de paz y rehabilitación?

¿Qué mensaje querían mandar a todos nosotros? Ninguno, supongo. Sólo que matan porque les permitimos que maten.

Paolo Lüers

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