Rodolfo Parker se ganó mi respeto por la forma cómo rescató y reconstruyó el PDC, hecho pedazos por toda una sucesión de oportunistas, desde los ‘históricos’ y ‘herederos’ de Duarte hasta sinvergüenzas como Ronald Umaña y René Aguiluz.
Se ganó mi respeto por la forma cómo abrió la Democracia Cristiana hacía personajes de la izquierda democrática como Ana Guadalupe Martínez, Carlos Molina (el alcalde del puerto La Libertad), el dirigente santaneco Orlando Mena, Sebastián Alejo y otros...
Se ganó mi respeto por la manera cómo abrió espacio para la juventud, con el resultado que hoy el PDC cuenta con el contingente de profesionales jóvenes más consolidado y prometedor de todos los partidos salvadoreños.
Rodolfo Parker es de la gente excepcional, con los cuales no cuesta mantener amistad a pesar de discrepancias de carácter ideológico y político. Nunca he compartido con Rodolfo Parker su conservadurismo religioso, pero esto nunca nos ha impedido mantener la relación de respeto. Esta relación resulta aún más sólida y valiosa debido al hecho que en tiempos de guerra estuvimos en campos opuestos, él como asesor del alto mando militar, yo como asesor de la dirigencia del ERP. Lo que nos unió –como a muchos otros salvadoreños– fue la experiencia compartida dentro del proceso de paz.
Es por esto que, a pesar de muchos errores que cometió (sobre todo el reclutamiento de figuras de dudosa reputación como Will Salgado, Francis Zablah, “Chicho”), siempre he defendido a Rodolfo Parker, cuando fue sujeto de ataques viscerales de parte de muchos, incluso muchos de amigos míos, tanto en el CD como en el gremio periodístico. Lo seguiré haciendo, porque estoy convencido que es un hombre honesto y decente.
Habiendo dicho todo esto, voy a explicar porqué pienso que Rodolfo Parker debería renunciar a la dirigencia de su partido. Debe apartarse, porque es insostenible e inaceptable su posición frente al fallo de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia que declara inconstitucional la prohibición de candidaturas independientes y las listas cerradas para diputados. Es dañino para su partido y para la democracia. Rodolfo Parker se ha metido en un callejón sin salida, agarrando un berrinche irracional con los magistrados de la Sala, acusándolos a violar la Constitución, y promoviendo la idea que la Asamblea no debería acatar el fallo. Esta es una posición inaceptable para el dirigente de un partido democrático.
No entiendo porque Rodolfo Parker tomó el fallo de la Sala como un ataque personal. Tal vez sea porque ha tenido un papel clave en las complicadas negociaciones que llevaron a romper el empate y elegir a los nuevos magistrados. Tal vez sea porque Parker se sienta defraudado por los magistrados, ya que él ayudó a convencer a ARENA a que pierda el miedo a tener magistrados independientes y de corte progresista.
Tal vez la actitud irracional de Rodolfo Parker se explica porque el fallo explícitamente parte de una profunda crítica a la manera cómo las cúpulas partidarias (incluyendo el PDC) han manejado el control sobre la selección de las candidaturas y, por ende, sobre los diputados.
Pero es una crítica fundamentada y constructiva. No atenta contra la institucionalidad de los partidos políticos, sino contra los abusos que han provocado la erosión de la confianza de los ciudadanos en los partidos. Atenta –esto sí– contra el poder y control absolutos de las cúpulas partidarias. Abre el camino a la democratización de los partidos. Obliga a tomar este camino.
Quien se opone, de esta manera tan irracional como lo hace Rodolfo Parker, al fallo de la Sala y sus consecuencias para los partidos, se vuelve obstáculo para el fortalecimiento de la democracia representativa. La reforma política (incluyendo las reformas electorales que emanan del fallo de la Sala; la ley de partidos políticos; la implementación de primarias para definir candidaturas) es instrumental para la defensa de la democracia contra las tentaciones del populismo y del autoritarismo disfrazado de ‘democracia directa’.
Quien se vuelve obstáculo en el proceso de la reforma política, debe apartarse y dar espacio a nuevos liderazgos aptos y dispuestos a conducir a los partidos en el camino de la transparencia y la democracia interna. Rodolfo Parker ha construido, dentro y alrededor de la Democracia Cristiana, estos nuevos liderazgos. Ha creado las condiciones para un relevo no traumático, sino constructivo. Es la hora de cosechar los frutos de todo este esfuerzo de rescatar a un partido que hace pocos años ya estaba en coma. De esta manera, la Democracia Cristiana podría jugar un papel importante en las batallas políticas que se avecinas: las batallas históricas para defender la democracia por la vía de la reforma.
¿Es muy duro que le pido a Rodolfo Parker que renuncie de su cargo como secretario general del PDC? Bueno, más que la renuncia le estoy pidiendo dar paso al relevo generacional y político en su partido. Relevo que, de paso sea dicho, también es urgente en ARENA y el FMLN. Tal vez aún más.
(El Diario de Hoy)