martes, 1 de marzo de 2011

¿Un director de zoológico de confianza del presidente?

Nuestro sistema de administrar la cosa pública confunde sistemáticamente Estado con gobierno o ejecutivo.

¿Cuál es la razón de que el presidente de turno nombre y quite (a su gusto, criterio, y conveniencia política) a funcionarios como el presidente de la CEL o el director general del Seguro Social? Estas son instituciones supuestamente autónomas que tienen su propio gobierno, al igual que la Lotería Nacional, el Centro Nacional de Registro...

El Seguro Social está siendo sostenido por los aportes de empleados y empleadores, y no hay ninguna razón lógica de concebirlo como parte del ejecutivo ni de supeditarlo a lineamientos del presidente o del partido de gobierno.

La CEL es una empresa estatal, en cuya junta directiva el gobierno debe estar representado, pero de igual manera deberían estar representados los partidos políticos en proporción de caudal electoral. Poner y quitar presidentes o directores de las autónomas no debería ser una competencia de Casa Presidencial. Ni regañarlos. Igual autonomía deberían tener los medios de comunicación estatales, si queremos que tengan algún sentido que existan.

Los directores de la televisión pública y de la radio nacional no pueden ser supeditados a Casa Presidencial, deben tener un estatus comparable al rectorde launiversidadestatal.Losmediosestatales(endemocracias que no confunden estado con gobierno) tienen juntas directivas con representación del gobierno, los partidos, las iglesias, los gremios empresariales y sindicales, las universidades. No están supeditados a decisiones del gabinete de gobierno, ni de la secretaría de comunicación de la presidencia, sino exclusivamente a su junta directiva, la cual representa a la sociedad entera.

Por esto, la BBC de Gran Bretaña, la televisión pública de Alemania o España, o PBS de Estados Unidos no sonmedios gubernamentales, sino medios públicos, que juegan un importante papel en la fiscalización crítica de la gestión gubernamental.

El primer ministro de Gran Bretaña que quisiera sustituir o influir al director de la BBC, terminaría derrocado... Pero en El Salvadorsomosextremos: aquí hasta los directores de los teatros, de los museos y del zoológico son empleados de Casa Presidencial.

¿Qué razónpuede existirpara considerar que el director del museo de antropología o del zoológico tengan que ser personas de confianza del presidente de la República? ¿O del secretario de cultura que a su vez es de confianza del presidente? Una idea así causaría risa en otros países, aquí lo sentimos normal. Hay que empezar a discutir una reforma del estado que reduce al ejecutivo a sus verdaderas responsabilidades y que libere del control de los gobiernos de turno las áreas del estado que mejor pueden cumplir sus tareas siendo autónomos.

Porque teniendo autonomía no sólo se liberan de las tentaciones de convertirse en instrumentos de políticas partidarias, también ganan capacidad de desarrollar conceptos y planes estratégicos a largo plazo, independientemente de quién controle transitoriamente el ejecutivo.

Así como, por suerte, la Fiscalía General de la República es independiente del ejecutivo, podría evaluarse si estaríamos mejor si tuviéramos en la PNC una institucionalidad más sólida, por ejemplo creando un mecanismo de nombramiento del director general que no dependa de la voluntad del presidente de turno. Los nicaragüenses están bien contentos que una de las pocas instituciones del estado, que hasta ahora no está bajo control directo de Daniel Ortega, es la policía.

Si Ortega tuviera la capacidad de despedir a la directora general de la policía, su poder sería total. Si aquí en El Salvador la PNCy sus dirección profesional tuviera un mayor grado de autonomía,muchos de los erroresquehan cometido los gobiernosdeFranciscoFlores, Antonio Saca y Mauricio Funes en seguridad pública tal no hubieran encontradomás resistencias ymás filtros.

Tal vez tuviéramos una policía más profesional y menos afectada por divisiones ideológicas y partidarias. Abramos el debate sobre los diferentes grados de autonomía que necesitan muchas instituciones públicas. Abramosel debate sobrecómoprofesionalizar estas instituciones, cómo protegerlas de los altibajos políticos y los pleitos partidarios.

Abramoseldebate sobre lamanera comonombramos a los funcionarios que dirigen estas instituciones. Algunos, obviamente tienen que ser de confianza del presidente. Otros, no. Algunos pueden ser elegidos por la Asamblea, así como es el caso de las elecciones de segundo grado para Fiscalía,Procuraduría General, magistrados electorales, Corte Suprema, Corte de Cuentas, Procuraduría de Derechos Humanos.

Otros pueden ser nombrados por el presidente pero con confirmación de laAsamblea Legislativa, comoes la regla en EstadosUnidos. Otras instituciones, como la Televisión Pública y el Seguro Social, necesitan su propio ente legislativo que lo supervisa y elige a sus presidentes.

Otra, como Concultura, nunca debería haberse transformado en una secretaría de la presidencia, sino más bien en un ente autónomo como la Universidad Nacional. No tengo propuestas para cada caso. Hay que abrir el debate y el análisis para preparar una reforma del estado. Lo que sí estoy convencido es que ahora hay una confusión peligrosa entre estado y ejecutivo.

(El Diario de Hoy)