martes, 17 de marzo de 2009

Primeras reflexiones poselectorales

I
Sin abandonar por nada mi posición crítica al proyecto Funes, felicito a los arquitectos de esta victoria electoral. Han mostrado que tienen estrategia. Han mostrado que saben comunicarse con las inquietudes y las frustraciones de la gente. Han mostrado capacidad de administrar bien sus diferencias internas. Han mostrado que se atreven a hacer alianzas audaces. Han mostrado pragmatismo, no permitiendo que su campaña se enrede en asuntos ideológicos...
Todas esas capacidades son básicas para poder gobernar. En cada una, le han ganado a ARENA...


II
Los que realmente merecen felicitaciones son los miles de mujeres o hombres –muchos ex combatientes que han sido la columna vertebral del FMLN histórico de la guerra– que hoy ven realizado su sueño. No el sueño de la revolución y del socialismo, sino de la justicia social. Con los Acuerdos de Paz lograron poner fin a la represión y conquistar la democracia y la libertad, pero quedó insatisfecho el sueño de la justicia.
Por más capacidad estratégica que hayan mostrado los arquitectos de esta batalla electoral, nunca la hubiera ganado ni Funes ni el aparato partidario sin la entrega, la capacidad de movilización y el enorme prestigio moral que invirtió este contingente histórico a la campaña.
Ellos sí merecen esta victoria. Ellos merecen este día de sentirse ganadores, tomados en cuenta, protagonistas, poderosos...
Ojala que los miles de luchadores genuinos que hay en las filas del Frente sepan defender esa victoria y sus sueño de justicia contra los peligros del autoritarismo y de un nuevo juego político con la pobreza y los pobres para revivir un socialismo obsoleto...

III
No es cierto que esa elección muestra que el país está dividido en dos polos que representan 50% cada uno. Eso es el resultado electoral, pero no refleja la realidad nacional.
Entre los polos antagónicos ARENA y FMLN, quienes son fuertes y representan cada uno una tercera parte de la población, hay otro tercio que no pertenece a nadie. Esos cientos de miles de votantes dan su voto al mal menor, pero no son protagonistas de la polarización. A veces inclinan la balanza electoral hacía ARENA, a veces hacía el FMLN.
Hoy votaron en proporciones casi iguales por Funes y por Ávila, pero siguen teniendo mucho más coincidencia entre ellos que con los partidos por los cuales votaron.
Ese ‘centro’ vota por FMLN o ARENA, porque no tiene expresión partidaria propia. Mientras el FMLN insiste en la transformación revolucionaria y ARENA en la conservación del estatus quo, en medio hay un universo de gente de izquierda y de derecha que quieren reformas.
Algunos confiaron más en el discurso y programa reformistas y centristas de Funes, otros más en el discurso y programa también reformistas y centristas de Ávila, pero en el fondo saben que ambos no son reformistas.
Esta consideración pone en la agenda nacional, con urgencia, la construcción de un proyecto genuinamente reformista que aglutine a los sectores de derecha desafectados del conservadurismo de ARENA y los sectores de izquierda desafectados con el FMLN que sigue anclado en conceptos obsoletos de revolución, anticapitalismo y socialismo.
Si no surge esta opción, en pocos años estaremos nuevamente ante la perversa disyuntiva de elegir entre dos partidos con planteamientos obsoletos.


IV
En política no persiste vacío. Siempre alguien lo llena. El ‘centro’ político históricamente ha sido débil en El Salvador, por lo menos orgánicamente. Hoy la polarización extrema y falsa entre dos polos obsoletos –FMLN y ARENA– terminó de debilitar, dividir, tal vez destruir las opciones centristas. La perversa fuerza centrífuga de la polarización les ha robado identidad e independencia.
Sin embargo, por lo menos una tercera parte del electorado (si no la mayoría) comparte el concepto de reforma. No busca revolución, no quiere conservar las cosas como son, quiere reforma. Quiere asentarse en el centro, no en los polos del esquema polarizante. Y no tiene proyecto político.
Este vacío, ¿quién lo va a llenar? Esa será, para mi juicio, la pregunta estratégica a partir de estas elecciones.
Si no surge una fuerza genuinamente reformista, uniendo a centroizquierda con centroderecha, el centro lo llenará el FMLN con Funes y sus amigos. En este caso, la derecha se quedaría aislada e impotente. Y el FMLN cumplirá su sueño histórico: un Frente Amplio bajo su dirección, con fuerte presencia en el centro e incluso en la derecha. Y además gobernando...

V
ARENA ha tratado de moverse al centro y a ocupar este espacio estratégico, con el planteamiento de país justo, de un gobierno ciudadano, y con un programa electoral explícitamente reformista.
El problema es que se ha quedado corto - ¡y por eso perdió! ARENA ha tratado de proyectarse como fuerza de reforma sin abandonar su carácter conservador. ARENA a tratado de abrazar causas progresistas sin abandonar sus raíces reaccionarias. Por esto perdió. No logró ocupar el centro y el reformismo porque quedó anclado en su conservadurismo.
Mucha gente que no tiene nada en común con el FMLN, terminó votando por Funes, porque mejor logró proyectarse como el hombre abierto a las reformas y al centro.
Al fin, el miedo a que con ARENA todo siga igual resultó más poderoso que el miedo al cambio revolucionario que también existe. ¡Que ironía!: Funes ganó la campaña del miedo...

VI
Si hay conclusión de todo esto (provisional, porque requiere de mucho más discusión), es esta: Lo que precisa no es cerrar filas opositoras contra el gobierno del Frente. Precisa que los partidarios de la reforma exijan a los dos, ARENA FMLN, de ejecutar las reformas que ambos prometieron en materia electoral, fiscal, fortalecimiento institucional, seguridad.
Y precisa que los reformistas ocupen el centro que les perteneces y se constituyen como opción política que puede aglutinar a esta mayoría oculta que no quiere ni revolución ni la conservación del estatus quo.
Esta nueva opción necesita tener la independencia y capacidad para apoyar al gobierno Funes cuando promueve reformas necesarias, y para apoyar a ARENA cuando se trata de parar cambios y rupturas peligrosas promovidas por el FMLN.
Muchos areneros preguntarán: ¿Realmente es necesario y conveniente una fuerza nueva, con el riesgo de debilitar a ARENA y dividir la oposición? Creo que sí. A menos que ARENA suelte sus anclas en el pasado y en el conservadurismo y haga lo que no se atrevió en esta coyuntura electoral: transformarse totalmente, reinventarse como fuerza reformista, abandonar su pasado conservador, con todo y himno y busto del mayor. Para ser franco, no me parece realista. Mejor que ARENA ocupe su lugar en la derecha y deje espacio para que se aglutine el centro.

(El Diario de Hoy, Observador Electoral)