lunes, 12 de julio de 2010

Carta a José Luis Figueroa, nuevo embajador salvadoreño en Nicaragua

Estimado embajador:

¡Felicidades! Te nombraron embajador, porque fuiste un fracaso como secretario de comunicaciones de Cancillería. Y porque no hubo otra forma de deshacerte de vos. Demasiado bien conectado en los círculos internos del Partido Comunista.

¿No te da pena, hombre? Mire cómo explican tu nombramiento en la pagina Web oficial del ministerio: “Cuenta con estudios en Ciencias Políticas en Moscú y La Habana. ‘El embajador Figueroa residió por algunos años en Nicaragua por lo que cuenta con un conocimiento preciso de la realidad de dicho país’, manifestó el canciller Martínez.”

“Estudios en Ciencias Políticas en Moscú y La Habana” - ¿esto es la calificación para que uno llega a ser embajador en el gobierno de la meritocracia? No me jodan. ‘Ciencias Políticas’ es una materia basada en análisis, razonamiento, filosofía y ética – a menos que uno lo haya estudiado en la Unión Soviética o en Cuba. Ahí es doctrina y el arte de la dominación...

Que a tu jefe, el canciller, no se le ocurra otra explicación para tu nombramiento que decir “residió por algunos años en Nicaragua”, es suficiente humillante para no aceptar el cargo. Si es así, no sé cómo han escogido al embajador en Washington entre dos millones de compatriotas calificados que “cuentan con un conocimiento preciso de la realidad de dicho país”.

Luego de tu nefasto rol como jefe de comunicaciones en Cancillería; luego de todos los atropellos contra tus colegas y súbditos, los profesionales de comunicación de Cancillería; luego de crear un clima de desconfianza y terror entre los empleados del ministerio... ¡te nombran embajador! Para deshacerse de un dolor de cabeza, están cultivando úlcera.

Salúdame a los chochos, a Daniel y la Chayo, Paolo Lüers

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