Estimados amigos:
¿Cómo se atreven a invitar El Salvador a Roberto Micheletti? ¿No saben que es el malo de la película hondureña del 2009?
Ahora aténganse a las consecuencias: el regaño del presidente. ¡En su propia casa, en su propia cara, en la inauguración de la Torre Pedregal, tuvieron que aguantar la vergüenza que el excelentísimo señor presidente les escupe una puteada de cantina! Llamándolos golpistas.
Y como nadie de ustedes fue a Casa Presidencial para pedirle disculpas al mandatario y para asegurarle que ustedes no están tramando ninguna de desestabilización a su gobierno, el pobre tuvo que malgastar su discurso de anfitrión en la reciente cumbre centroamericana para volver a regañar a sus empresarios: “Existen todavía sectores políticos, económicos y militares que justifican las prácticas golpistas y que han manifestado públicamente su apoyo a liderazgos que violentaron el sistema democrático.”
Ustedes tienen la culpa que nuestro presidente tuvo que romper el protocolo y hablar, frente a sus colegas presidentes, de sus pleitos internos con unos empresarios tercos que siguen insistiendo que Roberto Micheletti, lejos de ser golpista, salvó Honduras del deslice hacia el socialismo del siglo 21 importado desde Venezuela...
Imagínense la pena para el señor presidente: Tuvo que reconocer frente a los presidentes centroamericanos que no le hacen caso sus empresarios.
Entiendan el mensaje, señores: en vez de invitar a Micheletti, hubieran invitado a Manuel Zelaya o a Daniel Ortega, para dar conferencias magistrales sobre cómo modificar la constitución para preparar el terreno para la reelección presidencial...
El problema es que ustedes no entienden que nuestro país ha sufrido un cambio: ahora sólo se puede hacer lo ‘políticamente correcto’. Y lo que es ‘políticamente correcto’ se define en consenso entre Casa Presidencial y la UCA.
Claro, todavía es un país libre. Todavía uno puede disentir de lo que ellos declaran ‘políticamente correcto’. Todavía se puede decir que el verdadero golpista en Honduras era Zelaya. Por supuesto, con el peligro de recibir otra puteada de parte del presidente de la República...
Les saluda Paolo Lüers